Posmodernismo
Enviado por Andy_23 • 9 de Junio de 2015 • 4.891 Palabras (20 Páginas) • 151 Visitas
Definición de posmodernismo
Los académicos concuerdan que el posmodernismo rechaza los principios de la Ilustración, los occidentales ya no creen en el progreso, la pureza del conocimiento o las certezas. No hay Verdad, sólo verdad, que depende de la historia individual y la cultura. Incluso la ciencia ya no es descrita como el descubrimiento de hechos verificables, sino como la realización de experimentos y la formulación de teorías bajo paradigmas que cambian con el tiempo. Mientras los modernistas creían en el futuro y rechazaban el pasado, los posmodernos son pesimistas y no creen que el futuro necesariamente mejore.
Posmodernismo en la Academia
El posmodernismo emergió primero en las artes, pero se hizo rápidamente influyente en la academia, donde los teóricos literarios y los filósofos hablaron conscientemente de la teoría posmoderna. Un teórico influyente fue Jacques Derrida, responsable de la teoría literaria de la deconstrucción. Esta surgió de la idea de que el significado de un texto es diferente de un lector a otro. Tal y como no hay una sola verdad, tampoco existe un significado inherente dentro de un libro, obra de arte o pieza musical. Otro francés, Michael Foucalt, llevó aún más lejos los conceptos de Derrida, asegurando que cada interpretación individual del mundo es un declaración de poder. Con estos conceptos establecidos, el filósofo Richard Rorty dijo que la filosofía no debía busca más la verdad, sino concentrarse en discutir las varias interpretaciones de la realidad.
(Grenz, 1996) (Berry) (Kleiner, 2008) (Alton, s.f.)
¿INCLUYEN LOS ESTUDIOS CULTURALES UNA TEORÍA DE LA POSTMODERNIDAD?
Los estudios culturales incluyen teoría, la suponen y también la construyen. No son una simple descripción de la realidad cultural actual en nuestros países. Y de ningún modo pretenden la ingenuidad de serlo: de hecho se encuentra en ellos autoconciencia del rol fundador de la teoría sobre el dato, y por tanto se asume que la referencia a las nuevas modalidades culturales es siempre una referencia conceptualmente mediada.
Además, en estos trabajos teóricamente mediados, se hace explícita referencia a la postmodernidad. En textos de García Canclini y también de Martín-Barbero por ejemplo (los acercamientos entre ambos autores son visibles, pero también lo son sus diferencias. El sesgo crítico-político nos parece claramente más marcado en los escritos de Barbero), se habla de modernidad y postmodernidad -tal cual ya lo hemos señalado- de manera prolongada y explícita.
Más cabe aún destacar el punto de vista abierto por el libro de Barbero, en cuanto sabemos cuán difícil es para los intelectuales superar las oposiciones de la "razón dualista", salirse del ámbito cerrado de lo académico e intelectualizado, poder dar una mirada que no resulte descalificadora sobre los mitos, gustos y creencias populares.
Los estudios culturales han removido el espacio de supuestas certidumbres que solíamos dar por sentadas. Y han realizado una considerable contribución al servicio del análisis del mundo simbólico de los sectores sociales subalternos en nuestros países. Estudios que no eran "sospechables" a partir de previos puntos de vista: es decir, que han abierto una vía de interpretación, un campo de lectura de lo real/social en el subcontinente.
Nada de esto aparece en los estudios culturales, y ello es simplemente porque estos son estudios de lo que hay en lo postmoderno, pero no "sobre" lo postmoderno. Son estudios sobre identidades, sobre comunicación, sobre teoría literaria y su relación con la cultura, o sobre los modos de constitución de lo nacional o lo internacional/compartido. Pero su objeto explícito no es lo moderno/postmoderno, sino la cultura contemporánea. La cual está, obviamente, atravesada por los efectos del paso de lo moderno a lo postmoderno. Pero la tematización de ese paso en tanto que tal, es decir, la tematización de qué son modernidad y postmodernidad, no es (ni se ha pretendido que lo sea el objeto de estos trabajos. De modo que la adjudicación a los estudios culturales de la temática de la postmodernidad les es externa y ha surgido de la evidencia de que lo que dicen, dice acerca de la postmodernidad. Pero no por ello se implica a ésta tomada como objeto. El recorte temático -aun cuando pueda ser muy amplio- es otro.
(Follari, 2000)
La posmodernidad según GillesLipovetsky
Lipovetsky quiere demostrar a lo largo de sus trabajos que un nuevo individualismo, llamado individualismo narcisista, es la clave para el entendimiento de la posmodernidad. “Esto es, un nuevo estadio histórico en el que han entrado ya las sociedades democrático-capitalistas avanzadas y que se caracteriza por el ´vaciamiento´ o pérdida de sustancia de los ideales proyectados durante la época moderna”.
Esta nueva era, según el autor, se debe al surgimiento de un nuevo paradigma antropológico y de una nueva moral en ruptura con los imperantes durante la Modernidad, en que el capitalismo productivista le da su lugar al capitalismo consumista. Es un tránsito del individualismo caracterizado por la competencia, búsqueda de la moral y revolucionaria, a un individualismo hedonista, narcisista e intimista, por lo cual el autor llega a decir que “vivimos una segunda revolución individualista”. Aunque a esta sociedad lo que la rige no es tanto el placer, sino la compulsión por la autorrealización que se desarrolla por estrategias cada vez más flexibles y abiertas, pero no por eso menos efectivas.
Dice Lipovetsky que en esta cultura posmoderna se ve cierta apatía ideológica provocada por la sobresaturación informativa, y por esto una dispersión de la conciencia. La define como una sociedad “en que reina la indiferencia de masa, donde domina el sentimiento de reiteración y estancamiento, en que la autonomía privada no se discute, donde lo nuevo se acoge como lo antiguo, donde se banaliza la innovación, en la que el futuro no se asimila ya a un progreso ineluctable, la gente quiere vivir en seguida, aquí y ahora, conservarse joven y no ya forjar el hombre nuevo,] no tiene ni ídolo ni tabú”.
Lipovetsky dice que el proceso de personalización es una estrategia global en el que se da una mutación en el hacer y querer de las sociedades, y éste se divide en dos caras: la primera es llamada limpia u operativa, que “designa al conjunto de los dispositivos desestandarizados, las formas de solicitación programada elaborada por los aparatos de poder y gestión que provoca que los detractores de derecha y sobre todo los de izquierda, denuncien”. La segunda la denomina salvaje o paralela, y se caracteriza por la búsqueda de autonomía y particularización de grupos de individuos que buscan su propia identidad separándose
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