A camino largo, paso corto

A camino largo, paso corto

“Empieza haciendo lo necesario, después lo posible, y de repente te encontrarás haciendo lo imposible.” – San Francisco de Asís

[pic 1]Las ganas de superación de Andrés Méndez, son el motor que lo han llevado por todo el mundo, persiguiendo de manera incasable una pasión que cada día se hace más grande.

A simple vista Andrés no parece ser un piloto profesional, tiene cara de estudiante de último semestre de alguna carrera de diseño o fotografía, no es tan alto pero tiene una presencia arrolladora es de esos chicos que irradia una actitud tranquila y sin apuros, muy distinta de lo que es, su vida real.  

La pasión por los autos, los motores y la velocidad empezaron desde una temprana edad, siendo su abuelo uno de los pioneros en la práctica del automovilismo colombiano, y su padre un ex piloto profesional. A los 5 años Andrés asistió por primera vez a una carrea profesional en el autódromo de tocancipa, dejándose cautivar y enamorar del olor del asfalto y gasolina que desprendía aquel entorno y creaba una atmosfera llena de adrenalina y velocidad.

El encuentro con este joven piloto fue algo casual, en un evento de política ya cuando todo estaba por terminar nuestra líder en pro de incentivarnos a seguir adelante con los proyectos que teníamos a futuro, nos presento a Andrés Méndez, él un poco tímido y asustado por la cantidad de personas que estábamos presentes empezó a narrar con una voz un poco entrecortada y baja de tono, como fue el comienzo de su grande historia.

La charla empieza con un video promocional de autos GP y marcas reconocidas internacionalmente que generan curiosidad entre los presentes, en el video se muestra como es un auto de Formula 1 por dentro y genera la sensación de estar a 200 km/hora pues la música y el ambiente ayudan mucho a crear esas sensaciones, Andrés vestido con su traje de carreras y los escudos de todas esas marcas que han creído en él y le han dado su apoyo. Empieza a tomar confianza con los presentes y nos cuenta lo siguiente:

--Era un niño de 7 años cuando gane mi primera carrera, sentí una felicidad infinita y desde ese día supe que lo mío era correr y pilotear a gran velocidad. Siempre he tenido el apoyo de mi familia y le doy gracias a mi papa por el apoyo y la motivación que me ha brindado desde siempre

Son las primeras palabras que Andrés proyecta al auditorio, al verlo subido en la tarima pensé que nos iba a contar otra historia de las muchas que hay por ahí de personas que buscan apoyo para poder salir del país y triunfar y que cuando alcanzan el éxito se olvidan de los que les brindaron su apoyo y la fama se les sube a la cabeza. Me sorprende saber que después de algún par de minutos la charla se torna interesante, después de contarnos que las carreras en un comienzo eran un hobby y que él no pretendía vivir de esto, que luego de tantas vueltas a la pista y tiempo invertido se convertiría en una lucha diaria que llevaría a la familia Méndez a grandes endeudamientos con los bancos.

En el último año de colegio  Andrés se encontraba en el dilema que afecta  a muchos jóvenes y que pone en una situación difícil a los padres pues el afán por escribirse en una universidad y ser un profesional graduado había llegado a su vida, después del prom y la fiesta de fin de despedía del colegio, Andrés con tanto tiempo invertido en el tema de las carreras y la velocidad, había logrado formarse una gran reputación entre los pilotos amateur y semi-profesionales que lo conocían, además de tener ese modus vivendi  con la pista y esa habilidad excepcional de acelerar a fondo para poder lograr ser el campeón de cualquier carrera a la que asistía. Andrés manifiesta que:

--Me encontraba en una dicotomía muy fuerte pues tenía por un lado la pasión por correr autos y viajar alrededor del mundo llevando el alto el nombre de mi país, y por el otro lado con la misma fuerza estaba la necesidad de ser un profesional y poder asegurar un trabajo seguro, pues en el automovilismo nada está asegurado es por eso que dude mucho en que escoger lo que realmente me convenía.

Le pregunte de una manera un poco afanada que ¿cuál había sido su decisión final?  pues había logrado captar mi atención y curiosidad, en respuesta a mi pregunta el piloto suspiro fuertemente y respondió.

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