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Amol Se Escribe Con R


Enviado por   •  23 de Mayo de 2014  •  462 Palabras (2 Páginas)  •  376 Visitas

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Jardiel Poncela escribió hace unos años una novela que se titulaba Amor se escribe

sin h. Si a mí se me ocurriera, Dios me proteja, escribir una novela parecida, le pondría

por título Amol se escribe con R. Eso de la h no me suena. En cambio la r es la letra clave

de material rodante, burro, carro y ferrocarril. Pero a nosotros, de tanto arrastrarla, se nos

ha convertido en ele, letra sin la cual Lalo no podría haber estado aquí.

Cuando los españoles abandonaron el país, forzados por las circunstancias, dejaron

aquí el café, el coco, la caña, el caballo, el perro (¡Cuídamelo bien!) y la lengua. Pero se

llevaron la r. Por eso no hemos podido hacer revoluciones. Y hasta las reformas nos cuestan trabajo.

La r al sol se ha disipado, se ha elongado, se ha alelado. Y casi puede decirse que hemos

perdido una letra. Al puertorriqueño lo distinguen en Hispanoamérica, aunque se disfrace,

³por la manera de hablal´. Si usted le oye a alguien, en cualquier país de Hispanoamérica,

esta frase tan manoseada ya, ³tengo el alma en el almario´, puede usted asegurar que se trata

de alguien que quiere pasar por intelectual. Si la oye en Puerto Rico, -¡apártese!-. En Puerto

Rico eso quiere decir ³tengo un Colt en el ropero´.

Hemos perdido una letra. Parece poca cosa después de todas las cosas que hemos

perdido. Hemos perdido el tranvía, el agua, la bolita, los tributos al ron. Hemos perdido hasta

la alegría, y los viejos aseguran que hemos perdido la vergüenza. Pero sobre todo hemos

perdido el tiempo. Y este es pecado que se paga amargamente en la historia.

Ahora que estamos tratando de recuperar tantas cosas, yo propongo que hagamos un

esfuerzo colectivo por recuperar la r. A las maestras, que no digan ¡dolol!, a los legisladores,

que no digan ¡honol!, a los locutores que no digan ¡placel!, a los novios que no

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digan ¡amol!,

y a las mujeres que no digan tan ligero que sí, que le están quitando el gusto al romanceo.

Pero de todos esos débiles de espíritu, que no tienen energía ni para pronunciar una r

como manda la Fonética, los que más me indignan son esos pervertidores de la lengua que se

llaman locutores de radio. Hay algunas excepciones, pero no debo decirlo, porque como

ocurre siempre, todo el mundo se creerá incluido en la excepción. ¡Y está bien de disparates!

Mientras la cosa se queda ³acá inter nos´, menos mal. Pero esa l puertorriqueña

lleva hoy por todos los rincones del mundo prueba fehaciente de un vicio nacional que en vez

de exhibirse a los cuatro vientos, lo que debe hacerse es corregirlo a puertas cerradas.

Yo pido a todos los alumnos que cada vez que una maestra diga ³¡dolol! Se levanten

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