ANIVERSARIO DE COCHABAMBA

Cochabamba celebra su aniversario con obras y La Razón analiza el ser k’ochala

El español José Manuel de Goyeneche venció al tarateño y después ingresó a Cochabamba

La Razón

Fue hace 201 años, cuando el ejército realista soportó un revés de las huestes rebeldes en lo que entonces era el Alto Perú. El 14 de septiembre de 1810 se prendió la chispa revolucionaria en el valle cochabambino.

Recuerdo. El monumento está en la Coronilla de San Sebastián.

El tarateño Esteban Arze encabezó las fuerzas revolucionarias. Sin embargo, aquel movimiento libertario no fue aislado; al contrario, su ejército formó parte del conjunto de grupos rebeldes que se levantaron en el resto del país y la región.

Según escribe Carlos D. Mesa en su libro Historia de Bolivia, “...(en 1810) en Oruro se levanta Tomás Barrón que recibe ayuda desde Cochabamba con un ejército comandado por Esteban Arze”.

Una de las batallas más importantes de los rebeldes se gestó en Aroma, cerca de Sica Sica (La Paz), donde los insurgentes lograron la victoria. Arze fue uno de los cabecillas. Del lado español, José Manuel de Goyeneche se encargó de apagar la llama revolucionaria que se prendía en los dominios que eran de la Colonia.

El ejército comandado por el español sumó un par de victorias que lo animaron a avanzar hacia los territorios conquistados por los insurgentes. En principio, según cuenta Mesa, “Goyeneche pensaba avanzar hasta Salta, pero tuvo que cambiar de planes al saber que Cochabamba se había levantado nuevamente”.

Corría el año 1811 y existía un movimiento insurgente estable capaz de ponerse enfrente de la tropa realista.

Esteban Arze, sigue su relato Mesa, había coordinado con los jefes patriotas de Chayanta, Sica Sica y Tapacarí un bloque que obstaculizó el avance de Goyeneche y los suyos.

Las tropas del realista y el tarateño chocaron en la localidad de Pocona, en mayo de 1812. Arze fue vencido y Goyeneche avanzó a paso de parada hacia la ciudad de Cochabamba.

Los pobladores de la urbe prepararon su resistencia con escasos recursos bélicos. Hubo quienes intentaron un pacto entre los dos bandos; sin embargo, Goyeneche exigía que se le entreguen a los cabecillas de la revuelta.

En la colina de San Sebastián, en la ciudad valluna, en el sitio denominado la Coronilla, un grupo de mujeres se rebeló a la orden del militar español y se enfrentó al ejército.

Carlos Mesa narra así aquel encuentro: “Goyeneche entró en Cochabamba el 27 de mayo, quebrando totalmente la heroica resistencia. Las tropas realistas se dieron al saqueo y los principales jefes revolucionarios fueron ejecutados”.

La rebelión fue sofocada; sin embargo queda para la historia la valentía de aquel grupo de mujeres que con el tiempo se vinieron a denominar las Heroínas de la Coronilla.

Es más, en el lugar donde se produjo la batalla de las mujeres con la tropa de Goyeneche existe un monumento para recordar aquella gesta que fue inspiradora para el resto de la región. La novela Juan de la Rosa, escrita por el cochabambino Nataniel Aguirre difundió y dio más luces sobre este evento.

Sin embargo, según Ramón Rocha Monroy, el texto está causando problemas de interpretación histórica del acontecimiento que narra. Los personajes que emplea Aguirre (y que están retratados en el monumento de la Coronilla) no habrían sido parte de aquel enfrentamiento.

Con todo, sigue Monroy, en Bolivia el Día de la Madre se conmemora el 27 de mayo en homenaje a las Heroínas de la Coronilla. Aquella celebración fue instruida por la administración del presidente Daniel Salamanca y el monumento se encuentra en la colina hace más de 80 años.

Santa Cruz de la Sierra (1561 - 2010)

Santa Cruz - Bolivia.- La celebración del 449 aniversario de la fundación de Santa Cruz de la Sierra coincide con los festejos del Bicentenario de otra fecha importante en la historia cruceña, el 24 de septiembre de 1810, que marca el inicio de la opción que tomamos los cruceños por la libertad. Es por eso que el lema del Bicentenario es el “siempre libres” tomado de nuestro himno. Se trata de un lema no sólo para este año de celebración, sino para toda la vida. Con esa vocación de libertad nos incorporamos al proceso de creación de la república por propia voluntad. Eso hace que nuestra bolivianidad sea por amor y convicción. ¡Somos bolivianos porque nos da la gana!

El 26 de febrero de 1561 es sin lugar a dudas la fecha de mayor significación de la historia cruceña, pues no sólo marca la fundación de la ciudad, sino también el inicio de lo cruceño. A partir de 1561 lo cruceño ha ido dejando su huella a lo largo del tiempo, ese conjunto de elementos de la cultura material y espiritual que ha creado el cruceño y que se plasma en documentos escritos y tradición oral, arte y artesanía, música y folclore, etiqueta y formas de decir, literatura, leyendas y tradiciones, etc.

En 1560 el virrey del Perú había creado la Gobernación de Moxos, que poco tiempo más tarde tomaría el nombre de Santa Cruz de la Sierra, su ciudad capital. Esta creación se había hecho a pedido de Ñuflo de Chaves, uno de los personajes más importantes e interesantes del proceso de descubrimiento y conquista del Cono Sur. La mente lúcida de Chaves le llevó a comprender que había llegado al mismo corazón del continente en busca de El Dorado. Chaves quiere enseñorearse en estas tierras, para lo que solicita la creación de una gobernación, que dependería de la recientemente creada Audiencia de Charcas. Para hacer realidad su sueño fundó una ciudad que sería la capital de la gobernación y a la que nombró igual que su aldea natal, en Extremadura. El bautizo de nuestra ciudad no es una mera casualidad; al contrario, nos muestra el amor que nuestro fundador tenía por el espacio en el que había nacido y es lícito pensar que es una de las herencias que nos ha legado.

Cuando Ñuflo de Chaves fundó Santa Cruz de la Sierra estaba llevando a cabo un acto de gran trascendencia histórica. La nueva fundación estaba llamada a jugar un rol protagónico en la historia de los pueblos del Cono Sur. Será la capital de la gobernación más extensa de la Audiencia de Charcas, sede de un obispado y prácticamente

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