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Enviado por laurakarina9905 • 1 de Mayo de 2013 • 760 Palabras (4 Páginas) • 286 Visitas
Leí este libro hace bastante tiempo ya, recordaba la historia, pero no he podido evitar volver a sorprenderme como si fuera la primera vez que llegaba a mis ojos; creo que lo esencial de El Principito no radica en lo que se lee, ni en lo que se ve, sino en lo que esta ahí esperando a que lo cojas, a que leas entre líneas y lo interpretes como quieras, en eso precisamente radica lo bello de El principito, en mi opinión, en lo que no se ve.
Viví así, solo, sin nadie con quien hablar verdaderamente, hasta que tuve una avería en el desierto del Sahara, hace seis años. Algo se había roto en mi motor. Y como no tenía conmigo ni mecánico ni pasajeros, me dispuse a realizar, solo, una reparación difícil. Era, para mí, cuestión de vida o muerte. Tenía agua apenas para ocho días. La primera noche dormí sobre la arena a mil millas de toda tierra habitada. Estaba más aislado que un náufrago sobre una balsa en medio del océano. Imaginaos, pues, mi sorpresa cuando, al romper el día, me despertó una extraña vocecita que decía: "Por favor..., ¡dibújame un cordero!"
El principito habita su pequeño planeta compuesto por tres volcanes y una flor, hasta que decide explorar otros planetas, y es así como va a parar a distintos planetas que están habitados por un rey que no tiene a quien mandar, pasando por un borracho o un hombre de negocios hasta llegar a la Tierra, donde conoce al aviador.
El principito es un libro corto, que se lee en un abrir y cerrar de ojos, que puede parecer sencillo o simple a primera vista, pero que en realidad no lo es: el autor deja caer moralejas por todos lados que cada uno puede interpretar a su manera.
Según mi punto de vista (y esto es muy personal) el planeta de El principito es su propia infancia, donde habita una flor que es su juventud y que hay que proteger, y tres volcanes: los dos activos representan las cosas que hay que hacer: la disciplina, las tareas diarias… y el inactivo las sorpresas de la vida, está inactivo pero puede dejar de estarlo; en su planeta también están los baobabs que vendrían a ser los problemas, que hay que cortarlos y administrarlos antes de que se hagan demasiado grandes, por eso mismo El principito pregunta si su cordero (un amigo) puede comérselos, a lo que el aviador responde que sí, aunque después se preocupa por si los baobabs también pueden comerse su flor.
Al dejar su planeta atrás, deja atrás también su infancia y va recorriendo diversos planetas donde conoce a adultos como el Rey que manda en un único planeta y solo da órdenes razonables (las ansias de poder), otro planeta habitado por un borracho (los vicios), otro habitado por un vanidoso (vanidad, obviamente), un hombre de negocios que cuenta las estrellas que posee (avaricia y cegación con el trabajo), otro por un faro y el farolero (la monotonía), el geógrafo (es
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