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Enviado por anahilizeth • 18 de Septiembre de 2011 • 1.859 Palabras (8 Páginas) • 996 Visitas
Vol. 8 (2008): 29-40 ISSN 1578-8768
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Régimen climático y patrón espacial de las lluvias en la cuenca del Lago
de Valencia, Venezuela
Edilberto Guevara Pérez1, Jorge E. Guevara Bello2 y Esther García1
1 Programa de Maestría en Ingeniería Ambiental, Universidad de Carabobo. (Eguevara@uc.edu.ve;
esthergarom@gmail.com)
2 Programa de Maestría en Ingeniería Eléctrica. (jorgeguevara85@gmail.com)
(Recibido: 30-Abr-2008. Publicado: 7-Jul-2008)
Resumen
El objetivo de la investigación es diagnosticar el régimen climático de la cuenca del lago de Valencia y determinar
la densidad de la red pluviométrica mediante el análisis de distribución espacial de las lluvias, utilizando la
información disponible en la región central (Aragua, Carabobo y Cojedes). La precipitación mensual muestra una
distribución unimodal, con el máximo en agosto y el mínimo en marzo. En marzo la humedad relativa disminuye y
la velocidad del viento aumenta, ocasionando mayor evaporación. La red pluviométrica debe estar constituida por
no más de 18 estaciones pluviométricas, espaciadas a unos 14 km; sin embargo, para mejorar la confiabilidad de
los datos, se recomienda prestar atención a la ubicación, instalación y operaciones de las estaciones.
Palabras clave: Climatología, distribución espacial de las lluvias, redes pluviométricas.
1. Introducción
El siglo XX fue testigo de extraordinarios cambios, tanto en la sociedad como en el medio ambiente. Uno de los fenómenos actuales más preocupantes es la alteración del sistema climático global. La opinión pública
y los gobernantes aumentaron su grado preocupación respecto a este fenómeno principalmente
debido a incidentes climáticos de relevancia como El Niño, inundaciones y otros desastres en distintas
partes del mundo (Francia, España, Venezuela, Inglaterra, Australia, Canadá e India). Australia registró
1998 como el año más caluroso de su historia, y el Reino Unido sufrió en el año 2000 las peores tempestades
registradas desde el siglo XVII. Esta preocupación ha sido materia de reportajes en los medios
de comunicación, tal como la revista Time que publicó uno reportaje, como noticia de portada, sobre los
“refugiados ambientales” en el 2000 como consecuencia de los fenómenos climáticos. Venezuela particularmente
ha sido sometida a fenómenos naturales catastróficos, como los deslaves del Estado Vargas
en 1999, las inundaciones en Guasdualito y Delta Amacuro en el año 2002, los deslizamientos de San
Rafael de Mora en el Estado Mérida en 2005, entre otros (Guevara y Morales, 2007; Guevara, 2008).
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Las previsiones y registros de eventos climáticos extremos señalados anteriormente, son escenarios
identificados por los científicos que conforman el Panel Intergubernamental sobre Cambios Climáticos
(IPCC) que asesora a las Naciones Unidas desde 1988. El primer informe del IPCC, publicado en
1990, constató un aumento de 0,5 oC en el promedio de la temperatura media global, con relación al
siglo anterior y alertó sobre la necesidad de tomar medidas severas para disminuir la emisión de gases
causantes del efecto invernadero, como única manera de evitar el calentamiento global. Sobre la base de
dichos estudios se iniciaron una serie de negociaciones que culminaron en la Convención sobre el Clima,
firmada durante la Conferencia de la Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, realizada en
Río de Janeiro, en 1992. El último informe del IPCC, discutido en París en febrero, en Bruselas en abril
de 2007 y en Bankok en julio del 2007, confirma las tendencias divulgadas en los informes de 1995 y a
principios del 2001, en los que se constata la relación entre el aumento de la temperatura y las actividades
humanas y alerta sobre la necesidad urgente de tomar medidas para la reducción de emisiones de gases
causantes del efecto invernadero (Guevara, 2003 y 2004).
Las predicciones del IPCC a nivel global necesitan ser corroboradas a nivel nacional y local; pero para
el estudio más detallado del comportamiento de los cambios climatológicos, se necesita disponer de
información confiable de las variables climáticas, las que sólo se pueden obtener planificando el diseño,
implementación y operación de las redes de observación. La disponibilidad de estos datos ayudaría a
la predicción del comportamiento climatológico mediante modelos que pueden ser alimentados con esa
información, cuyos resultados serían más confiables y servirían como herramientas para determinar si
los cambios que suceden en el país se pueden considerar como variaciones aleatorias naturales o si ya
existe una influencia directa del hombre y así tomar decisiones sobre medidas preventivas evitando, o
por lo menos disminuyendo, la serie de impactos e inconvenientes que surgen a consecuencia de las
alteraciones climáticas.
En Venezuela, la recolección de datos climatológicos se efectúa a través de varios entesi, aún cuando es el
Ministerio del Poder Popular para el Ambiente quien normalmente arbitra y certifica la veracidad de los
valores. Sin embargo, a nivel nacional, por problemas presupuestarios e idiosincrasia de los observadores,
se ha desmejorado la red de observación manual. La automatización y la transmisión en tiempo real de los
datos podría solventar, al menos parcialmente, esos problemas, aunque las redes automáticas posean sus
propias dificultades. A nivel gubernamental, desafortunadamente sólo existen intenciones de llevar a cabo
un sistema único de colección automatizada de la información. En la práctica, la red hidrometeorológica
nacional ha sido desmantelada en más de un 30% en comparación con la que existía 30 años atrás y la
mayoría de las estaciones remanentes aún se operan manualmente, con la consecuente fuente de errores
en la recolección, transmisión y procesamiento de los datos. En la región central, específicamente en la
cuenca del Lago de Valencia, la situación no es diferente a lo que sucede en el resto del país, por lo
que se plantea la necesidad de llevar a cabo un proyecto de diseño de una red hidrológico-ambiental que
contemple un sistema
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