Observaciones Biologicas Sobre Conceptos Psicoanaliticos

Observaciones biológicas sobre conceptos psicoanalíticos

El presente ensayo aspira a respaldar ciertos conceptos psicoanalíticos desde un punto de vista biológico. Para muchos, la conducta humana y la biología son términos que no tienen relación alguna. Esto se debe, en mi opinión, a que no recuerdan (o no quieren recordar) que el Hombre, al igual que todos los organismos que coexisten con él hoy en día, son el producto de lentos pero inexorables cambios que se acumularon a los largo de cientos de miles de años de evolución. La selección natural va modelando a cada especie, y no sólo su aspecto físico, sino también comportamentales. En particular, las estructuras psíquicas del Hombre fueron producto de este complejo mecanismo de selección. Cuando una estructura corporal, un órgano o un tipo de comportamiento se selecciona positivamente (esto es, cuando la característica seleccionada le confiere como “ventaja” a su portador dejar mayor número de descendientes que aquél que no posee dicha característica), esta puede mantenerse inalterada durante mucho tiempo, hasta que un nuevo cambio en el entorno vuelva a hacer operar a la selección natural sobre esa característica. Resulta obvio, siguiendo esta línea de pensamiento, que las estructuras psíquicas del hombre se han seleccionado de forma positiva, ya que nuestra especie es una de las más numerosas entre los mamíferos. A continuación, desarrollo mis observaciones para los mencionados conceptos psicoanalíticos.

Complejo de Edipo, incesto y fecundación cruzada:

En la Naturaleza, existen distintos mecanismos para evitar la endogamia en organismos de reproducción sexual. En algunos animales, como muchos mamíferos, las hembras se desligan de sus crías cuando alcanzan una edad a partir de la cual se pueden valer por sí mismas, que coincide con la madurez sexual de los juveniles. En otros, como en muchas especies de insectos, las crías son abandonadas desde el estadio de huevo, de manera tal que las larvas que emergen de ellos se deben valer por sí solas desde el primer día de nacidas. En estos casos estos animales viven poco tiempo, y es muy difícil que los ciclos de vida de dos generaciones consecutivas se superpongan en la etapa reproductiva, evitando de esta forma, la endogamia. En el hombre, el sepultamiento del complejo de Edipo y las normas socioculturales evitan el incesto (endogamia), y por lo tanto, favorecen la fecundación cruzada. El varón sale del complejo de Edipo (en donde se sentía sexualmente atraído por la madre) con la amenaza de castración. Ya no ve posible relacionarse sexualmente con la madre, pero se observa un acercamiento hacia el padre, con un claro sentido libidinoso. En cambio, en la mujer, con la angustia de castración entra en el complejo de Edipo, o sea, desea tener un hijo con el padre. Resulta claro que tales pensamientos sean naturales en niños de 4 o 5 años, y lo expresen en muchos casos con la mayor sinceridad. Estos es debido a que no conocen reglas morales, y su Súper Yo no se halla estructurado. En estos momentos de su vida, el niño responde a impulsos biológicos regidos por el Ello. Muchas personas pueden encontrar estas afirmaciones sacrílegas y descabelladas, pero el grueso de la población humana recuerda poco y nada de aquellos años tempranos, y muchos recuerdos, principalmente los referidos a las primeras experiencias de índole sexual, sucumben a la represión o son enmascarados por recuerdos encubridores. Y si vamos más allá de estas hipótesis, y observamos ya no la historia de un individuo en particular sino la de la especie humana en su conjunto, encontramos que las relaciones sexuales entre individuos emparentados en los albores de la humanidad con los primeros Homo sapiens, eran moneda corriente, pro el simple hecho de que no existían normas morales que las prohíban. Más tarde, con el advenimiento del totemismo y los tabúes, aparecen las primeras normas morales, y en consecuencia, los primeros diques contra el incesto.

Como mencioné antes, la mayoría de la gente puede tomar como algo siniestro estas afirmaciones. Pero, según Freud, lo siniestro era algo familiar, común, pero que luego fue olvidado. El incesto nos parece abominable, siniestro, pero era común en nuestros antepasados, y también en nuestras mentes infantiles, pero este acto fue totalmente olvidado y reprimido por la sociedad en su conjunto y en nuestra psiquis individual. Pero estos actos dejaron una profunda huella en nuestra memoria genética. Ahora, ¿qué ventaja adaptativa trajo como consecuencia la “abolición” del incesto? Principalmente, un aumento en la variabilidad genética de la población humana, lo cual la hace más plástica y adaptable a los cambios ambientales, cualquiera que fuesen estos. Una población de mamíferos en donde la endogamia sea común, presenta individuos con una enorme similitud genética. Frente a una variación abrupta en el ambiente, como puede ser, el advenimiento de una epidemia en la población, puede acabar con la mayoría de los individuos que componen dicha población y llevarla al borde de la extinción. Esto se debe a lo siguiente: si los individuos son genéticamente muy parecidos, o sea, están estrechamente emparentados, el funcionamiento de sus órganos y sistemas será prácticamente igual, más aún si conviven en el mismo ambiente. Y lo que puede perjudicar a uno, afecta a la gran mayoría en una población endogámica. Además, la probabilidad

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