Celulares

MARCO TEÒRICO

EL USO DEL CELULAR EN LAS ESCUELAS:

Psicoanalistas que toman el celular y susurran: “Te llamo luego, estoy atendiendo”. Pacientes que contestan el móvil frente a su médico. Maestros que mandan mensajes de textos durante la clase. Alumnos que envían SMS a los amigos del aula. El telefonito suena, en medio de la clase, en el cine, en la cena familiar.

El sistema educativo busca restringir el uso del celular, pero debería comprender que con su masificación se produce un profundo cambio cultural.

Para los más jóvenes, es más que una vía de conexión con los padres, es parte de lo que se denomina un “tercer entorno”, que permite la construcción de un nuevo espacio social. El celular es el lugar desde el cual se puede estar en sintonía con amigos, chatear, sacar fotos, filmar, escuchar música, saber la hora.

La acción del sistema educativo no debería limitarse al uso o la prohibición de los celulares en clases. Es posible apagar los celulares, pero la escuela no debería abroquelarse ante el avance de los nuevos formatos culturales. El desafío es comprender e interferir para que los chicos puedan utilizar las nuevas tecnologías sin quedar entrampados acríticamente en un mercado que modela sus hábitos de consumo.

El uso de la tecnología dentro del aula tiene su lado positivo y su lado negativo. Por ejemplo, creación de un facebook educativo es positiva; pero la distracción que puede propagarse en toda el aula es negativa.

En las instituciones escolares la prohibición del uso de celulares en el aula es la sa-lida más rápida y sencilla cuando no se tiene ni la menor idea de cómo emplear la tecno-logía de manera educativa, o cuando no se quieren realizar los debates necesarios para justificar y argumentar las decisiones tomadas. Las razones más argumentadas por profe-sores y directivos para prohibir el uso de celulares en el aula son las que suponen a esta tecnología como un elemento que propicia el ocio de los estudiantes y que además sirve como distractor en el aula. Pero este es el menor de los males. El uso de teléfonos celula-res en la escuela ha permitido a padres de familia, gobiernos y directivos escolar observar la violencia que se desarrolla en las instituciones escolares. Son muchos los casos de vio-lencia escolar que han sido video grabados por los alumnos, manifestaciones de violencia que en algunas ocasiones se desarrollan en las instituciones escolares. O esto es algo “normal”, o las instituciones educativas no están cumpliendo con sus funciones y objeti-vos. Probablemente los estudiantes están haciendo un mal uso de esta tecnología, pero tal vez los profesores no estén haciendo un buen trabajo al asesorarlos adecuadamente.

Reglamentar el uso de los teléfonos celulares en las escuelas es lo más inmediato, prohibirlo, retirarlo de los estudiantes; lo difícil es educar a los estudiantes para que con su formación cívica en dónde es o no adecuado emplearlo, los caminos fáciles e inmedia-tos son los favoritos en las instituciones que no cuentan con propuestas de soluciones verdaderas. Pero por otra parte, suponer que los estudiantes pueden hacer uso exclusi-vamente educativo y responsable de esta tecnología es idealizar un contexto escolar de fantasía, donde todo es bondad e interés académico.

EL CELULAR Y LA SALUD:

El consenso de la opinión científica es que no hay evidencia consistente de que los teléfonos móviles tengan efectos adversos para la salud. Sin embargo, nombraremos algu-nos ejemplos:

Algunas investigaciones aseguran que la radiación, la cual es medida mediante el análisis de la llamada “Tasa de Absorción Especifica” (SAR por sus siglas en inglés), puede provocar infertilidad si hay exposición prolongada de esta con los órganos sexuales. La investigación realizada por la OMS descartó también que el uso del celular ocasionara enfermedades menores como dolores de cabeza, nauseas, ansie-dad, depresiones, fatiga y pérdida de la libido (deseo sexual).

Científicos de la Universidad Lund de Suecia determinaron que dos minutos de ex-posición a las emisiones de los teléfonos móviles puede desactivar una barrera de seguridad en la sangre y las toxinas que causan las proteínas se filtren en el cere-bro. La acumulación de la hemoglobina, que transporta el oxígeno por el cuerpo, puede llevar a enfermedades del corazón y las piedras del riñón. En cambio, según la Asociación Americana de Corazón (AHA, por sus siglas en inglés), los impulsos eléctricos producidos por el corazón no sufren ninguna alteración importante (ca-paz de derivar en un infarto) por el uso del celular y mucho menos por llevarlo apagado en el bolsillo de la camisa. De acuerdo con lo establecido por AHA, el uso de un teléfono móvil ni siquiera genera riesgos para los que tienen instalado un marcapasos. La explicación es que la mayoría de los teléfonos celulares son de me-nos de tres vatios, insuficientes para afectar el funcionamiento de los marcapasos.

Recientemente un grupo de especialistas de la Universidad de Florida, descubrie-ron que las ondas y frecuencias con las que trabajan los celulares pueden ayudar a tratar de manera positiva el Alzheimer, según una nota de la BBC (El estudio fue realizado con ratones).

Una organización que está buscando sustentar científicamente los daños del celu-lar, la Danish Cancer Society, considera que el uso de teléfonos celulares tienen un efecto terapéutico, por las radiaciones emitidas. Emitieron un estudio donde se muestra que la radiofrecuencia puede no ser tan dañina como se pensaba.

Estudios realizados por el Instituto Británico para la Investigación afirman que exis-te la posibilidad de desarrollar tumores si hay contacto con un móvil por más de diez años. Cuando comenzamos nuestra investigación, hace aproximadamente un mes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguraba que la exposición a campos electromagnéticos de baja intensidad (como los generados por los teléfo-nos celulares) no producían ninguna consecuencia nociva para la salud, incluido cáncer. A esta conclusión llegó la entidad luego de estudiar cerca de 25.000

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