Violencia Y Crisis En El Peru
Enviado por angy1894 • 19 de Julio de 2012 • 18.801 Palabras (76 Páginas) • 1.505 Visitas
INTRODUCCIÓN
En la actualidad el Perú se encuentra atravesando un periodo de crisis caracterizada por una espiral de violencia cotidiana y por un resquebrajamiento visible de los valores tradicionales, por ello en este trabajo daré a conocer los indicadores de esta crisis, que es motivo de una profunda preocu¬pación:
• La irrupción en los últimos años de un estado de caos en la vi¬da cotidiana de las ciudades y en particular en Lima.
• El estallido de una violencia cruda y prolongada que, aunque asociada por muchos exclusivamente con el terrorismo, es en realidad un fenómeno habitual en las calles de lima y en otras partes del Perú;
• El incremento del narcotráfico con la consecuente degrada¬ción moral y desintegración social en grandes regiones del país
• Los frecuentes actos de abuso del poder y de corrupción en las propias fuerzas del orden
• El deterioro significativo de los núcleos sociales básicos de formación de la persona (familia, escuelas, universidades, etc.),
• El empeoramiento de la situación familiar en los barrios de clase media y sobre todo en los barrios marginales donde el alcoholismo, la promiscuidad, la delincuencia y la drogadicción han pasado a ser realidades cotidianas.
CAPITULO I
UNA “ETICA PARA EL FUTURO”: ENTRE LA ESPERANZA Y LA RESPONSABILIDAD. Rosemary Rizo-Patrón de Lerner
1.1 Necesidad de la reflexión
Antes de iniciar este trabajo, cuyo contenido consideramos urgente, nos han asaltado algunas dudas. ¿Cómo desarrollar un discurso filosófico responsable sobre el futuro y la esperanza en un mundo y una época signada por la crisis —y en muchos casos— por la desesperación? ¿Cómo evitar que nuestra in-vocación sufra el destino de tantas otras a las cuales todos consienten (de razón o corazón) pero que jamás se ven traducidas en actitudes éticas y acciones concretas? ¿Cómo convencer de la imperiosa necesidad de una reflexión lucida —por parte de los medios intelectuales, docentes y maestros— en torno a principios éticos (que consideramos ausentes en la praxis de la vida nacional) con el objeto de superar una "crisis" que, hoy por hoy, amenaza nuestra propia existencia nacional? ¿Cómo hacer ver que dicha reflexión no debe y no puede quedarse en el nivel del mero asentimiento o deseo, sino traducirse en una actitud ética definida y una tarea incondicional respecto al futuro de nuestro país y de las próximas generaciones?
Nuestro propósito no es el de ofrecer soluciones dogmáticas sino más humildemente: 1. intentar mostrar por qué es necesario que los sectores de mayor poder (político, intelectual, comunicativo) asuman resueltamente una reflexión de carácter ético en vistas a la paulatina superación de una "crisis de valores" generalizada; y 2. Ofrecer o “abrir" horizontes para dicha reflexión ética, es decir perspectivas novedosas que puedan servirle de guía. El objetivo de este trabajo es reflexionar sobre la posibilidad de una ética orientada al futuro que permita el sobrepensamiento de la "crisis". Pensamos que ha llegado la hora de no postergar más dicha reflexión: la urgencia del problema es la urgencia de nuestra Nación, de sus pueblos y de sus habitantes, cuya existencia misma se ve amenazada.
No propondremos, pues, preceptos o reglas de comportamiento. Antes de hablar de Reglas" es necesario tener en claro los principios". Es en este nivel que invitamos a considerar nuestros argumentos. Es en el nivel de los principios donde trataremos de mostrar si ellos -una vez que se logren determinar— son traducibles en acciones concretas. En otras palabras, nuestra reflexión sobre los principios tendrá en cuenta los criterios de realismo y de humanidad, ¿Cómo verificar tales criterios? Al modo que como Aristóteles sostuvo había que someter a una suerte de "prueba" los pretendidos principios, partir de ellos y llevar los razonamientos que de allí se desprenden hasta sus últimas consecuencias. Es una suerte de procedimiento que él llamó dialéctico" (1). Si las consecuencias son coherentes, los principios son presumiblemente buenos, si las consecuencias son absurdas y contradicen el punto de partida, los pretendidos "principios" deben necesariamente abandonarse. Esta será la metodología del trabajo: una metodología dialéctica. No partiremos dogmáticamente sosteniendo nuestros "principios" "contra todo y contra todos". Partiremos de principios que nos atraen más o que atraen a una mayoría, y los seguiremos. ¿Por qué hacemos esto? Porque la historia nos ensena con frecuencia que profetas anunciadores de los mejores "principios" (o del "mejor de los mundos posibles") —mal entendidos posiblemente y manipulados más allá de sus intenciones- terminan convertidos en "vendedores de ilusiones" avalando actos de irresponsabilidad criminal. Se trata de señalar que no bastan las intenciones de superar la crisis y la propuesta de un ideal a alcanzar. Es necesario ver hasta qué punto y en qué medida nuestros ideales son realizables, enseguida se trata de ver si los medios que empleamos para alcanzar nuestros ideales son adecuados, en qué medida -en suma—no contradicen al ideal en su eticidad.
1.2 ¿De qué concepto de crisis partiremos?
Nuestro trabajo partirá de un "estado de cosas" cuya existencia es aceptada de una manera general: atravesamos una "crisis de valores" que no solamente afecta al Perú (que constituye nuestro interés inmediato), sino a la sociedad planetaria. Si bien este hecho es reconocido como tal, no hay la misma claridad ni acuerdo sobre aquello que en ten demos por valores, y sobre cuáles de ellos estarían en crisis. El tema de nuestro trabajo no es tanto aclarar este último punto, cuanto partir del hecho que existe una "crisis" con el objeto de articular una "ética para el futuro" que permita superarla y así revocarla. Es evidente, sin embargo, que no tiene sentido plantear alternativas éticas de superación de la crisis, si no nos ponemos de acuerdo (o no tenemos un cierto pre-concepto) sobre aquello que queremos justamente superar.
Lo primero que podemos mencionar es nuestra experiencia cotidiana. La "crisis" es vivida dramáticamente a todo nivel, en todo estrato, en todo orden de cosa, diariamente en el Perú. Enfrentamos cotidianamente toda forma de corrupción, bajo la modalidad del robo, del soborno (o "coima"), del chantaje (i .e. burocrático) del abuso de autoridad y de fuerza. Constan tamos que la praxis nacional se ejerce por encima de toda 'ley "desde los estratos sociales superiores a los
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