Ahorro De Energi En Calderas
Enviado por cracsoi • 8 de Septiembre de 2013 • 1.180 Palabras (5 Páginas) • 326 Visitas
Según las definiciones ya clásicas del
Institute of Food Technologists de Gran
Bretaña, la Ciencia de los Alimentos es
la disciplina que utiliza las ciencias biológicas,
físicas, químicas y la ingeniería
para el estudio de la naturaleza de los
alimentos, las causas de su alteración y
los principios en que descansa el procesado
de los alimentos, mientras que la
Tecnología de los Alimentos es la aplicación
de la ciencia de los alimentos
para la selección, conservación, transformación,
envasado, distribución y uso
de alimentos nutritivos y seguros. En
las propias definiciones se destacan tanto
su carácter multidisciplinar como la
interrelación entre Ciencia y Tecnología.
El análisis de su historia, siquiera sea
somero, permite ver como se entrelazan
los avances en las ciencias básicas, especialmente
en bioquímica, y en la ingeniería
para permitir su desarrollo. Es
más, en muchos casos el desarrollo o la
expansión de un proceso de tecnología
alimentaria depende de progresos en
otras áreas aparentemente tan alejadas
como la metalurgia, la fabricación de
vidrio o los avances en la industria de
los plásticos.
La Tecnología de los Alimentos en
sentido amplio, considerada como un
conjunto de operaciones más o menos
estructuradas destinadas a la modificación
de las propiedades de los alimentos
(independientemente de la correcta
comprensión de los fenómenos implicados,
subyacente en la definición del
IFT), tiene su origen en el descubrimiento
del fuego. Con él se pudo modificar
el aroma y la textura de los alimentos
cocinados, introduciendo a la
vez un principio de tratamiento antimicrobiano
y de conservación. Posteriormente,
en el Neolítico, la aparición de
la agricultura y de la ganadería permitió
contar con un suministro relativamente
estable de materia prima, y dio
lugar, probablemente por métodos de
ensayo y error, a gran parte de los sistemas
de procesado de los alimentos
que aún utilizamos. Los avances más o
menos simultáneos en otras tecnologías,
particularmente la introducción de recipientes
de cerámica, permitió tanto la
cocción como la conservación en condiciones
mucho mejores.
En los primeros registros históricos,
en especial en los correspondientes a la
civilizaciones mesopotámicas y egipcias,
y en sus obras de arte, nos encontramos
con que alimentos elaborados
como el pan, vino, cerveza, aceite, vinagre
y queso estaban ya disponibles
varios milenios antes de nuestra era.
También se utilizaban tecnologías como
el secado, la cocción, la conservación
con sal, etc. Esto implica que, aunque
con una base empírica, ya se utilizaban
tecnologías basadas en el calor, la reducción
de la actividad de agua, los enzimas
y los microorganismos.
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en la escuela de medicina de Salerno,
en el siglo XI. A mediados del siglo XIV,
la destilación era ya una técnica practicada
ampliamente para la obtención de
productos de uso farmacéutico y de bebidas
alcohólicas. Es de notar el empirismo
subyacente a la práctica de estas
operaciones, en ausencia del concepto
de «temperatura», y por supuesto, de
los medios para medirla. En época medieval,
con el desarrollo de las ciudades,
empieza también la producción industrial
de alimentos que hasta entonces
eran de fabricación fundamentalmente
doméstica, como la cerveza, con la normalización
incipiente de las calidades y
de las composiciones. En la segunda
mitad del siglo XV aparecen leyes sobre
esos alimentos, como la normativas sobre
la utilización del anhídrido sulfuroso
(obtenido quemando azufre) en la
conservación de la cerveza, prohibiéndolo
en la ciudad alemana de Colonia y
limitando su uso a «media onza por tonel
» en Rothenburg.
La aparición de la imprenta fue clave,
como en todas las facetas del saber
humano, en la expansión de los conocimientos
sobre las propiedades y sobre
la modificación de los alimentos. El primer
libro impreso sobre procesado de
los alimentos, que equivale a lo que
llamaríamos ahora un libro de cocina,
fue el de Platina (1475), reeditado en
sucesivas ocasiones en las décadas siguientes.
También fueron impresos
como incunables los clásicos latinos y
varias obras medievales de carácter enciclopédico,
en algunos casos con un
contenido significativo de temas relacionados
con los alimentos. Mención
especial merece el libro De Proprietatibus
rerum, de Bartholomeus Anglicus,
escrito hacia 1240, que fue reimpreso
varias decenas de veces, en distintos
idiomas, en el primer siglo de existencia
de la imprenta
EL INFLUJO DE AMÉRICA
El continente americano aportó una
serie de nuevos
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