¿Qué es la agilidad? ¿Qué es el pensamiento lean?

Unidad 1: ¿Qué es la agilidad? ¿Qué es el pensamiento lean?

2.1.1 Definición de agilidad

Es muy difícil definir la agilidad. Esto es así porque es un concepto muy amplio, casi como definir la amistad. Cada uno la siente y la vive de forma diferente. Hay que experimentarla porque, si la persona sabe qué es, pero no es capaz de vivenciarla, no tiene mucho sentido solo conocer su significado.

A modo orientativo, veamos algunas definiciones de agilidad:

Definición 1: “la agilidad es la capacidad de crear y responder al cambio. Es una forma de lidiar y, en última instancia, tener éxito en un entorno incierto y turbulento” (Alianza Ágil citado en Instituto Ágil, 2020, https://bit.ly/3ut4Mvm).

Definición 2: “ser ágil es hacer cuando no sabes todo lo que necesitas saber para hacer” (Beherens citado en Instituto Ágil, 2020, https://bit.ly/3ut4Mvm).

Definición 3: 

Agile no es trabajar más fuerte o más duro, sino que es trabajar de forma más inteligente, generando más valor con menos trabajo […] Agile es un mindset: una forma de ser que deviene en otra forma de hacer (y no al revés). (Denning citado en Jajamovich, 2019, https://bit.ly/2RSTigV) 

En definitiva, “podemos reconocer la agilidad, como una cultura de trabajo basada en valores, principios y prácticas, que se enfoca en la creación constante de valor, en un entorno incierto a partir del aprendizaje colaborativo entre las personas” (Instituto Ágil, 2020, https://bit.ly/3ut4Mvm).

Agile como una cultura

Figura 1: Agile como una cultura

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Fuente: adaptación propia con base en Ordóñez, 2016, https://bit.ly/3O4ji4m 

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Esta definición es interesante, pero se queda un poco corta, ya que encuadra a la agilidad en un conjunto de valores, principios y prácticas, y la agilidad es mucho más que solo eso.

La agilidad es un estado, una forma de pensar y de vivir.

Ser y hacer, las dos dimensiones de la agilidad

Como se puede prever, la agilidad:

No se trata de una receta, ni de una metodología que se pueda seguir paso a paso, ni tampoco de una técnica específica, sino que es más bien una filosofía o una forma de pensar, actuar y ver el mundo. En inglés, lo llaman agile mindset.

Es habitual ver también a la agilidad como un conjunto de valores y principios […]. Ellos nos permiten entender aún mejor ese mindset. Si una persona o un equipo suele actuar acorde a esos valores y principios, podríamos afirmar que está siendo ágil. (Betancur, 2019 https://bit.ly/3JwQGNI) 

Ahora bien, hay un estrecho vínculo entre el ser y el hacer. Cuando se habla de hacer, dentro del concepto de agilidad, hablamos de los frameworks, las prácticas, las técnicas y las herramientas ágiles que existen y permiten materializar el trabajo diario y concreto, los valores y los principios que se mencionaron anteriormente.

Se puede resumir lo expuesto en la siguiente imagen, que representa los conceptos de mindset, valores, principios y herramientas como las capas de una cebolla.

Figura 2: The agile onion

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Fuente: Bruisten, 2019, https://bit.ly/3rgJOxZ 

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2.1.2 Pensamiento ágil

“Agile es un mindset: una forma de ser”, decía Steve Denning (2016, https://bit.ly/3JvdXjj). No es lo mismo ser ágil que hacer agilidad. Y es que, si no se piensa de manera ágil, será muy difícil que se pueda actuar de forma ágil. Se podría intentar utilizar herramientas o prácticas que ayuden de alguna manera a “forzar” la agilidad que no sale naturalmente, pero, a la larga, eso se irá diluyendo y contradiciendo con los propios comportamientos, ya sea como individuos, como equipo o como organización. Y ese es un punto clave: los comportamientos. 

Muchas organizaciones asumen que ser ágil se reduce a tener que aprender e implementar el framework o la metodología ágil de turno y terminan simplemente aplicando recetas que no funcionan. Para que funcione, se deben incorporar previamente los valores que subyacen la metodología. Estas organizaciones se empeñan en la búsqueda de alguna herramienta mágica que resuelva todos sus problemas a corto plazo y sin mucho esfuerzo. Así, terminan aplicando recetas vacías y sin sentido y estresando a las personas. 

¿Y por qué es tan importante entender el concepto de mindset ágil? Simplemente, porque las cosas han cambiado mucho en los últimos años. Se pasó de ver a las organizaciones como el centro de todo —donde la principal preocupación estaba en hacer entender la metáfora de que la empresa era una máquina que había que mantener funcionando a su máximo potencial, optimizando los recursos y las personas eran piezas reemplazables o sustituibles— a verlas como sistemas adaptativos complejos, donde el centro está en las personas y, por, sobre todo, en el epicentro de todo el asunto está una persona en particular: el cliente.

Hoy en día, las organizaciones están regidas por lo que Denning (2016) denomina la ley del cliente, que plantea la siguiente pregunta: “¿cómo vas a organizarte para darle valor al cliente?” (https://bit.ly/3JvdXjj). 

De hecho, existen modelos que están centrados en el cliente, como, por ejemplo, el siguiente. 

Figura 3: Centrarse en el cliente

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Fuente: [imagen sin título sobre centrarse en el cliente], s.f., https://bit.ly/3Jt7JjR

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Las organizaciones y las marcas que están realmente centradas en el cliente, generalmente, dedican años a construir una cultura alrededor del cliente y sus necesidades, y su compromiso de entregar valor a sus clientes es genuino.

Son organizaciones que han construido marcas poderosas y amadas, y que tienen niveles de satisfacción de sus clientes tan elevados que, más que clientes, se puede decir que son fanáticos incondicionales.

Pero, volviendo al concepto de mindset y pensando en el contexto de la agilidad, todos estos cambios implican que se modifique el viejo modelo mental y se entienda que, antes que las prácticas, las técnicas y las herramientas, están los principios y los valores, y, previo a eso, el mindset ágil. 

Se puede, entonces, pensar el concepto de mindset como una configuración mental; como un concepto que es necesario tener previamente para poder llevar a cabo la práctica de los principios y valores del Manifiesto ágil. Es esta configuración mental un “estado de apertura” necesario para posibilitar los cambios culturales dentro de las organizaciones.

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