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Enviado por   •  14 de Diciembre de 2013  •  4.824 Palabras (20 Páginas)  •  196 Visitas

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LABRANZA 0

características de la labranza cero, es comparándola con el método de siembra de arado. La siembra a través del arado del suelo, actúa ocasionando la oxigenación de la tierra al entrar en contacto con la materia orgánica; esto, a su vez, genera una importante liberación de nutrientes, fertilizando al suelo de gran forma, y acrecentando su productividad vegetal.

La labranza cero, en cambio, tiene como elemento particular, por un lado, el ahorro de toda energía en maquinaria y herramienta al momento de no efectuarse las araduras del suelo que sí se realizan en el otro procedimiento; solo se realizan angostos surcos dentro de los cuales se colocarán las semillas. Por otro lado, otro aspecto importante de la labranza cero, es el de generar, a largo plazo, un mayor mantenimiento de la tierra, abasteciéndose el suelo de materia orgánica y nutrientes durante más tiempo.

Ventajas y desventajas de labranza minima

es la reducción del número de operaciones de laboreo respecto a la labranza convencional. De esta manera, es probable que quede una determinada cantidad de rastrojo sobre la superficie. Por definición labranza mínima es el mínimo laboreo indispensable para lograr una correcta implantación del cultivo. El caso más extremo de labranza mínima es la siembra directa o la labranza cero, es decir, sembrar directamente sin remover el suelo.

Las ventajas fundamentales de los sistemas de labranza conservacionista se asocian a que deja cierta cantidad de rastrojo sobre la superficie. Asimismo la magnitud de tales beneficios es proporcional al grado de cobertura y al espesor de la cubierta de rastrojos.

En primer lugar, la presencia del rastrojo ejerce una protección directa al suelo de la erosión. Esto es bastante importante en nuestra zona que tiene suelos en pendiente y, en algunas épocas del año, recibe precipitaciones de alta intensidad.

Otra ventaja es que la cobertura con rastrojos sobre la superficie establece una barrera que provoca una reducción de la tasa a la que el agua se evapora desde el suelo. Cuanto más rastrojo haya y cuanto menos se haya movido el suelo, mejor conservación del agua tendremos haciendo que la oportunidad de siembra sea mejor, ya que no habría que esperar que llueva para sembrar. En general, uno puede sembrar cuando quiere sembrar. Asimismo se conserva mejor la reserva de agua del suelo para que sea aprovechada por el cultivo, especialmente en los períodos críticos.

Por otro lado, al haber menos o ninguna operación de laboreo, hay menos mineralización de materia orgánica lo que, junto con la reducción del consumo de combustible, hace que se emita menos dióxido de carbono a la atmósfera contribuyendo a la reducción del efecto invernadero. El dióxido de carbono es uno de los gases que producen tal efecto y cualquier práctica que se pueda hacer para reducir su emisión contribuirá a controlar el calentamiento global de la atmósfera de la Tierra.

Resumiendo, las ventajas fundamentales de las labranzas conservacionistas son:

• el control de la evaporación del agua

• el control de la erosión

• la reducción de la pérdida de materia orgánica y de la emisión de dióxido de carbono.

Si sabemos que un suelo puede estar en riesgo de ser erosionado, la recomendación es emplear algún sistema de labranza que deje rastrojo en superficie y que reduzca al mínimo posible el movimiento de suelo.

No obstante, la labranza conservacionista también tiene algunas desventajas. Por ejemplo, la liberación del nitrógeno por parte del suelo es menor ya que no hay una ruptura tan intensa de los agregados, ni una exposición al aire de la materia orgánica tan marcada, con lo que se ve reducida la tasa de mineralización del nitrógeno reservado en el suelo.

Por otro lado, el hecho de que los rastrojos no estén completamente incorporados en el suelo, hace que las tasas de su descomposición sean más bajas y que el efecto de inmovilización del nitrógeno se mantenga con una relativamente elevada magnitud por más tiempo. El proceso de inmovilización es aquél provocado por los microorganismos encargados de descomponer los residuos que, para poder cumplir con su función, toman el nitrógeno del suelo que debería estar disponible para las plantas.

La consecuencia del efecto de las labranzas conservacionistas sobre estos dos procesos es que habrá menos nitrógeno disponible para los cultivos y, en general, habrá que aplicar mayor cantidad de fertilizante.

La presencia de rastrojo puede reducir también la efectividad del control de algunas malezas. Esto se puede evitar o reducir si se hace un control integral de malezas en el sistema y no sólo en el cultivo. Asimismo, el ambiente generado por los rastrojos en superficie puede ser favorable para la perduración de algunas plagas, tanto animales como patógenas, que podrían transformarse en un problema para el cultivo. El caso más típico es el de las babosas, ya que pueden sobrevivir en el ambiente húmedo que les presenta el rastrojo en la superficie del suelo, transformándose muchas veces en un inconveniente.

Características del Sistemas de labranza Mínima

La labranza mínima es cualquier sistema de labranza que reduce la pérdida de suelo y conserva su humedad al compararla con la labranza convencional o limpia (Mueller et al. 1981). Con este sistema, los residuos no incorporados de la planta, se dejan en el suelo y su superficie permanece, así, lo más áspera posible. La mayoría de los investigadores consideran que la labranza de conservación es como cualquier sistema que deja un 30% o más de cobertura de residuos después de sembrar. Los diferentes tipos incluyen labranza mínima, arado con cincel, cero labranza, surco de plantas y la labranza de conversión. Cuando estos sistemas se aplican exitosamente pueden reducir el consumo de energía y controlar eficazmente la erosión.

La producción de cultivos que usan métodos de no labranza, han demostrado que disminuyen los insumos de energía y material y, quizás lo más importante, reducen la erosión del suelo. Los sistemas de no labranza también mejoran el itinerario y planificación de las operaciones sirviendo como paliativo ante varias restricciones de tipo meteorológico. Los cultivos que crecen con estas prácticas habitualmente pueden sembrarse, tratarse para el control de las malezas y cosecharse cuando los campos labrados están demasiado fangosos para entrar. Otras ventajas incluyen la conservación de la humedad, la compactación reducida del suelo y, el incremento en el potencial de cultivos múltiples. Aún más, el rendimiento de cultivos proveniente de sistemas de no labranza equivalen o exceden, con frecuencia, al rendimiento producido por métodos convencionales (Phillips y Phillips

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