APRENDIZAJE, ÉXITO Y DIAGNÓSTICO DEL CONTEXTO DE NUESTROS EDUCANDOS

APRENDIZAJE, ÉXITO Y DIAGNÓSTICO DEL CONTEXTO DE NUESTROS EDUCANDOS

“Ser maestro es saber una canción, una hermosa canción de juventud

y cantarla para que otros labios la repitan”

Anónimo

¿Cuál es la receta para ser un buen maestro? ¿Dónde se estudia para ello? ¿Cómo influyen los diversos factores donde habitan nuestros educandos en su aprendizaje? ¿Para qué conocer el entorno, su medio? ¿Cuál es el valor de saber y estar al tanto del sitio donde moran?

En una zona de la capital potosina, ubicada al sur oriente de la misma, donde predomina la clase media (económicamente hablando), que cuenta con todos los servicios, donde los estudiantes son hijos de profesionistas, trabajadores con ingresos estables, encontramos una serie problemas que les aquejan tales como: reprobación, deserción, familias disfuncionales, problemas económicos, embarazos prematuros, alcoholismo o drogadicción, el reconocer tales situaciones problemáticas ayuda a proponer alternativas de mejora en el trabajo para con los alumnos; saber de sus molestias, complicaciones, anhelos y deseos, nos permite rediseñar, planificar de mejor manera nuestra tarea diaria, no solo la que se entrega en un documento.

Trabajar con jóvenes que provienen de familias donde a pesar del grado educativo de los padres predominan las tradiciones machistas, donde impera la violencia psicológica y física; la desigualdad de género; implica un desafío para el docente, que desde su trinchera (un salón de clases, 50 minutos, planeaciones, contenidos, la observación de planes y programas) debe sortear con habilidad, creatividad e imaginación lo anterior.

El docente requiere organizarse, para cumplir de forma correcta su función, evaluar de manera constante la planeación, evitando la repetición de actividades, verificar las actividades de aprendizaje, el material didáctico y las dinámicas que permiten experiencias exitosas de aprendizaje.

En una de las instituciones donde presto mis servicios, me fueron asignadas las materias de Componente de Cultura II y el Taller de Oratoria y Declamación, para buscar fortalecer las competencias comunicativas entre los egresados de nuestra institución. La comunicación es tal vez una de las necesidades apremiantes del ser humano, creyendo que es la de mayor envergadura en nuestros tiempos, máxime en un mundo cada vez más pequeño, donde se requiere platicar, dialogar, conversar, permitir el contacto para conocer, crecer, avanzar. Esto me ha permitido conocer de manera más cercana a mis estudiantes, a través de la oratoria, la declamación, la poesía.

Muchas veces creemos que un alumno exitoso es aquel que se viste de dinero, casa, familia y fama entre la sociedad. De ser cierto lo anterior, muy pocos de nuestros educandos cumplirían las condiciones de triunfo requeridas para ser considerados. Cito lo anterior, por el caso de Ruth, una joven estudiante de bachillerato, de 16 años de edad, amante de la poesía y de la oratoria, que asistió religiosamente a todas las sesiones impartidas en el taller e incorporándose al grupo de oratoria de la UASLP, joven cuyo entorno familiar era difícil, con un hermano mayor, al que ella se refería como quien no había concebido que hacer con su vida; diez años mayor que ella, vivía en casa de sus padres, sin trabajo, ni estudio, con problemas de alcoholismo.

Ruth siempre consideró que sus padres tenían preferencia por su hermano, y era por eso que buscaba refugio en las letras, en la poesía. En la capital potosina, año con año, se efectúa en certamen denominado “Carta a mis Padres”, convocado por el Partido Verde Ecologista de México y una fundación japonesa (Reiyukai), con el fin de promover la integración y los valores familiares. Ruth mandó una misiva al concurso para lo cual pidió mi asesoría; con gusto y admiración supe que fue nombrada finalista, y aunque no ganó el evento y con ello un viaje por Japón durante dos semanas, Ruth estaba contenta, pues nunca creyó siquiera que iba a estar en las finales.

No creo que mi a alumna le haya enseñado a redactar, quiero pensar que en sus escritos encontró el camino hacia el estilo, de la forma se habrán encargado los maestros de Español, de Lectura y Redacción, yo buscaba el fondo, que sus creaciones reflejaran su sentir, su pensar. La cercanía, el trato, una palabra de aliento, un “tu puedes”, obran milagros. El interesarnos por su vida, por sus motivaciones, nos compromete, pero también nos llena de satisfacciones.

El Taller de Oratoria pretende que sus integrantes pierdan el miedo a comunicarse, que desarrollen habilidades para redactar, competencias que se vean reflejadas en situaciones decisivas en sus vidas como el ingreso al nivel superior de educación.

Hace tres años, José Tercero Mora, de la facultad

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