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Perfil profesional del Lic. en Relaciones Públicas


Enviado por   •  27 de Abril de 2016  •  Trabajo  •  2.151 Palabras (9 Páginas)  •  391 Visitas

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2) Dr. Federico Rey

Coordinador

Perfil profesional del Lic. en Relaciones Públicas

El Licenciado en Relaciones Públicas de la Universidad Nacional de La Matanza es un egresado universitario capaz de producir la imagen institucional de personas y organizaciones y de diseñar, planificar, evaluar e implementar acciones destinadas a la construcción de dicha imagen y a la optimización de las relaciones de la organización con sus públicos internos y externos, así como realizar estudios e investigaciones relativos a la imagen institucional y a las relaciones de la organización con sus públicos.

3)

Estado del arte: Ideología, crítica y medios de comunicación 

En investigaciones de años anteriores  (1996/97, 1998/99, 2000/01 y 2002/03) se llegó a algunos resultados que son relevantes para el estado del arte. En la primera de ellas alcanzamos algunas conclusiones que resumimos en los siguientes puntos: 1) el campo comunicacional es abierto; esto implica aceptar que no existe una teoría unificada del campo comunicacional y que tal cuestión resulta una aspiración de improbable cumplimiento; 2) los saberes que en él inciden suponen de hecho una concepción transversal de la teoría comunicacional en la que las más diversas disciplinas deben decir su palabra; 3) los sujetos que irrumpen en los medios implican una diversidad étnica, cultural y social; 4) que dichos sujetos llegan a las instancias mediáticas con una historia que los posiciona de un modo propio; 5) los proyectos que esos sujetos desarrollan se expresan sólo parcialmente en los medios; 6) los lenguajes con los que los medios ponen de manifiesto estos proyectos también poseen una historia previa y paralela a ellos; 7) dichos lenguajes suelen ser más complejos de lo que nuestras herramientas teóricas permiten decodificar; 8) las lógicas mediáticas remiten a instancias extramediáticas; 9) los receptores resignifican los mensajes de acuerdo a sus propias estrategias de lectura (no hay desarrollos serios sobre la teoría de la recepción); 10) los géneros mediáticos no son algo fijo y unívoco, sino que están en constante proceso de mutación y, por otra parte, también cambian de acuerdo al receptor; 11) el progreso técnico produce nuevas posibilidades que pueden ser explotadas en formas diversas y hasta antagónicas por quienes participan del proceso mediático; 12) es imposible decidir acerca del carácter dominante o no de los medios en general.

 Partiendo de estos resultados, se analiza la relación entre la ideología y los medios de comunicación. Allí, luego de rastrear la historia de los significados del concepto de ideología, llegamos a las siguientes conclusiones: por encima de las oposiciones entre el concepto de ideología entendido como engaño y distorsión (significado de raigambre marxista), y el más genérico y neutro como conjunto de ideas rectoras de algunos sectores sociales, creemos haber establecido que las diferentes significaciones se encuentran en niveles o planos distintos. En tal sentido, hemos destacado diferentes perspectivas para abordar el concepto de ideología: un plano ético-político, a partir del cual es posible considerar al discurso ideológico como bueno o malo, útil o inútil; un plano ontológico, a partir del cual la ideología puede verse como un fenómeno negativo o positivo; de acuerdo al ámbito en el que se desarrolla, lo ideológico puede ser relativo a la conciencia y el pensamiento o a la realidad y la praxis social; desde una perspectiva epistemológica, la ideología es entendida como un discurso sofístico (es decir falso, pero que pretende ser verdadero), en oposición al discurso científico, objetivo.

La opinión pública, en la medida en que requiere un medio de expresión, está indisolublemente ligada a la naturaleza y al desarrollo técnico de los medios de comunicación de masas. Esta relación es de condicionalidad recíproca en tanto la necesidad de hacer público, publicar o publicitar (y también legitimar) un interés político condiciona al medio y, a su vez, el progreso técnico en los medios genera nuevos modos de expresión y “publicidad” de esos intereses.  Nuestra hipótesis era que la opinión pública es un modo particular de la ideología, en el sentido de discurso que sirve de base para la legitimación del orden social, efectivizada por los medios de comunicación de masas. El concepto de “opinión pública” hace referencia a una constelación de fenómenos diversos, los que están en estrecha relación con la esfera política y la dinámica del poder. Dicha complejidad hace que las metodologías cuantitativas de investigación utilizadas por la sociología empírica resulten unilaterales y limitadas para dar cuenta de los fenómenos y procesos allí implicados. El espacio público hace posible el respeto (o no) tanto de la libertad de pensamiento, expresión y acción, como de las libertades políticas. El ámbito público se manifiesta como el lugar de surgimiento de la opinión pública, la que constituye la base de la cohesión social que permite la construcción y legitimación políticas.

La opinión pública tiene el doble carácter de desarrollarse en el terreno no político que el Estado “libera” pero, al mismo tiempo, “neutraliza”. Señalamos que Spinoza también considera que el Estado debe conceder a los ciudadanos un ámbito de libre reflexión, ámbito que no reviste carácter político. Y que el límite es puesto en que ellas no lleven consigo la ruptura del pacto. Las opiniones que conducen a la desobediencia o al desequilibrio de las pasiones o potencias son consideradas sediciosas. El ámbito de circulación de opiniones es el espacio en el cual es posible desarrollar la potencia de los individuos, a saber, la amistad. Considerar vana la razonabilidad del pueblo, no deja de ser saludable: el peligro radicaría más bien en quitarle los velos de su ilusión, no sólo para él mismo, sino también para los que conocen la verdadera justicia. Esta razonabilidad consiste en una opinión popular, una opinión compartida de que, en lo más básico, hay que exigir que las leyes sean justas. Pero el orden político es irreductible a aquélla, razón por la cual esta locura razonable es la única regla con la que éste cuenta.

La opinión pública debe servir de control de las acciones del gobierno y la publicidad de los debates en el parlamento asegura la supervisión del público; además, la opinión pública necesita de la publicidad para mantenerse informada y desarrollar un saber que convierta el poder en razón. El concepto de “opinión pública” tendrá un doble significado: la “opinión crítica” del público esclarecido y el “sentido común” del pueblo soberano. De modo que a los gobiernos les será útil seguir la opinión pública ya que sus actos adquieren una orientación acerca de la verdad y lo conveniente, en tanto que se trata de una opinión crítica  y, además, se ven moralmente obligados a seguirla puesto que es la opinión del soberano. Así queda formulado el concepto clásico de opinión pública con sus tres rasgos: discusión, publicidad y prensa libre que quedarán indisolublemente ligados al concepto.

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