Antropologia " Los Sentimientos"
Enviado por jerojetrox • 5 de Octubre de 2012 • 951 Palabras (4 Páginas) • 887 Visitas
FET 102 ANTROPOLOGÍA Reflexión sobre los sentimientos Juan Fernando Sellés “Como la facultad sensible es orgánica, cambia, y por eso sucede que los sentimientos son cam-biantes. Los colores de un paisaje otoñal que un día se ven como agradables, otro día, por can-sancio, por falta de fuerzas físicas, por hambre, sueño, resfriado, etc., se pueden ver con des-agrado. En efecto, en un momento alguien puede estar animado ante los mismos aspectos de la realidad sensible que en otro momento le producen aburrimiento o hastío. El cansancio físico, y sobre todo el psíquico, produce estragos en la sensibilidad. Por ejemplo, en periodos de depresión (que afecta las transmisiones e inhibiciones neuronales del cerebro), se empieza uno a desinteresar o a perder afecto o agrado por aquellas realidades sensibles que antes gustaban: deporte, excursiones, aficiones. Se encuentra mal. Está "afectado" y tiene que descan-sar muy lentamente esa afectividad. Tiene un dolor vago en la cabeza, o una especie de vacío, una falta de capacidad de formalizar imágenes, recuerdos, proyectos. Por eso tiende a evitar las conversaciones, porque “siempre faltan palabras donde sobran sentimientos” tanto positivos como negativos. Especialmente conveniente en esos periodos es darse cuenta de que uno no se reduce a sus estados de ánimo. En esos estados no conviene tomar decisiones sobre asuntos importantes (cambiar de carrera, de ciudad, etc.). A su vez, el descanso excesivo, inseparable de la comodidad y de la vida fácil, busca colorear las diversas facetas de la vida de emociones sensibles con la ayuda de estimulantes (al-cohol, drogas, etc.), de las que pueden emanar risas postizas e incluso carcajadas huecas, irre-conciliables con la alegría y gozo personales. ¿Es bueno ser sentimental? Uno no es de cartón-piedra y no conviene que lo sea, porque los sen-timientos sensibles son buenos, pero, con todo, no son lo mejor, porque el hombre no se reduce a su sensibilidad. Por eso conviene moderarlos, pues “un sentimiento moderado revela amor pro-fundo, en tanto que, si es excesivo, indica falta de sensatez” (Shakespeare). Si el motivo del obrar se cifrara siempre en si se encuentra agrado o no, se subjetivizaría todo, pues se tendería a mirar lo real según como uno se encuentre corporalmente, más que según cómo uno es y cómo es la realidad. Especial importancia adquiere no confundir los sentimientos sensibles (en los que, por cierto, tenemos bastante en común con los animales, siendo en algunos de éstos muy finos) con el amor personal. El sentimiento sensible en el hombre es por naturaleza superficial y pasajero. Como el hombre no se reduce a sus estados de ánimo sensibles, valorarlos en exceso es caer en el sentimentalismo, una especie de bajo romanticismo, en el que uno se apesadumbra ante las mínimas dificultades de la vida, restando ese decaimiento fuerzas a la vida para combatir los obstáculos con ahínco. Si la situación es permanente
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