El minuto fatal – Eduardo Pavlovsky
Enviado por olaladanett • 14 de Noviembre de 2012 • 341 Palabras (2 Páginas) • 471 Visitas
Viñeta:
El minuto fatal – Eduardo Pavlovsky
“Recordé que mi padre me había enseñado de chico a boxear, y juntos practicábamos durante años.
Yo fui creciendo, y a los 15 años medía 1,80m, hasta que juntos nos dimos cuenta que yo era el más
fuerte de los dos, y que mis golpes podían incluso llegar a dañarlo. Me había convertido en pocos
meses en un peso pesado.
Y un día tuve una sensación tremenda, porque me pareció leer en su mirada algún gesto que hoy
recuerdo de impotencia, vergüenza y humillación ante mi nueva potencia, y también me pareció
imaginar que de mi cara brotaba una mueca donde se mezclaban la victoria y un tremendo dolor.
Ese cruce de miradas, fue como un flash interminable. Dialéctica de dos gestos que parecían
resumir sintéticamente la lucha generacional.
Pero ese gesto también sintetizaba el terrible sentimiento de soledad y de abandono que todo
crecimiento augura.
Porque en aquel gesto, no sólo podía reconocer mi victoria, sino también el profundo dolor de haber
perdido la fuerza de mi padre para mí.
Gesto que involucraba, además, la pérdida de mi
Viñeta:
El minuto fatal – Eduardo Pavlovsky
“Recordé que mi padre me había enseñado de chico a boxear, y juntos practicábamos durante años.
Yo fui creciendo, y a los 15 años medía 1,80m, hasta que juntos nos dimos cuenta que yo era el más
fuerte de los dos, y que mis golpes podían incluso llegar a dañarlo. Me había convertido en pocos
meses en un peso pesado.
Y un día tuve una sensación tremenda, porque me pareció leer en su mirada algún gesto que hoy
recuerdo de impotencia, vergüenza y humillación ante mi nueva potencia, y también me pareció
imaginar que de mi cara brotaba una mueca donde se mezclaban la victoria y un tremendo dolor.
Ese cruce de miradas, fue como un flash interminable. Dialéctica de dos gestos que parecían
resumir sintéticamente la lucha generacional.
Pero ese gesto también sintetizaba el terrible sentimiento de soledad y de abandono que todo
crecimiento augura.
Porque en aquel gesto, no sólo podía reconocer mi victoria, sino también el profundo dolor de haber
perdido la fuerza de mi padre para mí.
Gesto que involucraba, además, la pérdida de mi
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