APROXIMACION A LA VIDA DE EMIGDIO CAÑIZALES GUEDEZ
Enviado por antonietta185 • 11 de Junio de 2015 • 3.986 Palabras (16 Páginas) • 349 Visitas
APROXIMACION A LA VIDA DE EMIGDIO CAÑIZALES GUEDEZ
“En mi vive un obrero,
un campesino,
un artesano vive,
vive un hombre de ciencia,
vive un hombre de letras,
y un soldado”
Con este verso se autoretrataba el camarada Emigdio Cañizales Guédez, natural de Chejendé, Estado Trujillo, quien había nacido un 22 de octubre de 1922, siendo sus padres el Dr. Abel Cañizales y Ana Guédez de Cañizales.
De esa población de Chejendé siempre hablaba nuestro querido camarada, y él, ensayista de numerosos tópicos pero además autoreconocido comunista, anticlerical como debe ser un comunista, escribió muchas cosas de su pueblo natal, entre ellas, aunque parezca contradictorio, una dedicada nada menos que a una virgen paramera, quizás ubicada ese imagen en algún alejado camino que recorrió en algún momento de la primera parte de su vida, ensayo que como muchas de sus obras aun no se han publicado. Estimamos que mas de una docena de ensayos de Emigdio no alcanzaron la luz de la publicación. Nos tocó oirle cuartillas de algunos de ellos como uno relacionado con la visita del Libertador Simón Bolívar a La Guaira.
Nuestro acercamiento a Emigdio se produce cuando en 1975 me hice funcionario del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, luego de una interesante pero frustrada iniciación del ejercicio profesional como ingeniero en la planta de ensamblaje, que la transnacional General Motors tuvo en La Yaguara, Caracas.
Fuimos al ahora Ministerio de Salud interesados en dar nuestro servicio social en materia de mantenimiento de hospitales, pero la corrupción que reinaba en esa estructura me horrorizó por lo que decidí intentar trabajar en la UCV. Me encontraba buscando donde trabajar cuando surgió una requisitoria de ingenieros para la División de Ingeniería Sanitaria, en aquella época adscrita a la Dirección de Malariología y Saneamiento Ambiental, instituciones ambas hoy desaparecidas.
Allí fuimos a los cursos de inducción de los programas de calidad de aguas, calidad del aire, control de construcciones, control de residuos sólidos, control de roedores y uno que se llamaba higiene ocupacional.
Nos interesó ese programa de higiene ocupacional, ya que desde la época de estudiante participaba en actividades de apoyo a los grupos de la izquierda que pugnaban por arrebatarle los sindicatos a los dirigentes adecos –desde el MIR hasta la CR– y con el grupo político que militaba en Catia, la Oficina de Asesoría Laboral de Guaicaipuro I, habíamos conocido y acompañado a trabajadores en sus reclamos por mejores condiciones de trabajo, de manera tal que este programa nos cautivó desde un primer momento, porque cuando se tiene conciencia social se busca devolver a la sociedad lo que la sociedad ha invertido en uno.
Para ese entonces teníamos pues el conocimiento de lo que le pasaba a los trabajadores en las empresas cuando no se cumplen normas de seguridad, ya en la General Motors, habíamos conocido a un trabajador con sordera profesional y personalmente nos vimos afectado con una dermatitis profesional. El conocimiento es el primer paso para asumir un determinado estado de conciencia.
En el Programa de Higiene Ocupacional conocimos a Emigdio, para esa momento ya él no trabajaba en ese programa, los adecos se las habían arreglado para sacarlo junto a José Rafael Felice, pero ese par de titanes no se fueron en blanco, dejaron a su paso por el Ministerio de Salud el Reglamento General de Plaguicidas, que años mas tarde, cuando se desató el neo-liberalismo fue desechado permitiendo que los importadores trajeran a Venezuela cuanto químico le interesara al capital, sin importar su impacto a la salud y la vida los campesinos, sus familias y al ambiente.
El Reglamento General de Plaguicidas había sido diseñado para controlar el ingreso de sustancias altamente tóxicas o muy persistentes en el ambiente, que han sido a lo largo de nuestra historia, la causa de la muerte de numerosos trabajadores del campo por el trabajo realizado, de sus familiares por la contaminación directa o por los accidentes que se suceden cuando tales sustancias son embotellados en recipientes de uso común, como los de refrescos. Cañizales y Felice llegaron a plantear la regulación de las llamadas aspersiones aéreas, pero cuando estas aspersiones comenzaron a impactar los centros poblados, como lo hacía la flota aérea estadounidense con el agente naranja sobre los campesinos vietnamitas, propugnaron que se prohibieran las aspersiones aéreas, como ya se estaba haciendo en los países escandinavos.
Del primer contacto con Emigdio nos impresionó la forma directa como hablaba, sin titubeos, demostrando siempre mucho conocimiento del tema que trataba, dejando en claro siempre y por delante su rol de aliado de la clase obrera. Siempre recordamos cuando ya activados como grupo de apoyo a la Comisión Presidencial de Riesgos Profesionales, visitamos la planta siderúrgica Sivensa ubicada en La Yaguara, y ante los gerentes de la planta indicó que su presencia como técnico para nada invalidaba la posibilidad que en la tarde, cuando ya hubiese finalizado ese rol, regresara al portón de la empresa a dar a los trabajadores las herramientas políticas para salir de la explotación a la que expone el sistema capitalista.
También hablaba muy alto, casi a los 80 decibles, y al principio nos pareció característico de las personas que hacen vida sindical, pero después supimos que eso se debía a un proceso de pérdida auditiva, iniciado en el histórico Viet-Nam a donde fue enviado por las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) a formarse en la medicina de guerra, recibiendo además lecciones políticas de Ho Chi Ming, el gran líder y conductor de la revolución vietnamita y lecciones militares de Guyen Van Giap, el hombre que logró en el terreno derrotar a las fuerzas del imperialismo estadounidense. Cuando visitabamos a Emigdio y a Lourdes en su casa de Macuto siempre nos mostraba orgulloso fotos de esa época.
Empezó Emigdio a militar políticamente desde octubre de 1939 en los días de su cumpleaños número 18, cuando ingresó a la secundaria. Sus estudios de primaria los inició en Chejendé y los culminó en Barquisimeto, los de bachillerato los inició en Trujillo y los culminó en Caracas, graduándose de Bachiller en Ciencias en 1945.
De esa época le viene la fibra de escritor, ya que en el bachillerato dirigió y publicó periódicos estudiantiles.
Comenzó sus estudios de Medicina, en la Universidad Central de Venezuela, pero por sus actividades políticas debió salir del país, graduándose de médico en la Universidad Central de Madrid, España.
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