Alfonso Reyes y yo en México

Alfonso Reyes y yo

en México

Esta ha sido una lectura muy provechosa. No solo en lo que respecta a conocer cómo nos relata Don Alfonso parte de la historia de México; el camino ha estado lleno de frases de interés, de realidades amargas, de verdades duras de asimilar, pero también de momentos que logran deslumbrar un destello apenas perceptible. Hay poesía, vaya que sí. Hay historia, es la base. Hubo muchos datos que desconocía y que fueron formando parte en mi rompecabezas de la vida de nuestro país.

Es interesante como Reyes describe a México como una nuez, y en cierta parte entiendo su punto. Yo lo asimilo como la amplia búsqueda por encontrar equilibrio en nuestro progreso como nación, ya que desde la conquista la situación fue dura para los pobladores prehispánicos. El control siempre ha estado presente y cobra con regularidad muchos sacrificios. Es decir, nos ha costado mucho abordar los obstáculos para conseguir una verdadera autenticidad como país y sobresalir en el ámbito global, y es más llamativo cuando la nuez sería la vasta riqueza natural como gente emprendedora. Pero no lo hemos sabido aprovechar. Nuestra historia ha estado colmada de desacuerdos y abusos, y claro que la comunidad tiene un límite. El proceso de independencia fue el primer paso hacia la búsqueda implacable por la libertad, aunque se desconocían muchos aspectos para ser autosuficientes. Después liberales y conservadores no se ponían de acuerdo para regir al país. No pasó mucho tiempo para que una revolución tomara lugar, y la historia continúa.

No obstante, hay aspectos que se pueden rescatar.

Alfonso Reyes y yo compartimos algo. Desde nuestra corta edad pensamos diferente a lo que nuestra edad alcanza a contemplar. Coincido con él en que hay que ir más allá de la mediocridad y la autocomplacencia, para darle espacio a que la cultura florezca; a que lastimosamente se han desarrollado las garras y los colmillos, más no la inteligencia ni la conducta. A que todos lo sabemos entre todos, y así como nadie tiene las llaves enteras del saber, todos somos indispensables en distintos niveles. Con Vasconcelos, que las hazañas primordiales ya no se libran en el campo de batalla, sino en el vínculo entre el conocimiento y claridad expresiva.

El no controlar nuestros instintos y pasiones nos lleva a cometer actos que perjudican a nuestra persona e inclusive a terceros. Considero que nuestro equilibrio político, social, económico y cultural no está bien calibrado. Somos una nación que carece de autenticidad y criterio. Podremos contar con una gran biodiversidad, o con culturas indígenas que nos brindan identidad, pero la realidad es que no aprovechamos lo que tenemos, no le sacamos provecho. Es por ello que nos dejamos influir por modas y tendencias que otros países crean y no apoyamos siquiera lo producido en México.

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