LAS SERIES DE TELEVISON: UNA VERDAD IMAGINARIA

A finales del siglo XX la violencia en Colombia aumento con gran rapidez a causa de la aparición de nuevos grupos armados a margen de la ley como las Autodefensa Unidas de Colombia (AUC) y el narcotráfico con los carteles de Medellín y de Cali. Así pues; los canales más vistos de televisión nacional (RCN y Caracol) buscan por medio de series de televisión interpretar la vida de los supuestos personajes principales del conflicto que son los mismos generadores de este y son completamente desvirtuados de la realidad. Además, con estos tipos de programas buscan educar al televidente para conocer una historia no tan agradable sobre el país. Ante eso surge una pregunta ¿por qué la programación televisiva se centra en contar historias amarillista para ganar rating y no en contar una verdad educativa?

Para comenzar, los canales de televisión buscan siempre centrar al televidente con frases o temas que entretengan con mucha facilidad. Por ejemplo, la serie del canal Caracol titulada Escobar, el patrón del mal inicia todos sus capítulos con la frase “Aquel que no conoce la historia, está condenado a repetirla” (Napoleón. s.f). Esta frase con facilidad llama la atención, pero no cumple su trasfondo dentro del mismo programa que es conocer, fomentar la educación, promover la participación y la crítica política. Ya que de estas depende la estabilidad social, económica y bienestar del mismo país. Únicamente cuentan la vida de un narcotraficante que fue importante dentro por sus malas acciones y no del porque las realizo.

Igualmente, María Victoria Uribe (2013) en su texto Los Tres Caínes: apología de los señores de la guerra evidencia que quien tiene las armas y el dinero tiene el poder, “unos personajes semi-barbados, vestidos con uniformes militares camuflados, muy malhablados y toscos, pero que siempre andan armados” este tema entretiene por la facilidad con que realizaban los asesinatos o los mandaban a hacer y la forma de expresión que usaban estos personajes tanto oral como corporal; además, en las calles se observa a las personas haciendo los mismos movimientos y voces muy similares por gusto y creen que ganara importancia, pero no genera nada educativo y gran importancia en las personas.

En un país como Colombia, los canales intentan mostrar a los generadores de conflicto como figuras públicas que deberían ser conocidas, y no a las victimas quienes son los verdaderos “reyes protagónicos” (Uribe, 2013). Además, estas series generan una gran ayuda para conocer la poca historia que muestran, pero resalta el poco gusto por la lectura histórica de los habitantes del país como nos dice Mauricio Rubio (2013) “En un país que lee poco, la divulgación de una memoria histórica de casi veinte volúmenes requiere el complemento de una gran audiencia.” Genera un poco de decepción por la falta del gusto a leer, pero es una excelente herramienta para educar

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