Anatomofisiologia De Las Aves
Enviado por MarianaRisso • 5 de Febrero de 2013 • 1.734 Palabras (7 Páginas) • 526 Visitas
Tegumento Común
La piel de las aves es fina, seca y de color blanco amarillento, con escasos vasos y terminaciones nerviosas; ello da lugar a que se desgarre con facilidad sin apenas hemorragia y ausencia de dolor. La epidermis, aunque es fina en todas las zonas pobladas de plumas, se condensa y cornifica en ciertos lugares, dando lugar a estructuras tales como la ranfoteca del pico, las uñas o garras y el espolón que presentan ciertas especies en la cara medial del tarsometatarso. A nivel de este hueso la epidermis también se modifica, constituyendo escamas similares a las que recubren el cuerpo de los reptiles. Pero, sin lugar a dudas, el hecho más característico de la piel de las aves es la presencia de plumas.
Éstas, se definen como formaciones epidérmicas desprovistas de células vivas, fuertemente queratinizadas y mineralizadas. Las plumas cumplen funciones diversas:
• Ayudan a controlar la temperatura corporal.
• Sirven de fuerza aerodinámica durante el vuelo.
• Su coloración permite el camuflaje o la comunicación entre los distintos individuos.
En el adulto se describen tres tipos principales:
• Plumas de revestimiento subdivididas en coberteras (tectrices), remeras (primarias y secundarias) y timoneras.
• Plumones: plumas pequeñas cubiertas por las de revestimiento.
• Filoplumas o plumas rudimentarias.
Las plumas se disponen sobre el cuerpo en áreas determinadas denominadas pterilios, en contraste con los apterios o zonas desprovistas de folículos plumosos. Es interesante reconocer ambas zonas, al objeto de procurar no dañar los folículos de las plumas en caso de intervención quirúrgica. Los movimientos de las plumas obedecen, por un lado, a la existencia de músculos de fibra lisa, y por otro, a la acción que desempeñan concretos músculos esqueléticos.
El plumaje se renueva periódicamente mediante el proceso conocido como “muda”. Consiste en la caída de la pluma y su sustitución por otra nueva; el plumaje cambia una vez al año. Durante este periodo las aves pasan por un estado fisiológico de resistencia reducida frente a los agentes patógenos, lo que debe ser tenido en cuenta por cuidadores y veterinarios. Algunas especies pierden la mayoría de las plumas al mismo tiempo, mientras que otras lo hacen de forma más sistemática. Las plumas arrancadas accidentalmente a un ave, excepto las remeras primarias y secundarias, se reponen en un breve periodo de tiempo si el folículo no está dañado (de 2 a 4 semanas), mientras que las plumas que han sido cortadas no se cambian hasta la muda siguiente.
La dermis desarrolla pulpejos (almohadillas adiposas pobres en vascularización) que se localizan en la cara plantar de los dedos y a nivel de las articulaciones metatarsofalangianas. También son especializaciones dérmicas los apéndices carnosos u ornamentales como la cresta, barbillas, rictus y lóbulo auricular. En ellos la dermis es gruesa y muy vascularizada, mientras que la epidermis es muy fina y fácilmente desgarrable, lo cual provoca hemorragias copiosas.
La piel de las aves carece de glándulas sebáceas y sudoríparas, si exceptuamos las del conducto auditivo externo (sebáceas) y la llamada glándula uropígea. Esta última encuentra un gran desarrollo en las aves acuáticas y consta de un cuerpo con dos lóbulos, situados bajo la piel adyacente al pigostilo. Segrega un producto graso rico en ceras y aceites que permite al ave encerar su plumaje haciéndolo impermeable al agua. También se ha descrito que algunos componentes del aceite secretado, al exponerse a la luz solar se transforman en vitamina D3 activada, la cual sería ingerida por el ave al acicalarse el plumaje.
La glándula uropígea no se encuentra en todas las aves; avestruces, emúes, pájaros carpinteros, ciertas razas de palomas y las psitácidas (loros, pericos, guacamayas, cotorras, etc), carecen de ella. El tejido subcutáneo es escaso, aunque en determinadas zonas corporales (tórax y abdomen) es frecuente el acúmulo de tejido adiposo.
Pueden realizarse inyecciones subcutáneas a nivel de los pliegues cutáneos axilar, inguinal y zona dorsal de cuello (en la unión cuello tronco).
Esqueleto
El esqueleto de las aves es más ligero que el de los mamíferos, pues gran parte de sus huesos contiene aire (neumatización) en lugar de médula ósea. Las cavidades óseas neumatizadas están en comunicación con el sistema respiratorio y tienen como finalidad disminuir el peso corporal para favorecer el vuelo. Constituyen excepciones a este respecto los huesos situados distalmente al húmero y a la pelvis.
La disminución del peso en el tejido óseo puede llegar a casos extremos. Así, por ejemplo, en el águila calva, de unos 4 Kg de peso, mientras que el plumaje alcanza los 600 gramos, el esqueleto completo no supera los 300 gramos.
Por otra parte, los huesos de las aves son más ricos en sustancias inorgánicas (fosfato cálcico) que los de los mamíferos, llegando a contener hasta un 84% de estas sustancias. Los huesos largos, además, presentan una cortical muy fina y la cavidad medular contiene una red de trabéculas que aumentan la resistencia del hueso. Estas circunstancias dan lugar a que los huesos de las aves sean más duros pero a la vez más frágiles y menos elásticos que los de los mamíferos. Por ese motivo, al producirse una fractura se astillan fácilmente, lo que imposibilita su reparación mediante empleo de placas de metal o clavos intramedulares
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