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ANÁLISIS DE LA DEFINICIÓN DE DISCAPACIDAD INTELECTUAL DE LA


Enviado por   •  25 de Junio de 2013  •  Tesis  •  7.339 Palabras (30 Páginas)  •  400 Visitas

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ANÁLISIS DE LA DEFINICIÓN DE DISCAPACIDAD INTELECTUAL DE LA

ASOCIACIÓN AMERICANA SOBRE RETRASO MENTAL DE 2002

Miguel Ángel Verdugo Alonso

Instituto Universitario de Integración en la Comunidad. Universidad de Salamanca

Resumen

Se presenta una síntesis de los principales aspectos que incluye la definición de retraso

mental hecha por la Asociación Americana sobre Retraso Mental en 2002, y se comentan

críticamente algunos aspectos de la misma. Los principales cambios respecto a la anterior

definición incluyen: una nueva concepción de la conducta adaptativa; una nueva dimensión

de Participación, Interacciones y Roles Sociales; la expansión del proceso anterior de tres

pasos a una estructura de evaluación con tres funciones; la ampliación del modelo de

apoyos; una presentación mejor de lo que es el juicio clínico en esta población; y un

análisis de las relaciones entre el sistema de 2002 y otros sistemas de clasificación. Se

crítica el mantenimiento del uso de la expresión retraso mental, las limitaciones en los

cambios propuestos en la dimensión de salud al no incluir el concepto de calidad de vida, y

otros aspectos. Se finaliza con un análisis de los problemas para aplicar los cambios

propuestos.

Summary

The article presents a synthesis of the main features of AAMR 2002 definition of

mental retardation, and some critics to that proposal. Main changes, compared to the

previous definition of 1992, include: a new conception of adaptive behavior; a new

dimension of Participation, Interaction and Social Roles; an expansion of the previous

three-step process into a framework for assessment; an extension of the model of supports;

a reflection and guidelines on clinical judgment; and an analysis of relationships between

2002 system and other classification systems. Critics to the system focus on maintaining

mental retardation terminology instead of intellectual disability, lack of inclusion of quality

of life in the dimension of health, and other aspects. Finally, it analyzes some problems for

implementing the new proposal.

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Introducción

En el año 1992 la Asociación Americana sobre Retraso Mental (AARM) propuso una

definición del retraso mental (novena edición) que supuso un cambio radical del paradigma

tradicional, alejándose de una concepción del retraso mental como rasgo del individuo para

plantear una concepción basada en la interacción de la persona y el contexto (Verdugo,

1994). La principal aportación de aquella definición consistió en modificar el modo en que

las personas (profesionales, familiares, investigadores...) conciben esa categoría

diagnóstica, alejándose de identificarla exclusivamente como una característica del

individuo para entenderla como un estado de funcionamiento de la persona.

A lo largo de los diez años transcurridos desde entonces se han producido avances

significativos en esa concepción, y esos cambios proceden tanto de la experiencia

acumulada en la aplicación de la propuesta hecha entonces como de las aportaciones de la

investigación (por ejemplo, respecto al concepto de apoyos). Esto es lo que ha llevado a la

AAMR a publicar una revisión sustancial del sistema de 1992 (Luckasson y cols., 2002)

que es en lo que nos centramos en este artículo.

La elaboración de esta nueva propuesta ha sido llevada a cabo por el Comité sobre

Terminología y Clasificación de la AAMR coordinado por Ruth Luckasson, siendo un

elemento clave en este proceso el análisis de las propuestas hechas por distintos autores en

el libro de próxima publicación de Greenspan y Switzky (en prensa). Este libro sobre la

definición de retraso mental y sus modificaciones debió publicarse en el año 1999, pero

problemas de salud del editor inicial del mismo han retrasado hasta ahora su publicación.

No obstante, su consulta será muy oportuna para profundizar en las posiciones mantenidas

por diferentes autores, algunas de las cuales ya vienen recogidas en la edición actual.

La décima edición de la definición propuesta por la AARM se puede considerar una

revisión y mejora de las propuestas hechas en la novena edición de 1992. Una vez

difundido y aceptado por gran parte de la comunidad científica y profesional el cambio de

paradigma, lo que ahora se pretende es: 1) operacionalizar con mayor claridad la naturaleza

multidimensional del retraso mental, y 2) presentar directrices de buenas prácticas para

diagnosticar, clasificar y planificar apoyos.

De la anterior edición se van a mantener características importantes como el propio

término de retraso mental (del que en este artículo proponemos su desaparición), la

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orientación funcional y énfasis en los apoyos, los tres criterios diagnósticos (inteligencia,

conducta adaptativa y edad de comienzo), y un firme compromiso con desarrollar un

sistema de clasificación basado en las intensidades de los apoyos (si bien se admite ya con

claridad la aportación positiva que pueden proporcionar también otros sistemas

clasificatorios).

La principal novedad de la propuesta hecha en el 2002 se centra en proponer un nuevo

modelo teórico, ampliando una dimensión más (“Participación, Interacciones y Roles

Sociales”), precisando el contenido de otras dimensiones, y proponiendo un marco de

referencia para la evaluación que supera la anterior propuesta de un proceso de tres pasos.

Además, se avanza en la planificación de los apoyos, al incorporar la investigación de los

últimos años sobre evaluación y determinación de la intensidad de los mismos. Otras

características son la mayor precisión en la medición de la inteligencia y en la conducta

adaptativa, que repercute en una comprensión diferente del constructo de conducta

adaptativa (organizado en torno a las habilidades conceptuales, sociales y prácticas).

Finalmente, también se examina con detenimiento en que consiste el juicio clínico

orientando como aplicarlo, y se relaciona el sistema propuesto con otros sistemas

clasificatorios de interés (CIF, DSM-IV e ICD-10).

¿Discapacidad intelectual ó retraso mental?

La discusión sobre cual es la terminología más adecuada para referirse a la población

ha sido motivo de debate desde finales de los años ochenta en ámbitos científicos y

profesionales.

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