Los Celulares Idiotas
Enviado por luismaar • 13 de Junio de 2014 • 686 Palabras (3 Páginas) • 200 Visitas
Todos idiotas
Estamos en la era de los electrónicos más listos que Calixto... y la idiocia colectiva, ganando por goleada
La Razón (Edición Impresa) / Ricardo Bajo Herreras
00:01 / 08 de enero de 2014
La moda de este año serán los relojes inteligentes (smart watches) y los lentes famosos de Google. Estamos en la era de los celulares pendejos, los televisores smart, los aparatos electrónicos más listos que Calixto... y la idiocia colectiva, la estulticia ganando por goleada. “No tenemos wifi, pueden charlar entre ustedes” dice un letrero “subversivo” en un boliche detrás de la Pérez Velasco en La Paz. Nos cuesta más trabajo y esfuerzo hablar en persona, en vivo y en directo, que chatear o “wasapear” con un supuesto “amigo” en la distancia. ¿Los aparatitos inteligentes nos están volviendo más tontos? Particularmente me da bronca que en una reunión de “cumpas” todos estemos más atentos al pinche celular supuestamente inteligente que a la mirada, gestos y palabras del compadre o comadre que está a tu lado. Los celulares deberían ser decomisados en la entrada del bar o la casa del cuate. Las guitarreadas han muerto. La guitarra está olvidada y polvorienta en una esquina de la habitación y ahora todos escuchamos el último “hit” o vemos la última jodita en el maldito celular o tableta. Cada vez menos gente te mira a los ojos cuando te habla.
Una de las fotos sublimes del año pasado me impresionó y llegué a la inevitable conclusión: en 2014, todos idiotas. La instantánea congelaba un momento frío y aterrador: una pareja recién casada, de elegante blanco, aguardaba en un sofá de lujo chequeando ambos sus respectivos teléfonos: sin intercambiar miradas, sin tocarse, sin complicidad, sin magia, sin besos.
Tengo algunos amigos que piensan que estos aparatitos pendejos mejoran nuestras vidas, que las redes sociales han posibilitado que la gente escriba y lea harto (ya ni Dios se preocupa por la ortografía o la banalidad reinante). A todos solo les digo una cosa: vean esa foto. Es terrible, es el signo de nuestros días. Y tengo otra mala noticia: la cosa va a ir a peor. Prontito vamos a estar hablándole al reloj (inteligente, por supuesto). Será más fácil conversar con un aparato que con tu madre: total, el celu o el reloj no te putea ni te regaña. Pero tampoco te abraza.
Tenemos más “conocidos” en feisbuk y menos amigos en la vida “real”. Estamos más comunicados que nunca pero es mentira: cada día estamos más solos y no le hablamos ni al perro. A mí me dan unas ganas terribles de botar mi celular por la ventana, desengancharme de internet y ponerme a leer en una biblioteca pública después de un paseo. Y si quieres que charlemos, quedamos a tomar sin prisa un cafecito en la tarde. O una chela, por la noche. Eso sí, desarmados, sin celulares. No, ¿cómo vas a hacer eso? ¿Y si alguien te quiere llamar o contactar para algo
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