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ARÍSTIDES Y LOS DIOSES DEL PANTANO


Enviado por   •  10 de Febrero de 2016  •  Trabajo  •  2.421 Palabras (10 Páginas)  •  434 Visitas

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ARÍSTIDES Y LOS DIOSES DEL PANTANO

En un lugar my lejano y hace mucho tiempo existía un rey llamado ABRAHAM. Este tenía muchas riquezas, que nadie en el mundo era capaz de contar. Este rey era muy bondadoso con sus vecinos. Tanto que siempre estaba pensando en como ayudarlos, haciendo cualquier tipo de actividad para beneficiar a toda la gente que vivían por los alrededores de su castillo y de sus terrenos.

El Rey ABRAHAM tenía un hijo llamado ARÍSTIDES. Era hermoso, tanto que las personas que vivían por los alrededores de su castillo lo llamaba el hijo del dios o el hijo del mejor, pues así era como ellos pensaban del Rey, por la ayuda que éste siempre estaba dispuesto a brindarles.

El Rey no tenía esposa, pues hacia tiempo que la reina había muerto, por una terrible enfermedad. El Rey que tanto la amaba nunca se casó con nadie más y se dedicó a educar a su hijo.

Al lado oeste del castillo, se encontraba un gran bosque, en el cual había muchos pantanos muy peligrosos. En ese lugar mucha gente que vivía alrededor del castillo había perdido la vida. Generalmente trabajando y buscando algo para poder sostener a su familia. El Rey siempre le decía a toda la gente que iba a buscar cosas a ese bosque que no lo hicieran, que mejor le solicitaran su ayuda en cualquier momento. Pero toda esta gente casi no pedía la ayuda del Rey, pues todos sentían gran pena depender totalmente del Rey.

Una mañana en que el rey salía por los alrededores de su castillo, escuchó unos gritos, por este bosque. Salió corriendo para ver que sucedía, pero para su sorpresa era una persona que era tragada por uno de esos peligrosos pantanos, con sus hijos alrededor queriendo salvarlo pero de nada sirvió los esfuerzos, pues el pantano se tragó a este trabajador  y preocupado padre. El Rey calló de rodilla frente a este pantano, gritando que no se lo llevara, pero cuando el se encontraba de rodillas, muy preocupado y triste, sintió que algo lo halaba y era una planta de enredadera que lo comenzó a atraer hacia el pantano tragándoselo a él también.

ARÍSTIDES, el príncipe, se quedó a cargo del reino, y naturalmente era tan noble y bondadoso como su padre el Rey.

Una noche Arístides tiene un sueño con APOLO el dios del sol. Este dios le anuncia que hay posibilidad de hacer que el bosque donde se encontraban los pantanos que tanto daño les había hecho a las personas que vivía alrededor del castillo y a su mismo padre, desapareciera, pero para esto era necesario que él atravesara dicho bosque y al salir del otro lado, se encontraría con otro reino donde se encontraba la princesa ABIGAIL, con la cual contraería matrimonio y los reinos se convertirían en uno solo. APOLO le anunció también a ARÍSTIDE que en los pantanos encontraría muchas cuevas y en dichas cuevas, muchos enemigos y en consecuencia se enfrentaría a muchos peligros, pero que al mismo tiempo encontraría a muchos amigos que lo ayudarían a enfrentar todos esos peligros. Le dio también para poder defenderse en el tiempo adecuado lo siguiente: una espada, una alfombra y una linterna, todos estos objetos eran mágicos. Pero que no los utilizara hasta que encontrara a alguien y le dijera el momento correcto para utilizarlos.

A la mañana siguiente ARÍSTIDES, tomó todo lo necesario y los objetos que el dio APOLO le dio y se fue con el objeto de cumplir con lo que APOLO le había encomendado. Al anochecer se sintió agotado y se puso a descansar en la afueras de una pequeña cueva. Cuando dormía profundamente sueña con ANGELINA que era una mensajera angelical. Que le dijo lo siguiente:

-Encontrarás a estos tres personajes: ARCHIBALDO, quien será uno de tus mejores amigos, él es muy valiente y nunca te abandonará aún en los peores momentos. ARÓN, quien es un gran guerrero, también te ayudará a enfrentar todos los peligros y males que puedas encontrar. ABELARDO, quien es el más noble, osado y temerario caballero, que hayas podido conocer, el cual también nunca te abandonará. A ALFREDO, quien seré tu consejero en los momentos más desagradables que pasarás en este lugar, que seguirá contigo aconsejándote cuando tu reino sea el más grande del mundo. Pero también encontrarás a muchos seres del mal que tratarán de impedir que salgas al otro lado del bosque, pues saben que al salir y encontrar el otro reino ellos y todo lo que en el bosque pantanoso se encuentra desaparecerán. Uniéndose los dos reinos y los pantanos tendrán que devolver a toda la gente que se hayan tragado, los cuales saldrán; jóvenes, sanos y vigorosos como que nunca les hubiese pasado nada.

A la mañana siguiente, ARÍSTIDES se levantó muy descansado, como que hubiera dormido en su cómoda alcoba, y hubiera comido el mejor de los manjares. Sobre una piedra se encontraba un azafate lleno de los mejores manjares y con una nota, que decía: ánimo que él triunfo y el éxito de esta penosa y sufrida travesía se encontraba, la parte opuesta de donde había entrado.

Casi al anochecer se encuentra con una gran cueva, la cual tenía que atravesar, en cuya entrada en se encontraba ALEJO, un gigantesco monstruo con muchos ojos, muchos brazos y muchos pies, que arrojaba fuego por la boca y por muchos de sus brazos chispas que eran capaces de quemar todo lo que se encontraba en el bosque, pero a lo único que éste quería matar era a ARÍSTIDES, el hijo del mejor, pues sabía que con la llegada de él a este lugar era el principio de su fin y que haría todo lo que en sus manos estuviera para destruir y evitar que entrara en la cueva.

ARÍSTIDES, hizo todo cuanto pudo, pero cuando ya se encontraba muy débil y a punto de darse por vencido aparece ALFREDO, su consejero, que era el momento de utilizar LA ALFOMBRA MÁGICA, que la sacara y se montara sobre ella y que en ese instante la alfombra volaría como una centella y entraría, en la cueva como un cohete impidiendo que ALEJO, lo pudiera ver a pesar de los muchos ojos que tenía. Así lo hizo ARÍSTIDES, y ocurrió todo lo que ALFREDO su consejero, le dijo. Y en un abrir y cerrar de ojos ARÍSTIDES entró y salió por el otro lado de la cueva. Dejando atrás a ALEJO, el príncipe que arrojaba el mal por su boca, ojos, manos y pies.

Caminó un poco más y luego se sentó a descansar, cerca de una pequeña laguna en la cual se podía ver una cristalina límpida agua. En la cual ARÍSTIDES, se tomó un baño y la bebió, esta agua fue para él como un líquido energético, que le permitió continuar con su caminata. Hasta llegar a un lugar donde se quedó a dormir. Hasta la mañana siguiente, en la cual emprendió nuevamente su viaje hasta llegar nuevamente a otra cueva la cual estaba custodiada por un gran gigante y vigoroso hombre, llamado BORIS, que estaba dispuesto a pelear para impedir la entrada y salida de la cueva evitando que ARÍSTIDES, lograra su objetivo.

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