Acoso Escolar

El Bullying es un problema de todos, no solo de la escuela.

Una situación muy conocida actualmente y que afecta a todas las instituciones educativas, es el fenómeno llamado “bullying”. Según el Equipo Bullying Cero Argentina se lo puede definir como una conducta de persecución física y/o psicológica que realiza un estudiante contra otro. Además, destaca que este tipo de hostigamiento puede ocurrir en cualquier lugar donde haya un grupo de personas que comparten varias horas, como un club o una iglesia.

Hasta hace muy poco no había ningún marco legal que reconociera e intentara frenar el acoso escolar, una problemática que crece día a día. De hecho, muchos docentes reconocían que no sabían qué hacer ante un caso de violencia en las aulas. La nueva ley “Ley para la promoción de la convivencia y el abordaje de la conflictividad social en las instituciones educativas”; que fue sancionada recientemente el 11 de septiembre apunta a prevenir la conflictividad en las escuelas y promueve la creación de equipos especializados para la prevención e intervención ante esta clase de episodios.

La nueva norma prevé la creación de instancias de participación donde docentes, padres y alumnos puedan prevenir y solucionar situaciones violentas. Los alumnos tendrán un espacio donde

puedan plantear sus problemas, los docentes podrán intervenir y los padres no se quedarán afuera: pasan a tener un rol activo en la resolución de conflictos.

El Observatorio de Violencias a las Escuelas perteneciente al Ministerio de Educación de la República Argentina describe en su libro llamado “Violencia en las escuelas” datos relevantes de hostigamientos en las instituciones. En el salen a la luz las siguientes estadísticas: “el 51% de los estudiantes sufre algún tipo de maltrato verbal o físico”, “el 32% reconoce haber sufrido la rotura de útiles u otros objetos llevados al instituto”, “el 10% de los alumnos dice haber sufrido amenazas por parte de sus compañeros”, “un 8% ha sido víctima de violencia social (exclusión)”, “un 7% de ellos señala haber sido golpeado por sus compañeros”, “y un 4,5% declara haber sido víctima de robo por fuerza o amenaza”.

Una forma de saber que el chico está expuesto a este tipo de acoso es observar sus actitudes, como se comporta u otros cambios que se puedan llegar a dar; por lo general éste comienza a tener daños emocionales y conductas extrañas como por ejemplo: depresión, disminución de autoestima, entre otros.

La mayoría de los chicos a los que se entrevistó, dicen que la finalidad de esta agresión es para ganar respeto y un status más alto

dentro de un grupo o simplemente ante sus pares, pero ¿es necesario recurrir a la violencia para recibir respeto? ¿Acaso no les dicen que para recibir respeto primero hay que darlo?

Los padres de estos niños, el estado, entre otros, acusan a la escuela de ser el culpable fundamental de lo que ocurre. Pero la culpa de todo no es solo el lugar donde ocurren los hechos, sino que también está vinculado el agresor, la víctima, padres y todas las personas que rodean al marginado, por eso se puede afirmar que el bullying es un problema de todos, y no solo de la escuela.

Por lo que respecta, no nos olvidemos que la principal formación

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