Lo Bueno Y Lo Malo: Mill.

El pensamiento de que algo está mal depende no sólo del impacto que tiene en la persona que lo hizo, sino del que tiene sobre otras personas. Entonces, el argumento de que algo está mal genera un asunto de moralidad en nosotros que en la mayoría de las ocasiones nos detiene de cometer algo que consideramos malo, o simplemente que haría mal.

Pero… ¿Qué sucede con alguien que no tiene mayor importancia por la moralidad? ¿Qué no le preocupa su moral si no salirse con la suya? Para personas como estas no existe una clasificación entre lo malo y lo bueno. Para ellos todo será bueno mientras obtengan un provecho; no tienen razones para no matar, robar, mentir o dañar a otros.

Sin embargo, no significa que a estas personas no debería de importarles que estén incurriendo en un mal y que esto puede dañar a otros. ¿Entonces por qué debería importarles? Y mucho más relevante, ¿Por qué no lo hace? Pues… Existen varias teorías sobre la como “funciona” la moralidad de estas personas, sin mencionar el sin fin de pensamientos que los generan a cometer estas acciones malas sin sentir un remordimiento o preocupación.

Muchos consideran la moralidad como una ilusión y que la idea de un Dios no existe, sino, que es una simple ilusión. Para ellos no existe nadie que juzgue sus acciones y la recompensa de una eternidad “en el paraíso” no existe tampoco. Por otro lado, algunos piensan que si puedes cometer un acto tan malo como matar y salir victorioso de este, sin consecuencias legales ni mucho menos, entonces, no incurriste en un mal acto… Por ende para estos sólo hacen actos buenos.

La base de la moralidad es la creencia de que el bien y el perjuicio a personas particulares (o animales) son buenos o malos no sólo desde su punto de vista. Eso significa que cada persona tiene una razón para considerar no sólo sus propios intereses, sino los intereses de otros al decidir qué hacer.

La moralidad existiría únicamente si la persona siente una recompensa tras actuar de este modo, mas, de no sentir nada en lo absoluto entonces no tiene un motivo para ser moral. Si no existe esa autocomplacencia el individuo será indiferente a si sus actos tienen un mínimo de moralidad.

Es verdad que cuando la gente hace lo que cree que debe hacer, con frecuencia se siente bien al respecto: de manera similar, si hacen lo que piensan que es malo, con frecuencia se sienten mal. Pero eso no significa que esos sentimientos sean sus motivos para actuar.

Estos argumentos morales tratan de apelar a una capacidad para la motivación imparcial la cual se supone que está presente en todos nosotros. Desafortunadamente, podría estar profundamente enterrada y en algunos casos podrían no estar presente en absoluto.

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