Alcances de las líneas estratégicas de acción del estado
Enviado por sandy2013 • 20 de Noviembre de 2012 • Trabajo • 3.969 Palabras (16 Páginas) • 599 Visitas
Alcances de las líneas estratégicas de acción del estado
II. LÍNEAS ESTRATÉGICAS DE ACCIÓN POLÍTICA
Este documento base contiene las líneas políticas de acción para acometer las tareas por venir:
1. De la “cultura política capitalista” a la militancia socialista
El triunfo electoral de la Revolución Bolivariana en diciembre de 1998, y su posterior avance, se produjeron por encima de muchas de las estructuras partidistas entonces existentes, tanto de derecha como de izquierda, casi todas atravesadas por la “cultura capitalista” de apropiación y uso del poder político, cuyo origen es el modelo rentista petrolero que penetró el alma nacional.
Esta “cultura capitalista” se expresa en el hecho de considerar que pertenecer a un partido equivale a “invertir” en él, a través de sus contribuciones financieras o con su trabajo militante, y que esa “inversión” debe ser “recompensada” o “remunerada” con puestos, cargos, prebendas o influencias en el Estado, en el terreno de los negocios o en el mismo partido.
La fortaleza de la Revolución Bolivariana se sustenta, en buena medida, en la voluntad del máximo liderazgo de la Revolución, de enfrentar esta “cultura capitalista”, favoreciendo el contacto directo con el pueblo, interpelándolo, pero sobre todo dejándose interpelar por él, convirtiéndose en una suerte de intérprete de las demandas y las aspiraciones populares, dándole voz a los que nunca la tuvieron y haciendo visibles a los invisibles, a los marginados, a los olvidados y explotados.
Luego de las rebeliones militares – populares del 4 de Febrero y del 27 de Noviembre de 1.992, hijas de la rebelión popular del 27 de febrero de 1.989, y del proceso posterior de movilización popular liderados por el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, la Revolución Bolivariana optó por la lucha electoral, y se hizo necesaria dotarla de un instrumento político electoral, el Movimiento V República, para lograr que aquella enorme masa popular en movimiento tuviera la cohesión, disciplina y eficiencia electoral necesarias para derrotar a la oligarquía y sus partidos. Hoy, al PSUV le toca ejercer esa función y ser vanguardia en el proceso de construcción y defensa de la Revolución Bolivariana y Socialista.
Sin embargo, a pesar de haber logrado preservar una amplia mayoría en la Asamblea Nacional en las últimas elecciones parlamentarias, los resultados pusieron en evidencia algunas fallas en el funcionamiento del PSUV y su vinculación con la base social de apoyo a la Revolución.
Entre las posibles causas de esta situación, podemos verificar, en mayor o menor medida, algunas actitudes o desviaciones características de los partidos tradicionales, tales como el burocratismo, el oportunismo, el sectarismo, el nepotismo y el gradual alejamiento de la base social bolivariana, resultantes de la persistencia de la “cultura capitalista” en el seno de la sociedad.
Esta cultura es reproducida a lo interno del Partido, y se expresa en que algunos sectores lo conciben como un medio para el “ascenso social” de los y las militantes con responsabilidades de dirección a distintos niveles. Algunos camaradas se consideran líderes absolutos e indiscutibles en sus espacios, y asumen la discrecionalidad de excluir del Partido, y hasta de la Revolución, a quienes se atrevan a diferir o a disentir de ellos y ellas.
De acentuarse este tipo de comportamiento, el PSUV podría terminar convertido en un partido/iglesia, una suerte de “guía de las masas incultas”, que considera a sus militantes y a las diversas formas de organización popular como simples correas de transmisión de la línea indiscutible de los nuevos “sacerdotes”. De seguirse este camino, estas prácticas debilitarán la base social de apoyo a la Revolución Bolivariana.
Es por ello, que el Comandante Hugo Chávez, Presidente del Partido y líder de la Revolución, hace un llamado a las 3R², orientadas a revertir los efectos perversos de estas conductas. En este sentido, toda la dirigencia y la militancia del Partido debe comprometerse, de la manera más disciplinada, en la concreción de las 3R², desde los distintos niveles de dirección hasta la militancia de base. Pero serán las bases del Partido las protagonistas de este proceso. No será una rectificación “desde arriba”, sino fundamentalmente desde las bases.
2. Convertir la maquinaria en un Partido-Movimiento al servicio de las luchas del pueblo
Las circunstancias en que se desenvuelve la Revolución Bolivariana, pacífica y democrática, hacen necesaria la existencia de un partido que asegure la movilización electoral, pero, principalmente, la formación ideológica, la coherencia y la sincronización de las acciones populares (ofensivas y defensivas).
El Partido tiene que ejercer su función como “maquinaria electoral”, pero, principalmente, como instrumento para la transformación de la sociedad, desde los sistemas de dirección y gestión general del país hasta la cotidianidad ciudadana.
Sin embargo, debemos reconocer que en el PSUV, se ha venido produciendo una imposición de la lógica de la maquinaria, donde se concibe el hecho electoral como un fin en sí mismo, y no como una tarea en la lucha por democratizar radicalmente la sociedad venezolana. La amplia base social de la Revolución termina instrumentalizada bajo la forma de “masa de maniobra” electoral en cada proceso, y lo que es peor, con formas organizativas que cada año se redefinen en función del mismo, perdiendo por ende su condición de sujeto de la Revolución.
En el ámbito interno, es necesario reconocer que las aspiraciones de la militancia por lograr la democracia interna, en cierto modo, han sido frustradas por algunos militantes con cargos de dirección o de gobierno, los cuales manejan recursos y gestionan cuotas de poder, para imponer a sus lealtades personales por encima de los auténticos liderazgos populares, leales a los principios revolucionarios. Esta situación obliga a una profunda revisión de los mecanismos de selección de nuestras autoridades y de nuestros candidatos y poner en una balanza sus ventajas y desventajas.
La dinámica del Partido se agota en la gestión administrativa de lo político, se concentran muchas energías en reuniones de información y coordinación, en elecciones primarias para cualquier cosa, desperdiciando muchas reservas de energía que deberían estar en el terreno, en las comunidades, junto con el pueblo.
Este confinamiento del Partido en sí mismo, conduce al progresivo alejamiento de la cotidianidad del pueblo, al desconocimiento de sus demandas y problemas. El Partido comienza a concebirse como un ente separado y superior al pueblo que debe “conducir”, y el trabajo revolucionario cotidiano, junto con
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