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Enviado por   •  19 de Octubre de 2014  •  Informe  •  327 Palabras (2 Páginas)  •  157 Visitas

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Desde los años 60 y 70, lo alternativo en comunicación se ha entendido como “lo otro” a la comunicación dominante. Es aquella producción que surge de una gran cantidad de grupos sociales excluidos de los espacios de decisión y debate público en la sociedad, así como de los flujos de información que circulan masivamente. Las diferencias sociales, la exclusión, la concentración del poder en manos de unos pocos, se reflejan también en el ámbito de la comunicación. Estas desigualdades, y el contexto latinoamericano de ese momento, dieron lugar al nacimiento de múltiples experiencias de comunicación barrial, popular, participativa, local y contestataria.

Según Mar de Foncuberta y Gómez Mompart, la denominada “comunicación alternativa ” “ha nacido a partir de sectores de oposición de izquierdas, por lo general organizados, que han necesitado buscar una alternativa a fin de encontrar un modelo de comunicación, o simplemente una práctica que sirviera a sus intereses ideológicos”[1].

Pero, hoy, a comienzos del siglo XXI, si bien se conservan enormes brechas sociales, y prevalecen la inequidad y la exclusión, los retos para la comunicación son diferentes. La globalización, las tecnologías de la información, el surgimiento de otras culturas juveniles, la ruptura de las fronteras, de los estados-nación, el surgimiento del ciberespacio, han generado nuevos lenguajes y nuevas formas de apreciación de la realidad que nos llaman también a formas creativas de resistencia y de participación en lo público.

A esa comunicación conocida como alternativa, popular, o de base le ha llegado la hora de replantearse.

No se la puede seguir entendiendo como la comunicación que se hace de manera artesanal, dirigida a un público reducido, marginal, o en contra de los medios masivos. Las nuevas formas de relación demandan propuestas originales, que también puede n ser masivas, autosostenibles, e, incluso, rentables.

El nuevo rumbo le apuesta a la conformación de una ciudadanía fortalecida, que participa de la construcción de la agenda pública, es veedora de la gestión pública. La comunicación se realiza con criterios de equidad e inclusión social.

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