Sustentabilidad

Estamos a escasos días de conmemorar un nuevo Día Mundial de la Propiedad Intelectual. Un 26 de Abril de 1970 dos pequeñas oficinas de habla francesa, con dirección suiza (creadas con el objetivo de administrar los Convenios de Paris y Berna) se transformaron, convenio internacional fundacional mediante, en una organización internacional dirigida por sus actuales 184 Estados Miembros. En efecto, ambas oficinas conocidas como BIRPI (Bureaux internationaux réunis pour la protection de la propieté intellectuelle) pasaron a formar la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). El convenio entró en vigor en Julio de 1970 y la OMPI se convirtió en un organismo especializado de las Naciones Unidas.

En estas cuatro décadas se han producido importantes y vertiginosos avances tecnológicos, entre ellos, Internet; las tecnologías inalámbricas y el nuevo entorno digital, producto de estos nuevos desarrollos el sistema de la propiedad intelectual y la innovación inherente a ese sistema han adquirido un nuevo significado global frente al incremento de la demanda mundial de tecnologías eficientes en materia de obtención de energía, de salud pública, de seguridad alimentaria, etc.

Recordemos que una patente es un documento expedido por el Poder Administrador en base a una solicitud efectuada por una persona con el objeto de proteger una invención descripta en la misma. El Estado concede al titular de la invención un monopolio temporal en el mercado, de manera que el inventor puede obtener una renta monopólica por su aporte innovativo a la sociedad y, a cambio de ello, el titular de la invención se compromete a describir el invento de manera suficientemente detallada como para que un técnico medio en la materia pueda reproducirla.

Por lo tanto, el derecho sobre una patente tiene limitación temporal y la sociedad se beneficia cuando dicha invención ingresa al dominio público, obteniéndose así un progreso tecnológico.

De esta manera, las bases de patentes que han pasado al dominio público generan información tecnológica disponible en forma gratuita para cualquier creador o inventor de cualquier parte del mundo, constituyen formidables e invalorables herramientas de difusión de la tecnología, son fuente de conocimientos para el desarrollo de futuras invenciones y son un estímulo para innovar y competir en el mercado. Asimismo, la investigación y el análisis de la actividad de patentamiento en un sector tecnológico determinado pueden emplearse exitosamente para detectar oportunidades de negocio.

Las nuevas tecnologías innovadoras están conformando una nueva sociedad globalizada y sin duda el fomento de la innovación y la creatividad a través del buen uso de las herramientas que provee el sistema de Derechos de la Propiedad Intelectual es el camino que debemos continuar transitando.

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