Alcance De La Seguridad Social
Enviado por lenisrivero • 21 de Mayo de 2012 • 3.268 Palabras (14 Páginas) • 1.326 Visitas
La privatización de la seguridad social: La oportunidad de los diez mil
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Nuestro actual sistema de Seguridad Social obstaculiza el crecimiento económico de dos formas distintas: en primer lugar, los impuestos sobre los salarios distorsionan la oferta de trabajo y el tipo de compensación que buscan los trabajadores -se trata de pérdidas inevitables debido al bajo rendimiento que se deriva del carácter de reparto que tiene el sistema no capitalizado de la Seguridad Social-; y, en segundo lugar, el sistema reduce el ahorro y la inversión nacionales.
La privatización de la Seguridad Social y la consiguiente transformación de su carácter de sistema no capitalizado y de reparto en un sistema de cuentas de ahorro privadas obligatorias, resolvería ambos problemas e impulsaría el crecimiento económico.
Con el sistema de Seguridad Social actual, cada generación -hoy y en el futuro- pierde la diferencia entre el interés real sobre el capital que obtendría en un sistema de capitalización, y el rendimiento -mucho más bajo- que se deriva del programa de reparto establecido. Por ello, el cambio hacia un sistema privado de cuentas individuales obligatorias que permitiera invertir en una cartera mixta de acciones y bonos permitiría a los individuos obtener la totalidad de la rentabilidad real antes de impuestos sobre el capital, lo que se traduciría en un mayor capital y en una renta nacional más alta.
Según los supuestos conservadores, la privatización de la Seguridad Social aumentaría el bienestar de las generaciones futuras en una cuantía equivalente al cinco por ciento del producto interior bruto (PIB), con carácter anual mientras perdurase el sistema. Aunque la transición a un sistema de capitalización implicaría costes de carácter económico y político, el valor presente descontado del beneficio sería enorme -entre 10- 20 billones de dólares.
Un programa de ahorro privado como este resolvería los problemas de financiación a largo plazo de la Seguridad Social sin necesidad de recurrir ni a incrementos impositivos formidables ni a draconianos recortes en beneficios, proporcionando a su vez enormes beneficios a la economía. En resumen, la privatización de la Seguridad Social puede aumentar los ingresos reales de todo el mundo garantizando al mismo tiempo una jubilación digna a los futuros pensionistas.
Introducción
Aunque la reforma del sistema de pensiones de la Seguridad Social es un tema de enorme importancia, los cargos públicos continúan mostrándose reticentes a la hora de enfrentarse a este serio y -desde un punto de vista político- peligroso problema. No obstante, a la larga la deteriorada condición financiera del sistema acabará por imponer grandes reformas. [1] La cuestión principal es si dichas reformas serán buenas o malas, si tomarán en consideración los principales problemas económicos del sistema o si, simplemente, se limitarán a proteger la solvencia de las medidas institucionales existentes. La simple protección de la solvencia del sistema de reparto mediante la manipulación de cuotas y prestaciones perpetuará la existencia de los efectos adversos sobre los mercados de trabajo y el ahorro nacional; por el contrario, el cambio a un sistema de capitalización individual dará lugar a un aumento importante de la renta nacional y del bienestar de la población.
En el análisis del impacto de la Seguridad Social en la economía, resulta de vital importancia el concepto de Ariqueza de la Seguridad Social». Dicho concepto se define como el valor actual actuarial de las prestaciones de la Seguridad Social a las que la población adulta actual tendrá derecho a la edad de 65 años (o a las que ya tienen derecho si son mayores de 65 años) menos el valor actual actuarial de las cuotas de la Seguridad Social que deberá pagar antes de llegar a dicha edad. La riqueza de la Seguridad Social asciende en la actualidad a 9 billones de dólares o a más del valor total del PIB, que es equivalente a más de 40.000 dólares por cada adulto americano. [2] Su valor excede sustancialmente al de los otros activos de la gran mayoría de los hogares americanos. En total, la riqueza de la Seguridad Social asciende a cerca de la mitad de toda la riqueza financiera privada.
Evidentemente, la riqueza de la Seguridad Social no es riqueza real sino tan sólo un derecho sobre las contribuciones fiscales actuales y futuras. Por ello, en lugar de etiquetar esta magnitud clave como riqueza de la Seguridad Social, sería más apropiado referirse a ella como el pasivo de la Seguridad Social de la nación. Al igual que la deuda pública ordinaria, la riqueza de la Seguridad Social produce un efecto expulsión sobre la acumulación de capital privado, y continuará creciendo mientras nuestro sistema actual continúe imperturbable, desplazando cantidades de capital cada vez mayores.
El pasivo de 9 billones de la Seguridad Social es más del doble de la deuda pública oficial. Incluso si el déficit tradicional se eliminara en el 2002 de forma que la deuda pública tradicional no siguiera aumentando, posiblemente la deuda pública en concepto de pasivo de la Seguridad Social seguiría aumentando dicho año, con las condiciones actuales, en unos 500 mil millones de dólares.
En una visión más a largo plazo, la totalidad del pasivo de la Seguridad Social crecerá a medida que lo haga la población, a medida que vaya envejeciendo y a medida que aumente la renta. Los actuarios gubernamentales predicen que con las condiciones existentes, la tasa impositiva requerida para pagar la cuota anual de la Seguridad Social crecerá durante los próximos 50 años desde el nivel actual de casi el 12 por ciento hasta el 18 por ciento y tal vez hasta el 23 por ciento. [3]
En definitiva, los problemas financieros del sistema son realmente serios. No obstante, este ensayo no tratará de la insolvencia financiera de la Seguridad Social sino que se centrará en los efectos económicos más importantes derivados de la continuidad de un sistema de reparto. El tratamiento adecuado de estos efectos económicos llevará también a la resolución de los problemas financieros.
Las distorsiones del mercado de trabajo
La contribución del trabajador a la Seguridad Social distorsiona la oferta de trabajo y la forma de compensación. Estas pérdidas son inevitables debido al bajo rendimiento que se deriva del carácter de reparto característico del sistema capitalizado de la Seguridad Social.
A diferencia de las pensiones privadas y de los planes de pensiones individuales, el sistema de la Seguridad Social no invierte el dinero que recauda en acciones y bonos, sino que desembolsa esos fondos como prestaciones el mismo año en que los recauda. (A pesar de que el sistema ha estado acumulando una reserva desde
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