A MI ME GUSTA HECR CHACRA

LECTURA: A MI ME GUSTA HECR CHACRA

I. Niñez en la cosmovisión andino-amazónica. El huchuy runa

En la cultura quechua a los humanos se les denomina runas, que involucra lo humano y también lo no humano como: la naturaleza, las deidades andinas o wacas. Runas son todos desde pequeños hasta adultos, llamándoseles a los niños huchuy runas. A los recién nacidos se les llama wawas, abarcando lo natural y lo sagrado, siendo fruto de la unión de sus padres biológicos, pero también vivenciado como hijo de la pachamama y de los Apus o deidades protectoras de su comunidad, teniendo ya parientes sagrados.

En la cosmovisión andina a la persona se la concibe como una pareja: sus rasgos visibles, así como su anima, si esta última saliera todo se desarmonizaría, es por ello que los padres invocan a su ánima para que la wawa sea criador, chacarero.

A medida que va creciendo la persona pasa por distintas etapas, existiendo diferencias por edades y van recibiendo distintas denominaciones, de acuerdo a su modo de ser, sus atributos, su manera de ser en el ayllu, hasta convertirse en adultos.

La concepción del niño en los Andes toma la forma del tiempo de su propia cosmovisión, como tiempos cíclicos de la naturaleza, en que un tiempo contiene a otros.

II. La crianza de la chacra y los huchuy runas.

En los Andes las semillas son personas existiendo una relación de cariño y respeto mutuo. Las familias sienten que al criar una planta o animal, son también criados por estos en ese espacio de regeneración de la vida que es la chacra, existiendo entre naturaleza y chacra una continuidad regenerativa.

Un niño conoce las prácticas agrícolas, pastoriles, actividades domésticas, e inclusive de la crianza de sus hermanos, lo realiza de acuerdo a su edad y a su modo, vivencian sus relaciones con la naturaleza, como si fueren hermanos, sin que exista algo que los separe u oponga.

El mundo de los niños y niñas es animado donde todos los seres tienen vida son personas. Hablan con los cerros, las papas, maíces, lagunas, viento, la conversación con estas deidades son muy fluidas, cariñosas y amables, los niños suplican por ejemplo la presencia de lluvias, las cuales son accedidas por las deidades, ya que estos creen que los niños no deben pasar hambre, considerándose así dentro de la comunidad, de la familia, de su ayllu parientes humanos, naturaleza y deidades teniendo sentido la vida de cada uno de sus miembros.

En la comunidad se cultiva una relación de empatía con la naturaleza siendo la chacra el lugar de crianza recíproca donde el runa, el huchuy runa y todas las colectividades crían y son criados para generar saludablemente la naturaleza.

III. El juego y los huchuy runas

El juego no está descolgado de la vida cotidiana. La cosecha de papa incorpora el juego (pukllay), la misma que no solo se da como actividad divertida y relajante

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