ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Factores Del Medio Ambiente

PJB210 de Diciembre de 2013

3.360 Palabras (14 Páginas)548 Visitas

Página 1 de 14

Hemos hablado de unas exigencias que presentan los animales en lo que se refiere a la instalación del conejar.

Ahora vamos a tratar las necesidades de confort de estos animales orientadas a la regularidad productiva.

La máxima productividad no se debe conseguir en épocas determinadas, sino que debería ser una constante anual y para ello es necesario evitar las alteraciones debidas a la estacionalidad y a la climatología, así como privar el paso a la numerosa problemática patológica que estará más al acecho cuánto más industrialicemos la actividad.

En definitiva, el cunicultor debe procurar un máximo confort ambiental para conseguir un buen desarrollo de la actividad y para ello protegerá a los animales de las posibles agresiones físicas o biofísicas y patológicas.

Los factores relacionados con los animales y que determinan el confort del conejar son: la temperatura y la humedad, ambas interrelacionadas con la ventilación que permite regular la temperatura, reducir la humedad producida por los animales y evacuar los gases tóxicos. Añadiremos la iluminación tan necesaria como útil para el estímulo reproductivo.

Temperatura

La temperatura ambiental de un conejar se debería situar entorno los 18º C.

Se pueden considerar temperaturas óptimas en maternidad de 15 a 24º C con extremos de 8º C y 28º C. En el engorde, situamos el óptimo en función a los rendimientos, tolerando una variación térmica entre 6º C y 30º C teniendo en cuenta que por debajo los 15º C los gazapos consumirán más alimento diario lo que repercutirá en incrementar el costo de producción y por encima de los 24º C consumirán diariamente menos alimento lo que repercutirá en atrasar su peso al sacrificio manteniéndose más días en el engorde.

Se puede considerar a la temperatura como el factor más importante. Su influencia abarca aspectos muy diversos:

Sanidad: El frío es el máximo responsable de la mortalidad en los nidos así como suele ser buen promotor del síndrome respiratorio de los conejos. Favorece la agalactia y las mastitis. El calor, por su parte, influye negativamente en exceso desarrollando problemáticas entéricas, desequilibrios digestivos y la muerte a 40º C.

Reproducción: El calor tiene efectos negativos tanto en las hembras como en los machos reproductores. A partir de unas temperaturas elevadas se observa en los conejares que la fertilidad decrece, pudiéndose correlacionar con una alteración de la espermatogénesis en los machos, los cuales presentan una esterilidad temporal o bien una gran irregularidad en la cantidad y calidad del semen. En cuanto a las hembras, éstas se manifiestan poco receptivas (vulvas blancas y sin turgencia) o bien infecundas. Diversos autores lo atribuyen al notorio descenso en el consumo de alimento (proteína-energía) durante la estación veraniega, con potenciación de la problemática debida al fotoperíodo (día-noche). La mortinatalidad es otro aspecto negativo a considerar.

Conversión: El conejo precisa de una energía para regular su temperatura corporal. Es importante señalar que el costo de la kilocaloría alimenticia es superior al de la Kcal de calefacción, lo cual debe predisponer al cunicultor a usar fuentes de calor en épocas frías. Se observa que con bajas temperaturas el consumo de alimento (ración seca) aumenta para decrecer a medida que el grado térmico aumenta. El conejo produce calor gracias a la oxidación de los alimentos consumidos o de sus reservas para mantener constante la temperatura corporal. También, como necesidad vital, puede evacuar calor y lo hace como:

Calor sensible, emitido por la superficie corporal y expresada en Kcal./hora: por irradiación en emisión directa ya que la temperatura del cuerpo es superior a la de los materiales y local, por convexión al estar los animales en contacto con las capas del aire y por conducción como transmisión directa por contacto con el material.

Calor latente, expresado en g/hora de vapor de agua, fruto de la respiración.

Es imprescindible para mantener la temperatura corporal que el calor recibido y producido sea igual al calor emitido y perdido. Para ello, el conejo tiene varios medios:

Sus extremidades, cola y principalmente orejas, regulan la temperatura corporal por vasoconstricción y vasodilatación cuando la temperatura ambiental es inferior a la del cuerpo (39-39,5º C).

Emisión de calor sensible gracias a su actitud, reduciendo (encogido) o aumentando (estirado) la superficie corporal en contacto con el ambiente.

El ritmo respiratorio, gracias al cual reduce o aumenta la producción de calor latente.

En definitiva, significamos la importancia de la temperatura en período frío que tiene su punto clave en los nidos, cuyo valor se sitúa por encima de los 30º C y en el equilibrio entre el coste de la alimentación y el coste de la calefacción. Para evitar el defecto en la temperatura, el cunicultor puede recurrir a la calefacción que se instalará de acuerdo con el diseño del conejar, con aparatos distribuidos por el local, generadores de aire caliente en un extremo o bien precalentando una sala aneja desde donde parte la ventilación dinámica.

En cuanto al verano o época de calor, el objetivo debe ser reducir al máximo la temperatura y para ello el cunicultor puede optar por una adecuada ventilación en la que incorporará sistemas de evaporación de agua (en humedades bajas), así como aislar cubiertas, encalarlas, regarlas, protegerlas de la radiación directa y/o aislarlas, todo ello sin olvidar la posibilidad de un arbolado o protección vegetal. Encalar paredes y puertas exteriores también suele ser un buen consejo.

Humedad

La higrometría es la medida de la humedad del aire. La capacidad del aire en agua aumenta con la temperatura y conlleva a un descenso de la humedad en valor relativo, es decir, lo que se llama el grado higrométrico.

A 0º C y 100% HR, 1 m3 de aire contiene 3’8g de agua.

A 30º C y 100% HR, 1 m3 de aire contiene 27’3g de agua.

A 30º C y 80% HR, 1 m3 de aire contiene 21’7g de agua.

El grado higrométrico es la relación entre el peso real de vapor de agua contenido en el aire y el peso máximo de agua que puede contener, estando saturado a la temperatura considerada.

Cuando la temperatura desciende, la humedad tiende a aumentar. Es por ello que en invierno y cuando en los conejares no existe calefacción, la higrometría puede ser elevada. Cuántas veces, entrando en granjas cuya temperatura es baja pero superior a la del exterior, tenemos una sensación de frío que observamos de forma principal en las extremidades de nuestro cuerpo. Síntoma inequívoco de una deficiente ventilación (probablemente un local muy cerrado) y con una humedad muy elevada.

Es importante controlar el grado higrométrico del aire (humedad relativa) por cuanto su exceso puede originar una exaltación del microbismo existente en el conejar. Su defecto crea un ambiente seco con notables repercusiones en la etiología respiratoria.

En invierno es más importante reducir la humedad que elevar la temperatura, aunque por definición física, al dar calor se reduzca el vapor de agua. Aquí entra en juego la ventilación y el aislamiento de los locales.

En verano, al contrario, cuando la temperatura es elevada, el grado higrométrico suele ser bajo. Es entonces cuando introduciremos agua en el conejar para así aumentar la humedad relativa y en consecuencia, reducir la temperatura. El regar los pasillos puede ser una buena práctica aunque a las dos horas aproximadamente, su efecto es nulo. La mejor solución es inyectar agua a través de paneles humidificadores.

Este consejo no es valido para climas de trópico húmedo donde se dan temperaturas y humedades altas. En estos climas conviene complementar la alimentación para asegurar la ingesta de nutrientes (los animales consumen menos cantidad diaria de materia seca) y vigilar el posible desarrollo de parasitismo externo (principalmente hongos).

La humedad relativa debe situarse entre un 55% y un 85%, procurando valores entre el 55% y 70% tanto en Maternidad como en los Engordes.

Cuando la temperatura ambiental está próxima a la temperatura corporal de los animales (38º C) y la higrometría elevada, el calor latente, en forma de vapor de agua, no puede evaporarse fácilmente. El animal sufre al no disponer de suficientes glándulas sudoríparas y se postra, ocasionando graves problemas que pueden conllevar a la muerte.

Si la temperatura es baja y por contra, la humedad ralla la saturación, se observa agua condensada en las paredes y techos mal aislados, así como en jaulas y sobretodo en nidales metálicos o de plástico. Es entonces cuando existe la sensación de frío que origina pérdidas de calor por convección y por conducción a nivel de los animales, los cuales manifiestan enfermedades respiratorias y digestivas.

El cunicultor no debe olvidar que:

En invierno existe la calefacción,

y en verano la humidificación.

Pero siempre debería ser la ventilación, en definitiva, la que se encargará de regular el exceso de humedad producida por los animales.

Iluminación

Aunque un exceso de luz solar directa puede perjudicar, especialmente en época de calor, los rayos solares son beneficiosos por sus efectos antirraquíticos, vigorizantes, estimulantes de las glándulas

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (20 Kb)
Leer 13 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com