Maquinas Que Precedieron A La Pc
Enviado por 20101802017 • 30 de Julio de 2014 • 3.433 Palabras (14 Páginas) • 895 Visitas
ABACO
Instrumento utilizado para realizar cálculos aritméticos. Suele consistir en un tablero o cuadro con alambres o surcos paralelos entre sí en los que se mueven bolas o cuentas. El ábaco Fue Inventado en Asia.
El ábaco es posiblemente el primer dispositivo mecánico de contabilidad de la historia. Tiene unos 5.000 años de antigüedad, y su efectividad ha soportado la prueba del tiempo, puesto que aún se utiliza en varios lugares del mundo.
El ábaco es un dispositivo sencillo: una serie de cuentas ensartadas en varillas que a su vez están montadas en un marco rectangular. Al desplazar las cuentas sobre varillas, sus posiciones representan valores almacenados. A pesar de su capacidad para representar y almacenar datos, a este dispositivo no se le puede llamar computadora, puesto que –entre otras cosas– carece del elemento fundamental llamado programa.
Calculadora de Pascal (1642)
Máquina de cálculo(PASCALINA)
El genio renacentista Leonardo Da Vinci (1452-1519) trazó alrededor de 1500 varios apuntes para una sumadora mecánica. Más de un siglo después, hacia 1623, el alemán Wilhelm Schickard construyó la primera máquina de calcular. Sin embargo, la Historia ha reservado el puesto de creador del primer ingenio mecánico calculador a Pascal.
Efectivamente, en 1642, el filósofo y matemático francés Blaise Pascal (1623-1662) construyó la primera sumadora mecánica, que se llamó Pascalina, y que funcionaba con un complicado mecanismo de engranes y ruedas: la rotación completa de una de las ruedas dentadas hacía girar un paso a la rueda siguiente. La Pascalina sólo realizaba sumas y restas.
A pesar de que Pascal fue enaltecido por toda Europa debido a sus logros, la Pascalina resultó un fracaso financiero, pues resultaba más costosa que la labor humana para los cálculos aritméticos.
Máquina de multiplicar de Leibniz (1694) PASCALINA MEJORADA -
El alemán Gottfried Wilhelm von Leibniz (1646-1716) diseñó en 1671 otra sumadora mecánica, que concluyó definitivamente en 1694, conocida como la Calculadora Universal o Rueda Escalada de Leibniz, capaz de realizar sumas, restas, divisiones y raíces cuadradas.
En estas calculadoras mecánicas, los datos, representados mediante las posiciones de los engranajes, se introducían manualmente, estableciendo dichas posiciones finales de las ruedas de manera similar a como leemos los números en el cuentakilómetros de un automóvil.
A partir de este momento se fueron sucediendo nuevos modelos de calculadoras mecánicas, con distintas variaciones y mejoras.
El telar jacquard
1801: El telar de Jacquard el tejedor francés Joseph-Marie Jacquard (1752-1834) dedicó el poco tiempo libre que tenia a disminuir la carga de trabajo de sus colegas tejedores (quienes trabajaban 16 horas diarias sin descanso). Su solución, el telar de Jacquard, se creó en 1801. Con ayuda de orificios perforados estratégicamente en una tarjeta, dirigía el movimiento de las agujas, las fibras y las telas para crear los elaborados diseños que aún se conocen como tejido Jacquard. Se considera que el telar de Jacquard fue el primer uso significativo de la automatización binaria. El telar se convirtió en un éxito inmediato entre los dueños de fábricas de hilados y tejidos dado que podían contratar empleados menos capacitados con sueldos más bajos. Sin embargo, los tejedores, temerosos del desempleo, causaron disturbios y acusaron de traidor a Jacquard.
Primer BSG de la programación (1832) – TARGETAS PERFORADAS
El fabricante de tejidos francés Joseph-Marie Jacquard (1752-1834) ideó en 1801 un telar, todavía utilizado en la actualidad, que podía reproducir automáticamente patrones de tejidos leyendo la información codificada en patrones de agujeros perforados en tarjetas de papel rígido. Las tarjetas se perforaban estratégicamente y se acomodaban en cierta secuencia para indicar un diseño de tejido en particular. Para cambiar de diseño, basta con preparar una nueva colección de tarjetas.
El telar consta de una serie de varillas, sobre las que pasan las tarjetas, y de las que están prendidos hilos de distintos colores. Las perforaciones de las tarjetas determinan de manera mecánica qué varillas –y por tanto qué hilos– intervienen en la formación del tejido y en la disposición de los dibujos.
El principio de las tarjetas perforadas de Jacquard es el mismo que rige el funcionamiento de ciertos aparatos musicales. Más tarde, las tarjetas perforadas tendrán una gran influencia en los trabajos de Charles Babbage.
Máquina diferencial/Analítica de Babbage
1842 La máquina analítica y diferencial de Babbage Convencido de que su máquina beneficiaría a toda Inglaterra, Babbage solicitó –y recibió- una de las primeras subvenciones gubernamentales que se hayan otorgado, para construir la máquina diferencial. Limitado por la tecnología de principios del siglo XIX, los costos excesivos y posiblemente, que su ingeniero en jefe inflaba los costos, Babbage tan sólo completó una parte de máquina diferencial antes que el gobierno retirara su apoyo en 1842, con el argumento de que “no tenía valor científico”. Entretanto, Babbage había concebido la idea de una “máquina analítica” más avanzada. En lo esencial, era una computador de propósito general que podía sumar, restar, multiplicar y dividir en una secuencia automática, con una velocidad de 60 adiciones por segundo. Su diseño de 1883, que requería miles de engranes y transmisiones, cubriría el área de un campo de fútbol y seria impulsada por un motor de locomotora. Babbage trabajó en este proyecto hasta su muerte. En 1991 el Museo de Ciencias de Londres gastó 600,000 dólares en construir un modelo de la máquina diferencial que funcionara, de acuerdo con los planos originales de Babbage. La máquina resultante mide 1.80 metros de altura por 3 metros de largo, contiene alrededor de 4,000 piezas y pesa casi 3 toneladas.
Máquina tabuladora de Hollerith
A finales del siglo XIX, la oficina de censos estadounidense se enfrentaba a un grave problema: había tardado ocho años en finalizar el censo de 1880, y había llegado a la conclusión de que el censo de cada diez años tardaría en terminarse más que esos mismos diez años. Para intentar solucionar el problema, la oficina de censos encargó al estadístico Herman Hollerith (1860-1929) que aplicara su experiencia
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