Evidencia de Lectura Creencias Nucleares

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CREENCIAS NUCLEARES

Investigaciones psicológicas del Dr. Aaron Beck.

Obra: La Terapia Cognitiva.

Tal vez sepamos que la psicología cognitiva es una rama de la psicología que se ocupa de los procesos a través de los cuales el individuo obtiene conocimiento del mundo y toma conciencia de su entorno, así como de sus resultados. Tal vez no y sea algo nuevo para nosotros. Pero lo que en verdad no sabemos es que las “cogniciones” sean ideas constructo personales, creencias, imágenes, atribuciones de sentido o significado, expectativas.

Por ello es que Aaron Beck, en su libro La Terapia Cognitiva, crea un modelo que estudia de forma sistemática los procesos básicos tales como la memoria, la atención, la formación de conceptos, el procesamiento de la información, la resolución de conflictos, etc., para el tratamiento de los trastornos psicológicos. Básicamente se centra en pensamientos automáticos y en las distorsiones cognitivas, cuya idea principal es que las personas sufren por la interpretación que realizan de los sucesos y no por estos en sí mismos. En pocas palabras la no autoaceptación.

Parte importante de las estrategias que se emplean dentro de la terapia cognitivo-conductual es este modelo, es que a través de la reestructuración cognitiva un individuo es capaz de modificar el modo de interpretación y valoración subjetiva de los hechos y de las situaciones que vive, y de esta manera se estimula al sujeto para que altere los esquemas de pensamiento desordenados y se vea a sí mismo, y al mundo, de forma más realista y adaptativa.

Se afirma que ante una situación los individuos no responden automáticamente, sino que antes de emitir una respuesta emocional o conductual perciben, clasifican, interpretan, evalúan y asignan significado al estímulo en función de sus supuestos previos o esquemas cognitivos, también llamados creencias nucleares.

Los esquemas cognitivos son los procesos o mecanismos de codificación, almacenamiento y recuperación de la información existentes en las estructuras cognitivas. Por tanto, se incluyen en estos la percepción, la atención, la memoria y la interpretación. Sin embargo, en el procesamiento de la información pueden producirse errores en cualquiera de sus fases que tienen como consecuencia una alteración o distorsión en la valoración e interpretación de los hechos, llamadas “distorsiones cognitivas”.

Para Beck, “los esquemas son patrones cognitivos estables que constituyen la base de la regularidad de las interpretaciones de la realidad. Las personas utilizan sus esquemas para localizar, codificar, diferenciar y atribuir significaciones a los datos del mundo”. Dicho de otro modo, los esquemas son construcciones mentales subjetivas, más o menos estables, que actúan como filtros a la hora de percibir el mundo por parte del individuo.

Ahora bien, los contenidos de esos esquemas son las creencias, como resultado directo de la relación entre la realidad y estos. Son todo aquello en lo que uno cree, son como mapas internos que nos permiten dar sentido al mundo, que se construyen y generalizan a través de la experiencia. Y vemos que Beck, en su libro, distingue dos tipos de creencias:

Creencias centrales o nucleares, que se presentan como proposiciones absolutas, duraderas y globales sobre uno mismo, los demás o el mundo (por ejemplo “soy un incompetente”), y representan el nivel cognitivo más profundo, son difíciles de cambiar, dan el sentido de identidad y son idiosincrásicas.

Y las creencias periféricas, que son influidas por las nucleares, por tanto, están ubicadas entre estas y los productos cognitivos o pensamientos automáticos, y consisten en actitudes, reglas y presunciones (o supuestos). Por lo tanto, influyen en la forma de ver la situación, y esa visión influye en cómo se siente, actúa o piensa un individuo.

Pues bien, las primeras son las que nos han llevado a esta evidencia de lectura, el conocerlas, comprenderlas y, de ser posible, identificarlas.

Las creencias nucleares (de núcleo), son creencias globales y absolutas acerca del yo, los demás y el mundo. Muchas veces no somos conscientes de ellas, están en el nivel más profundo de nuestra conciencia, constituyen nuestros valores fundamentales, nuestra identidad, las afirmaciones más globales y rotundas acerca de nosotros mismos, del mundo y de los demás; pueden ser flexibles y realistas e irse adaptando a las circunstancias. La mayoría de las personas mantenemos creencias positivas y adaptativas "suelo hacer las cosas de forma eficaz", "puedo afrontar la vida", "soy una persona agradable", pero también desarrollamos tipos diferentes de creencias centrales negativas, basadas en mitos, prejuicios, ideas preconcebidas o atribuciones culpabilizantes.

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