ABORDAJES EN ADICCIONES: PLANIFICAR LA ESPERANZA..
Enviado por andyjosep • 4 de Julio de 2016 • Monografía • 1.896 Palabras (8 Páginas) • 293 Visitas
ABORDAJES EN ADICCIONES: PLANIFICAR LA ESPERANZA.
"Decía Pichón; quien se entrega a la tristeza, renuncia a la plenitud de la vida, y entregarse a la tristeza es quedar con la mirada fija en lo perdido y no poder ver lo que nace, lo que vive, lo que crece y que es antagónico a esa perdida. Agrega Pichón que la tarea es entonces planificar la esperanza. Es decir reconocer el valor subjetivo de los proyectos. Hay muchos que hoy, aunque sufran no se entregan a la tristeza y luchan para gestar y sostener para sí y para otros la esperanza... ...." Ana Quiroga —
El psicoanálisis es un teoría compleja, sólida, que no rotula, ni mide, y que busca lo único y particular de cada sujeto, tanto en su modo de enfermar como en su forma de buscar alivio al dolor de existir.
Para mi participación de hoy, creí relevante comenzar mencionando algunas consideraciones básicas sobre mis concepciones acerca del campo que nos convoca, el de las adicciones y nuestras intervenciones.
Las adicciones pueden pensarse como una problemática que incluye lo subjetivo, familiar, comunitario, social, económico, y político, y que ha variado con el correr de las conformaciones de la historia, es decir, concibo a las adicciones como un campo atravesado por la complejidad. Esto implica además, que no puedo considerar que una sola teoría o ciencia, pueda ofrecer todas las respuestas, pues un problema complejo, tendrá abordajes múltiples y complejos. Dentro de la complejidad, incluyo los sentidos paradojales, que se repiten en los distintos niveles de análisis y de intervención, solo a modo de ejemplo podemos escucharlo con frases tales como,” quiero dejar de consumir, pero no puedo…. “ “ esto no es un problema para mí, lo puedo dejar cuando quiera” cuando hace años que se consume . Esto paradójico determina desde el psicoanálisis, la posibilidad de comenzar a problematizar aquello que al inicio es vivido como una solución. Paradoja fundamental de la clínica de las adicciones, poder transformar ese remedio, en un veneno, es decir, desplazar la relevancia e insistencia del objeto consumido en una significación única, donde un sujeto puede comenzar a ubicar en su historia a dicho objeto y su propia regulación en ese modo particular de goce. Sólo y a partir de allí resulta posible pensar en una decisión subjetiva y responsable en relación a qué hacer con el consumo de sustancias. Lo previo, es una compulsión, que sostenida y generada por una época, que fuerza a todo tipo de consumo, por una historia, y por condiciones subjetivas que dejan entrampado en un goce infinito, sin medida, pero también sin palabra humanizante
Como no es mi intención hacer una participación teórica, hay gente que puede hacerlo de un modo mucho más ordenado y sistemático, voy a comentar algunas intervenciones, para compartir cómo puede una psicoanalista abordar algo referente al campo de las adicciones.
Les presentaré dos pequeños casos, dos adolescentes, dos historias……..distintas intervenciones
Alejandro, de 15 años viene con su madre, una hermanita y dos trabajadoras sociales. Luego de evaluar, concluyo que Alejandro tenía un problema neurológico, psiquiátrico, toxicológico, familiar, social y económico. ¿Por dónde empezar? ...por hacer lazo con Alejandro, quien durante la entrevista se golpeaba contra la pared, por escuchar ruidos en su cabeza…¿por dónde seguir?, por escuchar a su madre, desvalida, pero apoyada por las trabajadoras sociales, que también se encontraban desesperadas por la complejidad del caso.
¿ Qué puede hacer un psicoanalista allí donde parece ser necesario más bien un bombero?....lo único que podemos hacer: escuchar, para luego comenzar a ordenar, junto a las trabajadoras sociales, las prioridades y las posibilidades para encontrar algunas respuestas.
Alejandro entraba y salía del consultorio, desesperado, creí que saldría corriendo, pero cuando regresó, golpeó la puerta antes de entrar y llamándome por mi nombre, me pidió un vaso de agua. Creí entonces que mi misión estaba cumplida por ese día. Ya tranquilas y escuchadas las trabajadoras sociales, podrían seguir rumbo a las especialidades más urgentes, neurólogo, por la epilepsia, psiquiatra por un cuadro alucinatorio, para recién volver a encontrarnos con un joven más ordenado. No somos bomberos, pero ¿cuántas veces sentimos que a nuestro alrededor la catástrofe del dolor arrasa con los sujetos?
Dignificar es en estos casos, restituir el derecho a dejar de sufrir , después se pondrán sentidos a una historia de muchos hechos pero con pocas palabras.
Juan, llega a la consulta traída por su madre, con 15 años. Ningún interés de su parte en realizar tratamiento. Viene porque su madre le insiste y su padre le reprocha. La preocupación de ella es que fuma marihuana, mucha angustia de su parte como impotencia por parte del padre, quien asiste en alguna ocasión con una remera con hojas de cannabis, y expresa que no creía que el hecho fuera una provocación a nuestra tarea.
Invito a Juan a participar del espacio grupal de adolescentes y acepta, manteniendo durante mucho tiempo, más de un año, su postura de no querer dejar de consumir, aunque en el dispositivo no era una condición, salvo la sobriedad para participar del mismo .Lo acepta.
Asiste, interactúa, piensa, pero es un fuerte defensor del consumo de cannabis, rastas, remeras alusivas. En poco tiempo, Juan comienza a plantear sus dificultades en relación a lo escolar, le resulta difícil, ha repetido reiteradas veces, pero nada le interesa, nada lo moviliza , no oculta su consumo, ni su intención de no dejar de hacerlo.
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