Elastix.

Es necesario que los colombianos no solo contemos con el sueño idealizado de un mejor país, por el contrario parte de la decisión de cada quien procurar que se nos respete como democracia, como país y como nación, para que se conserven cada uno de los tesoros que hacen grande la nación.

Esta labor ardua debe contar con la participación de aquellas personas que cuentan con las herramientas que brinda la educación; que beneficien a la población en general cimentado de esta manera un país que pueda ser reconocido por; la exuberante riqueza de fauna y de flora, por la destreza e inteligencia de su gente, por la belleza de sus paisajes y la diversidad de climas, y no por las muertes, los secuestros, los asesinatos y el narcotráfico.

Ante la imposibilidad de reacción de los colombianos el autor solo cita él como en algún tiempo (corto o mediano plazo) en Colombia cada quien debe velar por que el estado cumpla con su labor y beneficie a cada uno de los habitantes de esta nación.

Aunque se da un vistazo positivo sobre la situación de algunas personas en pro de desarrollar el proyecto nacional, no es claro como la mayoría de la población que no cuenta con la educación que maneja la mayoría de las personas citadas por el autor, puedan tener herramientas que promuevan un cambio. Un cambio radical que debe procurar el restablecimiento del estado como un verdadero estado democrático.

Conclusiones:

¿La realidad de la nación se puede cambiar con la ayuda de algunos pocos ilustrados, ó de la mayoría de la población, que solo buscaría el beneficio económico y no el cambio fundamental que necesita el país en su conjunto?

El cambio debe ser educativo, cultural y ecológico. La preparación para este camino es dispendiosa no solo en tiempo, sino en dinero. Los colombianos están dispuestos a cambiar las condiciones denigrantes en las que viven; pero a nivel de cultura es difícil que cambien acciones nocivas contra el medio ambiente si ven afectados sus ingresos al no poder saquear de igual forma los recursos naturales.

La revolución debe partir de estas generaciones, pero el resultado será aplicable solo para las generaciones venideras, fruto de la nueva educación producto de la revolución intelectual que debe sufrir el país.

El nombre del libro sencillamente responde al bipartidismo colombiano hasta hace ya 10 años, por lo cual se planteaba el color amarillo como opción de cambio.

En cuanto a la propuesta no se plantea nada en específico solo se divaga sobre lo que ya sabemos todos los colombianos, en que el cambio parte de nosotros y de nuestra futura educación.

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