Análisis de Claudia Mijangos y su relación con la criminología y criminalística
Enviado por aliineramiirez • 5 de Septiembre de 2015 • Apuntes • 1.996 Palabras (8 Páginas) • 1.641 Visitas
NOMBRE DE LA INSTITUCIÓN: [pic 2]
Universidad Para La Profesionalización Estratégica.
MAESTRÍA: Derecho Penal y Criminalística
MÓDULO: Criminología y Criminalística.
NOMBRE DEL DOCENTE: Eduardo Lara De Santiago
ALUMNA:
- Jaqueline Ramírez Salazar
TRABAJO: Análisis de Claudia Mijangos y su relación con la criminología y criminalística
ÍNDICE
Planteamiento Del Problema……………...………3
Antecedentes Del Caso……………………………4
Análisis Criminalístico……………………...………7
Análisis Criminológico……………………..………9
Conclusiones………………………………..........11
Bibliografías……………………………………….12
Anexos……………………………………………..13
- PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA:
En la ciudad de Querétaro, se suscito un hecho en la cual una madre mato a sus hijos, esta madre se llama Claudia Mijangos Arzac, hoy conocida como la “Hiena de Querétaro, se comportaba como una madre normal, no se le notaba algo anormal a simple vista, físicamente era hermosa, era una persona creyente y católica, a tal grado que daba clases de catecismo en la escuela “Fray Luis De León”; sus tres hijos pertenecían a esta escuela, los cuales tenían las edades de 11, 9 y 6 años, con su esposo no tenía ya una buena relación y ella buscaba la anulación de su matrimonio dentro de la iglesia, pero al momento de pedir la anulación se convertía en otra, sufría un cambio de alteraciones de las emociones, los factores que fluyeron aquí fue la obsesión o fanatismo de la religión, la psicosis y esquizofrenia que presentaba Claudia Mijangos, el tipo de victimas que se convirtieron sus hijos fueron víctimas inocentes o ideales (victimas que no han hecho nada o no han aportado nada para desencadenar la situación criminal por la que se ve damnificada; según BENJAMIN MENDELSOHN).
Ella decía que una voz del demonio le decía que Mazatlán (de donde era originaria) se había caído, se había derrumbado, que Querétaro era un espíritu, que alguien en su cabeza la obligaba a matar sus hijos para que ellos no sufrieran.
- ANTECEDENTES DEL CASO:
Claudia Mijangos Arzac parecía una mujer y ama de casa común y corriente esta persona nació en Mazatlán, Sinaloa (México) en 1956 al parecer con la información recabada por algunos periodistas e investigadores en relación con dicho caso, su infancia y adolescencia fueron felices, no sufrió maltratos y tuvo sus necesidades materiales y afectivas, tenía estudios universitarios después se casó y se trasladó a vivir a Querétaro con su esposo, Alfredo Castaños Gutiérrez, con el cual tuvo tres hijos, Claudia María, de once años, Ana Belén, de nueve y Alfredo Antonio, de seis.
De formación católica, fue maestra de Catecismo, Ética y Religión en el Colegio Fray Luis de León, donde estudiaban sus tres hijos pero Claudia comenzó a mostrar fuertes problemas psicológicos, a tal grado que el matrimonio pronto se volvió insostenible. Ella y su esposo se divorciaron y Claudia se quedó con la custodia de sus tres hijos. Siguió al frente de su tienda de ropa y dando sus clases de religión, pero la gente que la rodeaba pronto notó que los disturbios emocionales de aquella mujer se iban acentuando. En la escuela donde sus hijos estudiaban, daba clases un joven sacerdote, el padre Ramón. Claudia se obsesionó con él y muchos afirmaban que eran amantes, aunque otros negaban tal versión.
Durante varios días, Claudia había escuchado voces extrañas y no quiso comentárselo a su ex esposo, pues él siempre había afirmado que estaba loca, El 23 de abril de 1989, Alfredo Castaños se llevó a sus hijos a una kermesse de la escuela. Cuando llevó a los niños de regreso, tuvo una fuerte discusión con Claudia. Sabía el asunto del sacerdote y además quería regresar con su ex esposa. Ella se negó; defendió sus sentimientos hacia el cura y su ex esposo, muy enojado, le dijo que “se iba a arrepentir”. Luego se fue. Claudia cerró la puerta y echó llave. Subió a darles la bendición a sus hijos y fue a acostarse.
Unas horas después, el 24 de abril de 1989, cuando aún faltaba un buen rato para que amaneciera, Claudia Mijangos se despertó. Las voces en su cabeza eran tan fuertes que habían interrumpido su sueño. Le decían que Mazatlán había desaparecido y que “todo Querétaro era espíritu”. Estuvo un rato escuchándolas, tratando de decidir si eran reales o no. Después se levantó y se vistió completamente. Fue a la cocina y tomó tres cuchillos. Sus hijos aún dormían tranquilamente, pero Claudia había decidido matarlos.
El primero en ser atacado y el primero en morir fue Alfredo Antonio, el niño más pequeño, quien fue agredido mientras dormía en su cama, la segunda en ser atacada fue Claudia María, de once años, quien fue apuñalada seis veces. Herida de muerte y con los pulmones perforados, la niña aún alcanzó a salir del cuarto tratando de protegerse y por ultimo apuñaló en el corazón a su hija menor Ana Belén, de nueve años, quien no opuso mucha resistencia, después bajó las escaleras corriendo en busca de la agonizante Claudia María, quien se había desmayado, boca arriba, sobre el piso que dividía la sala del comedor. Volvió a apuñalarla, luego la arrastró hacia la planta alta y colocó su cuerpo inerte en la recámara principal, junto con sus hermanos.
Cuando los agentes llegaron, ingresaron a la fuerza. El interior de la casa parecía el escenario de una película de horror. El piso de la sala y las escaleras que iban hacia la planta alta estaban manchados de sangre, al igual que el pasillo entre la recámara principal, la recámara del pequeño Alfredo, la recámara de las niñas y el baño.
A un lado de los niños estaba el cuerpo de Claudia. Su ropa también estaba manchada de sangre. Tenía los ojos entreabiertos. En la recámara, sobre un sillón, había dos cuchillos de cocina, uno de 41 centímetros y el otro de 33 centímetros, ambos con cachas de madera en color café, limpios, un tercer cuchillo, de 31 centímetros, se halló en la recámara de las hermanas Claudia María y Ana Belén, caído sobre la alfombra y lleno de sangre desde la junta hacia la parte media de la hoja.
...