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Referencias Y Nombres


Enviado por   •  24 de Octubre de 2013  •  461 Palabras (2 Páginas)  •  243 Visitas

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La más notable obra de nuestra literatura –porque en toda nuestra literatura no hay

nada comparable– en el bachillerato nos la prohíben, es decir, nos la recomiendan;

es lo mismo que prohibir, porque recomendar a uno como un deber lo que es una

carcajada contra la adaptación, es lo mismo que prohibírselo. Después de eso uno

no se atreve ni a leerlo, le cuentan que el gerundio está muy bien usado, le hablan

de sintaxis, de gramática, del arte de los que saben cómo se debería escribir pero

que escriben muy mal: una cosa que a Cervantes no le interesaba, pues lo que

hacía era escribir soberanamente, con las más ocultas fibras de su ser. Cuando

nosotros llegamos a abrir los ojos ante el Quijote, con asombro, nos damos cuenta

que tanto Sancho como el Quijote pueden estar de acuerdo porque ambos son

irrealistas, el uno construye una realidad, el otro se atiene a la inmediatez, lo real

pasa por encima de uno y por debajo del otro y en conjunto los dos son una crítica

de la realidad, a nombre de la inmediatez del deseo y a nombre de la

trascendencia del anhelo. La realidad es la que queda muerta, no ellos.

Y sin embargo, Cervantes no nos puede dar eso inmediatamente; el más grande de

nuestros autores, un hombre de la altura de Shakespeare, nos da un texto que si

nosotros no somos capaces de descifrar, de interpretar, no lo entendemos. No

somos capaces ni siquiera de leerlo, o lo leemos por “fuerza de voluntad”, que es

peor; pero de lo que se trata es de coger el entusiasmo, coger el ritmo, coger el

estilo de Cervantes, o mejor dicho los estilos de Cervantes. Cervantes sabe

hacerlo todo, el estilo metonímico de Sancho, apoyado en refranes para darse aire

de que no es él el que lo dice y poner la ponzoña por debajo; el estilo lírico de

Don Quijote: “Ya no hay hombre que saliendo de este valle entre en aquella

montaña y de allá pise una desierta y desolada playa de mar"; esa combinación de

estilos que nos da el Quijote se nos escapa porque no sabemos leerlo; ese es el

problema que yo les planteo, pues el problema no es que tengamos nada que leer

porque traduzcan mal, sino que no sabemos leer nosotros. Claro, ya en el

bachillerato nos prohíben El Quijote, ¿por qué nos lo prohíben?; desde la

primaria, antes del bachillerato, se introduce una serie de oposiciones en las que

ingresamos desde el primer año: el tiempo de clase donde se aprende, aburridor, y

el recreo donde se disfruta sin aprender. El Quijote no cabe en esos dos tiempos,

porque el Quijote es una fiesta y al mismo tiempo el más alto conocimiento.

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