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Desafío Para El Desarrollo La Soberanía Alimentaria Indígena En El Chaco Salteño, Frente A La Crisis Climática


Enviado por   •  18 de Marzo de 2014  •  3.467 Palabras (14 Páginas)  •  357 Visitas

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“desafío para el desarrollo la soberanía alimentaria indígena en el Chaco Salteño, frente a la crisis climática”

Aportes teóricos y metodológicos para el trabajo comunitario indígena

Ensayo

Corral de Ibarra, Norma Beatriz

Salta- Argentina

Resumen

“Reconocemos que como Pueblos Indígenas, estamos en mayor riesgo de sufrir las consecuencias de la Inseguridad Alimentaria. Subrayamos, por ejemplo, que el Banco Mundial en su estudio sobre "Pueblos Indígenas y Pobreza," identifican a nuestros Pueblos como los más pobres entre los pobres.

“Los diversos Pueblos Indígenas participantes en esta Consulta Internacional hemos intercambiado puntos de vista, experiencias y realidades. Alarmados de la creciente inseguridad alimentaria, hambruna y desnutrición lo que es una realidad colectiva de nuestros pueblos…” Declaración de Atitlan,Guatemala.1° Consulta de los Pueblos Indígenas sobre el Derecho a la Alimentación, abril 17 - 19, 2002.

Los desbastadores efectos del sistema industrial de alimentos, que está exterminando los sistemas alimentarios sustentables, sistema sustentables que podrían revertir el impacto del cambio climático sobre la agricultura y satisfacer las necesidades mundiales de alimentos, especialmente en los países en desarrollo, sitúan a las comunidades originarias del Chaco Salteño, en el gran desafío de construir resiliencia y encontrar alternativas que permitan mitigar y adaptarse al impacto que pone en riesgo su soberanía alimentaria y con ella el tejido social originario.

Las comunidades indígenas del Chaco Salteño, deben afrontar de inmediato la crisis alimentaria que amenaza con el exterminio del mosaico cultural indígena de Argentina. Las comunidades originarias aun persisten en la lucha para recuperar sus tierras, que han sido usurpadas y desbastadas por capitales foráneos, que a pesar de utilizar la mayor parte de los recursos naturales (agua, y suelo), no puede garantizar la alimentación de las personas y las necesidades de subsistencia en este mundo, además incrementar la crisis climática. Por su dependencia de grandes porciones de tierra, deforestación indiscriminada, exportaciones masivas, la concentración de los mercados, la erosión de los suelos y la expansión de las plantaciones, genera un porcentaje muy significativo de gases con efecto invernadero y ha destruido la economía de subsistencia de muchos pueblos originarios, a la hora de ampliar la frontera agropecuaria.

“Según los indicadores de desarrollo sostenible elaborados por el Estado Nacional Argentino (SAyDS, 2005), las grandes tendencias ambientales del país siguen siendo preocupantes. En materia de bosques, estamos decididamente peor: la disminución de bosques nativos es sostenida. La erosión de los suelos sigue avanzando,

tanto en términos hídricos como eólicos. Nuestras áreas protegidas cubren el 6% del país, y debemos llegar al 15%. La deforestación en Argentina alcanza una tasa de aproximadamente 250.000 ha anuales, principalmente

en el Chaco Seco (70% del total). Algunos sistemas forestales como la “Selva Pedemontana” de las Yungas o los “bosques de tres quebrachos” del Chaco seco, están en una situación verdaderamente comprometida. La deforestación es el mayor problema ambiental para el 7% de los argentinos, aunque ese porcentaje se

eleva al 35% en la provincia de Tierra del Fuego, y es de 23 a 26% en las provincias de Chaco, Santiago del Estero, Misiones y Salta. El proceso de conversión de ecosistemas naturales en tierras de cultivo es estimulado por una multitud de variables socioeconómicas, políticas, tecnológicas y hasta climáticas.”

En este contexto es interesante analizar el contenido de la publicación y las expresiones vertidas en “ Repudio a los acuerdos y declaraciones sobre la crisis alimentaria del G20” manifestada por Movimiento Nacional Campesino Indígena, prestando especial atención a los siguientes párrafos:

“En primer lugar el G20 no es un espacio democrático ni legitimo para debatir políticas agrarias globales, están allí ausentes casi todos los países y principalmente aquellos que han sufrido la perdida de soberanía alimentaria debido a la revolución verde y la invasión de las transnacionales, muchas veces precedidas por tropas militares de la OTAN.”

“El informe IAASTAD del cual FAO es parte, demuestra que a medida que se desarrolla la agricultura industrial y se fortalece el poder de las transnacionales el hambre crece en el mundo. El mismo informe recomienda retomar la vía de la producción campesina familiar y agroecológica como forma de luchar contra el hambre.”

“ Aumentar a 160 millones de toneladas de granos(forrajeros y no alimentarios) la producción anual (tal como anunció el ministro) es sumar otras 10 millones de hectáreas a las 20 millones que se cultivan de soja transgénica, además de los otros cultivos. Y no tiene otra forma de hacerse que a partir de los desalojos de las familias campesinas que producen de manera sustentable en el bosque, a partir de eliminar la biodiversidad de ecosistemas frágiles y en franco deterioro como el Parque Chaqueño. Presionando al exodo rural que continuara sobredimencionando las ciudades.”

La agricultura argentina (exceptuando la campesina, indígena y familiar) no es nacional, ni responde a intereses nacionales, y por tanto no podemos engañarnos, un modelo basado en retenciones a las exportaciones agrícolas no conduce a ningún desarrollo, mucho menos al buen vivir, o calidad de vida. Las retenciones son una buena medida coyuntural, pero para nada una solución estructural.

“Además la única salida a la crisis alimentaria y a la crisis climática es fortaleciendo la agricultura campesina y familiar, única garantía de producción de alimentos sanos y suficientes en el marco de sistemas de mercados locales dinámicos y justos, claro eso se logra con intervención estatal. El Brasil ha sido un claro ejemplo con su programa Hambre Cero, realizado entre gobierno, movimientos de agricultores familiares campesinos y consumidores urbanos como sujetos activos.

“El rol de las organizaciones campesinas indígenas y de la agricultura familiar es de carácter estratégico, la mayoría de las estructuras del estado fueron configuradas al servicio del agronegocio, por lo tanto para desarrollar políticas públicas transparentes y democratizadora, las mismas deben contar con

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