7 El Valor Del Agua
Enviado por pepe • 23 de Octubre de 2013 • 4.318 Palabras (18 Páginas) • 234 Visitas
NOTA DEL DIRECTOR
El valor del agua
El valor del agua para la vida
La formación del agua a lo largo de la historia cósmica es lo que posibilitó el desarrollo
de la vida1. Hoy sabemos que los elementos que forman la molécula de agua, H2O,
surgieron en distintas épocas de esa historia. El hidrógeno se formó bastante al comienzo,
después del big bang (15.000 millones de años atrás), con el helio y el tritio, pero el oxígeno
requirió mucho más tiempo. Fue en el corazón de las estrellas que tres núcleos de uno de
los elementos más livianos, el helio (He), se unieron para formar carbono, gracias a la ‘resonancia
nuclear’ de este último (sobre el astrofísico que descubrió la relación triple alpha,
Fred Hoyle, se puede ver el artículo de Simon Mitton, “Fred Hoyle: pioneer in nuclear
astrophysics”, en CERN Courier, julio 2005).
Después de la formación del carbono, y mediante la unión, también improbable, de
otro núcleo de helio, se formó el elemento oxígeno y posteriormente otros elementos más
pesados. Del corazón de las estrellas esos elementos fueron expulsados al espacio exterior
cuando esas estrellas devinieron ‘supernovas’, y así siguió la historia.
El planeta Tierra, que tiene alrededor de 4.600 millones de años, recibió esos elementos
(carbono, oxígeno, hierro, etc.) que se formaron en las calderas de ‘tres generaciones
de estrellas’, y el agua, combinación de oxígeno e hidrógeno, posibilitó la formación de
la vida hace unos 4.000 millones de años.
Una de las propiedades del agua es que ella se expande cuando se congela, lo cual
implica que el hielo flota por su menor densidad. Sin esta característica la vida no se podría
haber desarrollado. Otra propiedad surge de cómo dos átomos de hidrógeno se juntan con un
único átomo de oxígeno. Alrededor del núcleo positivo de oxígeno se encuentran dispuestos
seis electrones negativos. Estos electrones se sitúan en los cuatro vértices de un tetraedro, y
como lo describen las leyes de la mecánica cuántica, dos electrones pueden compartir y llenar
cualquier vértice. Entonces, cuatro de los seis electrones externos forman pares llenando
dos de los vértices, mientras que los otros dos llenan parcialmente los dos vértices restantes.
Los átomos de hidrógeno, cada uno de ellos con un solo electrón, pueden ahora unirse en dos
de los vértices parcialmente cubiertos. Esto significa que la unión de los dos átomos de hidrógeno
que se unen no se ubican en lados opuestos del átomo de oxígeno sino en el ángulo creado
por los dos vértices del tetraedro. Esta asimetría le proporciona al átomo de oxígeno un
flanco negativo relativamente expuesto mientras que los lados exteriores del átomo de hidrógeno,
relativamente desequilibrados eléctricamente debido a que los electrones negativos han
sido presionados hacia los vértices del átomo de oxígeno, son levemente positivos. Como
consecuencia, las moléculas de agua individuales, en el estado líquido, se atraen mutuamente,
los lados positivos del hidrógeno tienden a unirse contra los flancos negativos de oxígeno.
Este hecho electroestático hace del agua un poderoso solvente así como una sustancia
estable con una alta capacidad de calor y, por lo tanto, el agua es un gran regulador termostático,
ambas propiedades esenciales para el proceso bioquímico (este resumen lo hemos
extraído del escrito del astrofísico Owen Gingerich, “Is the Cosmos All There Is?”2).
invenio 20.qxp 16/5/08 00:53 Page 7
8 INVENIO 11 (20) 2008: 7-10
Rogelio T. Pontón
El valor económico del agua
El agua dulce, como cualquier bien, tiene valor económico. La escuela clásica de
economía (David Ricardo y otros), a principios del siglo XIX, sostenía una teoría del valor
‘trabajo’, es decir que el valor de cambio de los distintos bienes dependía de las horas de
trabajo que había demandado su producción. Por el contrario, para esos autores, la ‘utilidad’
no jugaba prácticamente ningún papel en la determinación del valor de los bienes. Se preguntaban:
¿por qué el diamante vale mucho más que el agua a pesar de que es menos útil?
Su error era que comparaban la utilidad ‘total’ del diamante con la utilidad ‘total’ del agua,
cuando lo que tendrían que haber comparado era la utilidad ‘marginal’ del diamante con la
utilidad ‘marginal’ del agua. Como hay mucha agua en relación a la cantidad de diamante,
es lógico que una unidad de agua valga mucho menos que una unidad de diamante. Y más
si estamos a orillas de un río caudaloso como es el Paraná, pero si estuviéramos en el desierto
de Sahara, probablemente un vaso de agua que calme nuestra sed y nos permita seguir
viviendo tendría mucho más valor que una unidad de diamante. El concepto de ‘utilidad
marginal’ fue rescatado por los autores Menger, Jevons y Walras alrededor de 1870 y dio
lugar al surgimiento de la teoría económica moderna.
La teoría clásica del valor se ocupaba de los bienes ‘reproducibles’ a voluntad y es
por ello que le dedicaba especial atención al valor ‘trabajo’, pero era una teoría que no podía
explicar en forma simple y coherente el valor de los bienes de la naturaleza (tierra y sus recursos)
y de los factores productivos. A pesar de que esa teoría ha sido rescatada en parte en los
años cincuenta del siglo pasado por eminentes economistas como Piero Sraffa y otros, no
cabe la menor duda que la teoría del valor, como sostenía Böhm Bawerk, en su crítica a Marx,
debe extenderse a aquellos recursos de que nos provee la naturaleza. Por otra parte, muchos
de esos recursos, como el petróleo, el hierro, el agua, etc. necesitan del trabajo del hombre
para ser utilizados, y ese valor de la mano de obra como de los servicios del capital y la tierra
son determinados por las teorías de la imputación o de la productividad marginal, que a
su vez dependen de la teoría de la utilidad marginal. Es por todo esto que la concepción de la
‘utilidad marginal’ es fundamental para una correcta interpretación del valor económico.
La teoría moderna del valor económico se apoya en tres desarrollos:
a) La teoría de la utilidad marginal decreciente que al principio tenía un carácter ‘cardinalista’,
es decir que suponía que dicha utilidad podía cuantificarse.
b) Una teoría ‘ordinalista’a través de las llamadas curvas
...