Autómatas Artistas, Muñecas Sorprendentes Y Luchadores De Sumo Con Microchips
Enviado por leonardoacabrera • 2 de Octubre de 2012 • 384 Palabras (2 Páginas) • 614 Visitas
Se cuenta que Juanelo Turriano, relojero de la corte de rey Carlos V de España, construyó un hombre de madera que solía acompañarlo en sus paseos por Toledo, ciudad en la que hoy existe una vía llamada precisamente calle del Hombre de Palo, donde además una placa explica que por allí “paseaba el autómata de madera ante el asombro y la perplejidad de la muchedumbre”.
Quien hizo una verdadera carrera como creador de autómatas fue Jacques de Vaucanson, que en el siglo XVIII fabricó El flautista, una figura de tamaño natural y con aspecto de pastor que podía interpretar hasta doce canciones. Sin embargo, la creación más célebre de Vaucanson fue El pato que digiere, un artilugio de más de 400 piezas que era capaz de batir sus alas, beber agua, digerir grano ¡y hasta defecar!
Entre los más notables creadores de autómatas se destaca, poco después, el suizo Pierre Jaquet-Droz, creador de El escritor, un artilugio con forma de niño, compuesto por más de 6500 piezas, que podía escribir en inglés y francés y dibujar, además de ejecutar movimientos tales como mojar la pluma en el tintero y hacer pausas para “pensar”.
En la misma época en que Jaquet-Droz construyó sus ingenios, en Japón se desarrollaba la técnica de construcción de unas pequeñas muñecas mecánicas llamadas Karakuri Ningyo, expresión que podría traducirse literalmente como ‘aparatos diseñados para producir sorpresa’, y, de hecho, las Karakuri sorprendían por la variedad de tareas que llegaron a ser capaces de desarrollar. Algunas Karakuri servían el té, otras podían bajar y subir escaleras, y algunas hasta caminaban sobre una cuerda, todo esto gracias a complejos sistemas de engranajes, resortes y poleas.
En la actualidad, los robots ya no son juguetes, curiosidades o meros engaños, sino ingenios altamente desarrollados que permiten el avance en campos tan variados como la microcirugía, la exploración submarina o los viajes espaciales. Claro que siempre hay tiempo para la diversión. Para eso, desde hace algunos años se disputa, en una sede distinta cada vez, la RoboCup, una competencia que enfrenta a decenas de avanzados robots en las más variadas disciplinas, entre las cuales las luchas de sumo ocupan un lugar destacado. Allí, solo el robot con los mejores circuitos, las tuercas más apretadas y el corazón digital de un guerrero puede alzarse con el honor del triunfo.
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