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Quisiera Saber Como Configurar La Camara-nikon-l810- Cuando Estoy En Espacios Cerrados Con Poca Luz, Y No Pued


Enviado por   •  17 de Julio de 2014  •  3.613 Palabras (15 Páginas)  •  323 Visitas

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En su concepción, Lenin sigue a El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. En este libro, Engels sostiene que el Estado comienza cuando se originan las clases y que la división de la sociedad en clases genera al Estado. Esta afirmación, aparentemente simple y obvia, deja de lado algo esencial: que no existe ningún Estado genérico. Todos los estados existen como estados de una sociedad particular. Sin embargo, el enfoque de Engels no parte de allí sino de una meta-categoría. Richard Gunn en su artículo “Marxismo y filosofía” [1] caracteriza este tipo de abstracción como una abstracción empirista, que presupone una relación del tipo género-especie con los estados realmente históricos. En otras palabras, tenemos un objeto metafísico llamado Estado y podemos alinear jerárquicamente debajo de él todos los estados que existen en la realidad. Así, bajo el título de una meta-categoría llamada “el Estado” podemos alinear los estados esclavistas, los feudales, los capitalistas, etcétera. El Estado se transforma en una abstracción ahistórica, una construcción a priori que define si tal o cual “cosa” es un Estado. Engels se pregunta: “¿qué es el Estado?”, y procede a darnos su respuesta: un conjunto de hombres armados, organizado para defender los intereses de la clase dominante.

Sin embargo, este enfoque no alcanza a darnos los medios para entender lo que es específico del Estado capitalista. Cualquier teoría sobre el Estado tendría que responder a la pregunta: “¿qué es lo que hace que este Estado sea un Estado capitalista?” El enfoque de Engels (y el de Lenin) trata al Estado como un instrumento de la clase dominante, como un objeto, una “cosa” que existe y está determinada por sus funciones. El Estado es capitalista porque los capitalistas controlan al Estado. ¿Cómo lo controlan? Por medio de la corrupción y de lazos personales con él y de “alianzas” entre el Estado y el capital. [2] El capital toma posesión poniendo a sus personeros en el recipiente del Estado. A su vez estos personeros, después de cumplir sus mandatos, obtienen puestos en las corporaciones capitalistas, consolidando así la relación. Se presupone que el Estado es un recipiente vacío, hasta que alguna clase lo llena con un nuevo contenido.

Ahora bien, una teoría alternativa del Estado tendría que reconocer lo que diferencia al Estado capitalista de los otros estados. Primero, partiendo de la noción marxiana del fetichismo (las relaciones entre las personas aparecen como relaciones entre cosas mediadas por las personas), tenemos que comenzar con el Estado como una relación social, no como una cosa. Engels y Lenin comienzan desde un Estado reificado al tratarlo como una cosa, un recipiente, un instrumento, en lugar de arrancar de la relación social en la que se basa el Estado.

En segundo lugar, habiendo establecido la necesidad de no cosificar al Estado, ¿qué es lo que hace del Estado un Estado capitalista? El capital, basado en la separación entre los productores y los medios de producción y la transformación de la fuerza de trabajo de los productores en una mercancía, crea una separación entre el mercado (el reino del libre cambio) y la producción. Esta separación, por otro lado, también separa los medios de dominación del trabajo respecto de la explotación de la fuerza de trabajo: lo económico deviene separado de lo político. Por tanto, no existe una identidad directa entre el capital y el Estado; la relación aparece indirecta. En su esfuerzo por hacer explícita esta relación, Lenin y Engels actúan como si los capitalistas controlaran directamente al Estado de varias maneras, pero esto sólo sirve para fetichizar más la relación, ya que presupone la aparente identidad del Estado y el capital. Pero en un mundo fetichizado, apariencia y esencia no coinciden, y es exactamente esto lo que Marx toma en cuenta en su concepto del fetichismo y su dialéctica. Lenin y Engels van desde un enfoque dialéctico a uno positivista, cuando preguntan “¿Qué es lo que hace de este Estado un Estado capitalista?”.

En tercer lugar, Lenin y Engels proceden entonces a adoptar una actitud funcionalista frente al Estado. Éste se transforma en nada más que las funciones que cumple: la protección de los intereses generales del capital. Una vez que el Estado se ha transformado en una “cosa”, un instrumento, entonces lo hemos reificado, y en consecuencia, lo hemos hecho más estable de lo que en realidad es. Si partimos del concepto del fetichismo, sin embargo, el Estado existe como una forma (un modo de existencia) de la relación capital-trabajo; el Estado tiene que ser un producto de la lucha, lo que significa que el Estado no puede ser definido por una serie pre-determinada de funciones. Las “funciones” son producto de la lucha de clases. La constitución del Estado deviene un proceso constante; un proceso que está formando continuamente al Estado en un enfrentamiento que refleja las luchas de clases. El Estado capitalista no es el que se formó simplemente con las revoluciones burguesas o con el absolutismo (como sostiene Lenin). La lucha de clases constituye y reconstituye constantemente al Estado como una relación social fetichizada.

Finalmente, tenemos que preguntarnos: ¿cómo podemos hablar de “Estado capitalista” frente a tantos y tan diferentes estados capitalistas? Dado que el capital es global desde sus orígenes, desde la piratería, la esclavitud y la conquista, también lo político, como una relación social, es global. Podemos ver entonces cada Estado como simplemente la fragmentación de lo político en espacios locales. Esta fragmentación gira alrededor de dos relaciones: la necesidad de controlar el movimiento del trabajo y la de atraer al capital. El capital se mueve (con diversos grados de movilidad, dependiendo de si se mueve como capital productivo, capital mercantil o capital-dinero) y sólo se establece donde se dan condiciones atractivas para la extracción de plusvalía. Se desarrolla una contradicción entre la movilidad del capital y la inmovilidad del Estado. En la medida en que el capital existe como capital global (el capital nacional es realmente una ficción), la identificación del capital con una clase capitalista en particular o un Estado capitalista determinado carece de sentido. No podemos profundizar sobre este tema aquí, pero este enfoque socava seriamente el concepto de “capitalismo monopolista de Estado” en el que se basa Lenin y que él mismo desarrolla. El Estado de Lenin es, en el fondo, un Estado nacional, como lo es su capital, y su mundo es un sistema de Estados donde algunos de ellos explotan a otros. Para una teoría que tome como punto de partida el concepto de fetichismo, cada Estado existe como un fragmento, un momento fracturado de lo político como una totalidad

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