Auxiliar En Enfermeria
Enviado por dianisjem • 2 de Diciembre de 2012 • 1.755 Palabras (8 Páginas) • 524 Visitas
INTRODUCCIÓN
Para contender contra la corrupción en el uso del poder público no basta con fortalecer la cooperación para poner en la cárcel a algunos corruptos; también se debe solucionar las causas estructurales que la generan, pues muy pronto otros vendrán a reemplazarlos.
Con base en esta premisa la Policía Nacional tiene como uno de sus cimientos la Política de Integridad Policial, donde prioritariamente se inscriben los esfuerzos por optimizar la gestión en materia de transparencia y efectividad, adoptando el Sistema Ético Policial, como guía que define los comportamientos que cada policía debe demostrar en la prestación del servicio, valorándolo como fuente de ventajas competitivas, ya que por medio de el se pueden atraer confianza y credibilidad para la institución.
EL SISTEMA ETICO POLICIAL COMO BASE DE LA POLITICA DE INTEGRIDAD EN EL SISTEMA DE GESTION INTEGRAL
El término corrupción, proviene del vocablo latino "corrumpere" que quiere decir "echar a perder". La corrupción se define como el eje fundamental sobre el que descansan todas las formas de criminalidad organizada tanto en el ámbito nacional como en el transnacional. También constituye la vía subterránea utilizada para escapar los controles del poder. En síntesis corrupción significa: cambiar la naturaleza de una cosa, volviéndola degradada o mala. Así esta palabra, en las definiciones ético-morales, está vinculada a la idea de que existe una cierta naturaleza o manera de ser que cambia o degenera.
En estos tiempos para nadie es un secreto que la corrupción ha llegado a los niveles más profundos de prácticamente todos los sistemas, las denuncias, quejas y comentarios acerca de los niveles de corrupción son cotidianas. En el ámbito mundial, nuestras sociedades están sufriendo una decadencia de valores éticos y morales, tanto el ámbito público como el privado, es entonces cuando resulta paradójico que en el siglo XX se hallan alcanzado los niveles más altos de conocimiento y educación en el mundo, con sus excepciones, llevándonos a pensar que el problema es más complejo.
Así tenemos que la corrupción definida como el uso del poder público para asegurar una ganancia privada debe entenderse como un problema de sistemas y no simplemente de personas corruptas. En este sentido, de ella se deriva que no basta con fortalecer la cooperación para poner en la cárcel a algunos corruptos sin solucionar las causas estructurales que la generan, pues muy pronto otros vendrán a reemplazarlos.
Toda comparación de un período a otro, de un país a otro, parece pues imposible, tan diferentes y variables son los parámetros de la represión o del rigor en la definición de la aplicación de las reglas como la corrupción misma.
Las posibilidades de corrupción son intrínsecas a la existencia del Estado, en todos sus niveles e incluso en instituciones como en asociaciones civiles o empresas, donde algunos funcionarios pueden usar recursos que no son suyos en beneficio propio.
Actualmente, la Policía Nacional tiene como uno de sus cimientos la Política de Integridad Policial, donde prioritariamente se inscriben los esfuerzos por optimizar la gestión en materia de transparencia y efectividad, la cual se viene desarrollando a través de la implantación del Sistema de Gestión Integral, especialmente en su esfera de gestión del talento humano, que orienta la actividad gerencial a lograr la satisfacción de la comunidad con el servicio policial y al mismo tiempo, a promover el desarrollo integral y armónico del hombre policía y por ende de la Institución y del país.
En este orden de ideas, para el adecuado desarrollo de una política de integridad que se enfoque a eliminar y prevenir hechos de corrupción al interior de un Estado, sociedad o Institución se deben conocer los antecedentes, el presente y las posibilidades de la nueva cultura conformada por hombres y mujeres pensantes, analíticos y de sólidos principios éticos, capaces de concebir y hacer realidad ideas, propuestas y proyectos innovadores que los lleven a participar de manera activa, responsable, emprendedora, honesta y crítica en el proceso de desarrollo de una política de integridad, que redundará en aspectos económicos, políticos, sociales y culturales de un país.
Una política de integridad, donde integridad supone una adhesión firme a un código de valores éticos; significa ser sólido, completo y honesto en toda actividad que uno realiza, se aprecia en la forma en que se trata a los ciudadanos, a los colegas y en cómo se toman las decisiones día tras día.
Una persona íntegra tiene un conjunto razonablemente coherente y relativamente estable de virtudes morales esenciales. Por tanto, la integridad individual requiere que las palabras y acciones constituyan una sola pieza y que representen un grupo básico con las que haya un compromiso libre y genuino.
Estas virtudes en el contexto del trabajo policial, deben agruparse y complementarse de la suma de las requeridas que favorezcan la misión de protección y servicio público que se presta a la comunidad. Por tanto, la integridad profesional, en cualquier ámbito; es el conjunto integrado de virtudes que favorecen las metas de la profesión. Así entonces, la prudencia, confianza, ausencia de los intereses propios, coraje, honestidad intelectual, justicia responsabilidad, son las virtudes esenciales de un policía integro.
Un miembro de la policía que se comporta íntegramente es una persona que ha interiorizado con éxito estas virtudes y han llegado a ser un conjunto, más allá de cada una de ellas. Un policía íntegro presenta habitualmente señas de carácter
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