Cinco Trampas En La Medicion Del Desempeño

Likierman plantea la necesidad de mejorar la medición del desempeño, ya que es necesario que adoptemos herramientas más sofisticadas para utilizar medidas cualitativas y cuantitativas, que miren más allá del presupuesto del año actual y los resultados pueden determinar el futuro de la compañía. Para ello se deben evitar las cinco trampas en las que incurren las empresas a la hora de efectuar estas mediciones.

1. Medir contra uno mismo. Cuando la mayoría de las organizaciones miden el desempeño tomándose ellas mismas como referencia. Así, se comparan los resultados respecto a un plan o un presupuesto pero se ignora a las compañías del sector que están consiguiendo un resultado excelente. Aunque es cierto que estas comparaciones son difíciles de realizar, Likierman sugiere la consulta a clientes de la compañía o a asesores externos con el objetivo de poder evaluar a los profesionales de una manera más completa.

2. Mirar hacia atrás. Una trampa en la que se cae cuando evaluamos el desempeño es el enfocarnos demasiado al pasado. Es cierto que el histórico de un directivo nos ayuda a evaluar su desempeño, sin embargo no nos permite precisar si las decisiones que se toman hoy nos ayudan a alcanzar los objetivos del futuro. La calidad de la toma de decisiones, la capacidad de escuchar o el estilo de decisión pueden ser factores fundamentales para acercarnos a nuestros objetivos futuros. Sin embargo, una evaluación enfocada al rendimiento en el pasado difícilmente puede identificarlos. Es necesario observar lo que se hace pero también lo que no se esta haciendo.

3. Poner nuestra Fe en números. El exceso de confianza en los números hace que las personas se enfoquen hacia la generación de información y datos que, a veces, pueden haberse construido de forma poco consistente. Por ello es necesario introducir enfoques cualitativos en la organización.

4. Jugar con las Métricas. Es la posible manipulación de los datos. Los datos son sólo aproximaciones al desempeño y, si no diversificamos las fuentes, es posible que trabajemos con indicadores que hayan podido ser manipulados, y esto puede conducir a decisiones equivocadas.

5. Permanecer atado a sus números por mucho tiempo. La quinta trampa en la evaluación del desempeño se produce cuando nos aferramos a los números demasiado tiempo. Los números son sólo una herramienta a la hora de medir el desempeño y, conforme pasa el tiempo, los indicadores para medirlo pueden variar. Así, en las organizaciones jóvenes es fundamental prestar atención a los recursos, la supervivencia o el crecimiento; mientras que en organizaciones más maduras nuestro foco de atención se dirige más a los beneficios o a la competencia.

En cada momento y en cada organización necesitamos definir qué elementos debemos evaluar. Un buen sistema de evaluación debe ser dinámico, e identificar en cada momento cuáles son los indicadores fundamentales,

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