Tecnología digital, ¿El avance o retroceso humano?

Tecnología digital, ¿El avance o retroceso humano?

A lo largo de la historia, la sociedad se ha encontrado buscando la manera de evolucionar en distintos ámbitos que afectan su día a día. En el último siglo, se ha centrado en avanzar tecnológicamente llegando a penetrar en casi todos los ámbitos de la vida humana pues una gran cantidad de personas pasan la mayor parte del día frente a la pantalla de un teléfono inteligente o frente a un computador.  

Sobre este tema, cabe mencionar la reflexión de Aguilar (2011), para quien los nuevos pensamientos creados por el avance de la tecnología de los últimos tiempos “contribuyen para el cambio de las percepciones sobre nosotros mismos, sobre la forma como interactuamos y sobre la manera de relacionarnos con la naturaleza"(p.125). Considerando lo argumentado por la precitada autora, se puede concluir que la tecnología avanzó para introducirse cada vez más en la vida diaria, pero con ello también se crea un paradigma totalmente nuevo para la humanidad quienes tuvieron que cambiar para adaptar la incursión invasiva del constante avance tecnológico.

Ahora bien, para entender si la tecnología es un elemento de progreso social general o, más bien, un elemento que está afectando de manera negativa a la humanidad, tenemos que entender qué es la tecnología. Al respecto, una de las definiciones más generales que se pueden encontrar es la presentada por Arteaga y Basurto (2017), para quienes "es el conjunto de conocimientos técnicos, científicamente ordenados, que permiten diseñar y crear bienes, servicios que facilitan la adaptación al medio ambiente y la satisfacción de las necesidades esenciales y los deseos de la humanidad" (p.660).

Así pues, nos encontramos con que la tecnología responde al deseo y la voluntad que tenemos las personas de transformar nuestro entorno, transformar el mundo que nos rodea buscando nuevas y mejores formas de satisfacer nuestros deseos. La motivación es la satisfacción de necesidades o deseos, la actividad es el desarrollo, el diseño y la ejecución y el producto resultante son los bienes y servicios, o los métodos y procesos.

Siguiendo estas consideraciones, es importante señalar el avance digital que ha venido ocurriendo en los últimos tiempos, el mismo se expone en un informe realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2021), donde explica que las tecnologías digitales han crecido exponencialmente y su uso se ha globalizado. Asimismo, manifiesta que la conectividad “ubicua y continua llega a gran parte de la humanidad gracias a la masificación del uso de teléfonos inteligentes y al consiguiente acceso a la información, a las redes sociales y al entretenimiento audiovisual” (p.7). La aceleración del progreso técnico en el universo digital ha vuelto cotidiana el empleo de dispositivos y aplicaciones que usan la computación en la nube, la analítica de grandes datos, las cadenas de bloques o la inteligencia artificial.

De igual modo, la revolución tecnológica, aunada al cambio en las estrategias de las empresas líderes en el uso de las tecnologías digitales, ha llevado al auge de las plataformas globales, dando lugar a una excesiva concentración de poder económico y político en no más de una veintena de corporaciones de dos o tres potencias mundiales, un conjunto demasiado pequeño de empresas cuyo valor de mercado supera o se acerca a un billón de dólares.

De igual modo, cabe destacar que el progreso de la tecnología también ha ido acompañado de resultados socialmente negativos, CEPAL (2021) menciona como la exclusión de una parte importante de la población mundial de los beneficios de la digitalización, fundamentalmente porque sus ingresos no les permiten tener una conectividad significativa (es decir, un acceso de calidad), acceso a dispositivos, conexión fija en el hogar y la capacidad para su uso diario.

Así pues, se ha abierto una fuerte brecha de demanda puesto existe cobertura suficiente que no se concreta en conexiones y usos. También, señalan en el informe que se han acentuado otros problemas, como la proliferación de noticias falsas (fake news) y los ataques cibernéticos, el creciente riesgo para la privacidad y la seguridad de los datos personales, y la producción masiva de residuos electrónicos.

Considerando las situaciones antes planteadas, se puede deducir que la tecnología si bien proporciona una serie de ventajas a la humanidad, de igual manera ha sido un elemento negativo para la misma. No obstante, tal como comenta Aguilar (2011), “en sí mismas no son buenas ni malas, el uso que el sujeto o ser humano hace de ella (dependiendo del ejercicio de su libertad) es lo que determina la calidad del juicio (ética)” (p.131).

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