Las percepciones
Enviado por daniserra • 24 de Septiembre de 2012 • Informe • 1.528 Palabras (7 Páginas) • 294 Visitas
Las percepciones, al igual que otros procesos mentales, son de naturaleza dinámica, estructural, sistémica. ¿Qué significa esto? Simplemente que pierden su sentido si se analizan como conjunto de elementos separados. Es decir, la percepción es un todo estructurado compuesto de sensaciones diferentes cuyas propiedades derivan de la posición y de la función que cada sensación tiene en relación a la totalidad. En otras palabras, una percepción implica una estructura definida de sensaciones que queda definida por cada una de ellas y por la relación que tienen entre sí.
Examinemos como se estructuran las sensaciones para dar origen a una percepción.
Un elemento fundamental en el proceso de estructuración de las percepciones es la relación entre figura y fondo. Entendemos por figura el objeto o proceso sobre el cual está puesta la atención del sujeto y por fondo, los elementos del medio que rodean a esa figura; lo que está, por así decirlo, en segundo plano. En el caso de las percepciones visuales esto se puede entender más claramente. Si yo percibo una disputa, la figura son dos personas peleando y el fondo, el lugar y los objetos que las rodean. En el caso de percepciones auditivas, ya se complica un poco más. Si percibo una canción, su texto y música son la figura, y los demás ruidos ambientales son el fondo. Lo interesante es que a veces el fondo altera la figura, en la mente de quien percibe. Esto mismo es aplicable a todo tipo de percepciones. La capacidad de tomar conciencia de algo radica, entre otras cosas, en la capacidad de percibir adecuadamente en función de los fines que persigue una persona. Es decir, en la capacidad de hacer una distinción entre un objeto o proceso central que nos interesa y lo secundario que, en este caso, es el telón de fondo o el conjunto de elementos que rodea a ese objeto o proceso central. Concebir de esta manera las percepciones es privilegiar el aspecto sistémico, de estructura, que organiza un conjunto de elementos, en este caso, las sensaciones. Y esa organización es función de los fines del sujeto que percibe. En otras palabras, los elementos sensoriales pueden ser los mismos para dos personas pero ambas pueden ordenarlos de manera distinta en su mente: en suma, ambas tienen percepciones distintas del mismo fenómeno o proceso.
Un segundo elemento que es necesario considerar para entender cómo las sensaciones se estructuran para dar origen a las percepciones es la estructura mental de cada individuo y la relación que se da entre esa estructura mental y la realidad. Los elementos que una persona pone en juego para ordenar y estructurar las sensaciones provienen de su propia estructura mental, no de los objetos. Esta idea es de vital importancia. Las percepciones que tenemos dependen de nosotros, no del objeto percibido; porque somos nosotros los que ordenamos los elementos que nos ofrece la realidad. Un elemento que define la percepción es la forma a través de la cual una persona ha ido procesando y estructurando, en su pensamiento, las experiencias vividas. Y, entre la realidad que opera independientemente del individuo y la percepción que él tiene de esa realidad hay una gran distancia. Un elemento que es importante considerar respecto de la distancia entre percepciones y realidad, entendida como lo acabamos de hacer, es la consecuencia que todo ello tiene para el comportamiento concreto de las personas. Decía un sociólogo de apellido Thomas: “Cuando los Hombres definen las situaciones como reales, son reales en sus consecuencias”. Este es un punto central en el tema que nos ocupa. Para nuestras relaciones cotidianas será de vital importancia tener presente que cada vez que percibimos algo, al actuar sobre ello lo haremos en función de esa percepción. Lo que condiciona nuestra conducta, en definitiva, no es el objeto o la situación sobre la cual actuamos sino la percepción que tenemos de ella. Y esa conducta tendrá consecuencias. Y esas consecuencias serán producto de mi percepción, sea esta adecuada o no para los fines perseguidos. Si no lo fue; si por asumir ideas de otras personas y extrapolarlas a situaciones diferentes, si por haber eliminado elementos esenciales de la realidad porque no los percibí, cometo errores de apreciación, de evaluación, de juicio -en relación a los motivos de mi conducta- mi comportamiento puede resultar inadecuado. Porque definí como real una situación que, aquí, ahora y para mis motivos, no era real. Pero sus consecuencias pueden ser absolutamente reales. Y será la propia práctica, los resultados de nuestras acciones, la que nos indicará qué distancia había entre nuestra percepción y lo que estaba sucediendo en la realidad. Será esa práctica la que nos dirá si esos procesos mentales fueron adecuados para vivir
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