DIOSES MAYAS
Enviado por jonathanezequiel • 10 de Marzo de 2013 • Examen • 2.296 Palabras (10 Páginas) • 404 Visitas
DIOSES MAYAS
Tomás Pérez Suárez
El fenómeno religioso, expresión universal tan antigua como el hombre mismo, está presente tanto en sociedades de cazadores-recolectores como en grupos de agricultores y pastores. No obstante, es en las sociedades estatales donde adquiere mayor relevancia en el control del universo y como sostén de la estructura sociopolítica. Sus dioses, de alguna manera, reflejan la estratificación social existente entre los hombres que los crean.
Como muchos pueblos del mundo, el maya necesitó y construyó un cuerpo de creencias religiosas para explicar el origen y la estructura del cosmos, así como para justificar el papel que la humanidad juega en el mantenimiento del orden en esa realidad. Ante la imposibilidad de explicar las causas que producen los más diversos fenómenos naturales crearon un mundo imaginario formado por seres sobrenaturales. A ellos se les otorgó el don de crear todo cuanto existe, las expresiones materiales y las espirituales. Algunos son polivalentes (poseen aspectos positivos y negativos), multifacéticos (tienen varias advocaciones y se representan de diversas maneras) y poseen el don de la ubicuidad y la omnipresencia (ocupan todos los rumbos y niveles del cosmos).
Si bien varios documentos coloniales registran nombres y características de numerosos dioses mayas, fue Paul Schellhas quien, a principios del siglo XX, identificó las primeras imágenes de ellos en los códices del Posclásico. Utilizó 15 letras mayúsculas para nombrar cada uno, de la A a la P, nomenclatura que aunque modificada, aún se utiliza para identificar las imágenes de los principales dioses. Trabajos posteriores han permitido reconocer la existencia, naturaleza y nombre de algunos de ellos en las imágenes del periodo Clásico, y aun en las del Preclásico.
Un resumen del actual conocimiento de los dioses mayas, producto de numerosas investigaciones que sería imposible enumerar en tan breve ensayo, es el que se presenta en este glosario mínimo. Se trata de 13 dioses principales, no por ser los únicos, sino por el carácter simbólico que este número poseía para la religión maya y por las limitaciones de espacio del presente ensayo.
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Tomás Pérez Suárez. Arqueólogo por la ENAH. Investigador en el Centro de Estudios Mayas del Instituto de Investigaciones Filológicas, UNAM.
Itzamnaaj. El dios creador (dios D)
Diversas fuentes señalan que Itzamnaaj era el dios supremo del panteón maya, aunque conocido con otros nombres. Se creía que era creador de todo cuanto existe e imagen misma del cosmos, como lo expresa su nombre, alusivo a un mundo formado por grandes reptiles bicéfalos, uno en cada rumbo del universo.
Por sus cualidades de dios creador se le personificó como un anciano. Su residencia era celestial, y desde ahí dictaba los designios del cosmos, sentado sobre una banda astronómica, símbolo de planetas y otros cuerpos celestes que en las representaciones zoomorfas puede formar parte de su cuerpo.
Debido a su omnipresencia también se le representó de otras maneras y recibió varios nombres, según sus múltiples advocaciones. Como ave (Itzam Ye) simbolizaba el nivel celeste, y como cocodrilo (Itzam Kab Ayin), el plano terrestre; su imagen igualmente puede mostrar atributos de venado, serpiente, pez y jaguar, por lo que además se le asociaba con el agua, el rocío, el fuego, el hálito de vida y la muerte.
En la escritura jeroglífica, el nombre de Itzamnaaj está formado por un prefijo, en forma de escudo o espejo, y el rostro mismo de la deidad. Ambos, o sólo el prefijo, fueron utilizados en los textos para identificar sus imágenes o como parte del nombre de algunos gobernantes.
K’inich Ajaw. La deidad solar (dios G)
Generador del tiempo, la luz, el calor y los cuatro rumbos del universo, el Sol, llamado K’inich Ajaw (Señor de Ojo Solar), era tan importante como el dios creador, pues se concebía como una de las manifestaciones de Itzamnaaj.
El símbolo más frecuente para nombrarlo fue la flor cuadripétala del glifo k’in (Sol, día, tiempo y fiesta), que hace alusión a los cuatro rumbos del cosmos, razón por lo que la cabeza de la deidad solar se utilizaba para representar el número 4 (chan o k’an).
Sus imágenes antropomorfas, como símbolo distintivo, frecuentemente muestran esta flor cuadripétala en el rostro o en el cuerpo. Porta orejas de jaguar, barba como metáfora de los rayos solares, dientes superiores limados en forma de T o de diente de tiburón, nariz roma, una vírgula enrollada en forma de 8 en el entrecejo y grandes ojos cuadrados que muestran un fuerte estrabismo.
Los gobernantes del periodo Clásico ostentaron, como parte de su nombre, el título de K’inich (Ojo o Rostro del Sol), distintivo que explica la costumbre de causar intencionalmente el estrabismo entre algunos niños, quizá los destinados al gobierno y al sacerdocio.
Por la tarde desciende al inframundo transformado en jaguar, señor del mundo subterráneo y Sol nocturno, como aparece en su versión del dios GIII en el Templo del Sol de Palenque, donde se registra que fue el segundo en nacer. En los textos jeroglíficos es frecuente encontrar un mono, patrono de las fiestas y las artes, sustituyendo al Sol.
K’awiil. Deidad de los linajes divinos (dios K; dios GII)
Cetros, bastones, barras bicéfalas, tocados y otros accesorios utilizados por los gobernantes del Clásico muestran reiteradamente imágenes de K’awiil (Abundante Cosecha), como insignias del poder divino a ellos conferido. Es posible que el llamado dios Bufón, personificación del poder, sea una de sus manifestaciones.
Esta deidad de cuerpo humano y una pierna en forma de serpiente, posee la cabeza de un ser sobrenatural con vírgula en el ojo, una larga trompa de reptil provista de molares y un largo colmillo. En la frente porta un espejo (en ocasiones éste puede sustituir todo el rostro), en el cual está inserto un elemento en forma de hacha, antorcha o cigarro del que brotan volutas que representan las hojas del maíz, fuego o humo. Asociado con la nobleza, el relámpago, las semillas, las ofrendas de sangre, la fertilidad y la germinación, era guardián de la vida y regente de los cuatro cuadrantes del cosmos.
De los tres dioses creados, según los textos del Templo de la Cruz Foliada de Palenque, K’awiil (GII) fue el último en nacer. En el Posclásico los yucatecos lo denominaban B’olon Tz’akab (Nueve Generaciones, Cosa Perpetua o Eterno) y quizá sea el Tohil (Tormenta) o Huracán (Rayo de una Pierna) de las tierras altas de Guatemala.
Igual que Itzamnaaj, del cual es una manifestación más, era una deidad que reunía atributos terrestres y celestiales.
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