Análisis de visión y misión de la pediatría

El Hogar la primera escuela

(Elena G. de White)

Palabras clave: hogar, educación, ministerio, formación, hijos, sagrado, influencia, mentes, maestro y carácter.

La importancia de la instrucción en la tarea de conducir a los niños, comprendida desde el hogar y la escuela, debe ser efectuada como una obra sagrada por parte de los padres y maestros. Es un asunto tan importante que debe estudiarse cuidadosamente, pues lo que ellos reciban y aprendan a temprana edad, perdurará toda la vida. Es por eso que su primera escuela es el hogar, allí es donde los padres quienes son los primeros maestros, vigilarán que su ministerio en manos de Dios sea manifestado de forma provechosa y de bendición para ellos mismo como para la sociedad.

Dios se goza en saber que los padres les inculcan a  sus hijos las enseñanzas divinas como el camino que deben seguir para llegar al cielo. Es este el gran alcance que tiene el hogar en la educación de los hijos, las mentes de ellos debe ser moldeada por sus padres con amor y disciplina, lo cual requiere oración y meditación. En la escuela  se ve reflejada esta  formación que les fue dada de acuerdo a lo que ellos hayan recibido en sus casas. Los maestros deben entonces, estar nutridos de sabiduría divina que sea de influencia para que las mentes de los niños se eleven a un rico conocimiento y a un notorio desarrollo de esas aptitudes  físicas, mentales y espirituales iniciadas en sus casas.

Es tan importante que los más pequeños sean capacitados en la obra de Dios, pues encaminarán sus pasos con esmero hacia el servicio del Maestro. Así como Abraham hizo con sus hijos y estos con sus hijos; siendo llamado el padre de los creyentes, así hoy recae sobre los padres y maestros la solícita tarea de preparar a los niños en virtud de que serán jóvenes con buenos hábitos y como el pueblo de Israel reconocerán únicamente lo que procede de lo verdadero, bueno y bello.

En el plan de Dios estos pequeñuelos son tan importantes que él desea que se ejerza en el hogar y en la escuela un Ministerio cultivado y arraigado en las cosas celestiales. La didáctica no se escapa de esta gran obra. La pluma inspirada, en el libro la educación cristiana consolida: Mediante el empleo de figuras y símbolos, las lecciones impartidas eran ilustradas y grabadas firmemente en la memoria. Por medio de ese conjunto de imágenes animadas, el niño era, desde los primeros años, iniciado en los misterios, la sabiduría y las esperanzas de sus padres encauzado en una manera de pensar, sentir y prever que alcanzaba más allá de lo visible y transitorio y llegaba hasta lo invisible y eterno. (La educación cristiana, p. 260).

Todo niño puede aprender desde su hogar, con sus padres, y que no se considere liviano este asunto que es tan serio para este mundo como para el cielo y el cielo venidero. El mismo Jesús aprendió de su madre y ella fue su primera maestra. Le fue enseñado el valor del servicio; y como resultado, en todo lo que hacía había esfuerzo, obediencia y buen ánimo.

Tras lo expuesto anteriormente, podemos concluir que: la tarea de la educación recae principalmente sobre los padres, su deber es enfrentar el desafío de guiar a sus hijos de manera correcta y con la participación de Dios. La influencia divina refinará el carácter de los más pequeños. Lo que sus padres les hayan enseñado, eso mostrarán a sus maestros. La metodología activa y la creatividad es un método que ayudará a una excelente educación. La preparación de los niños debe ser un tema de mayor preocupación si se quiere que cuando crezcan sean personas admiradas por el cielo y en servicio de los demás. Y aún más importante tenemos el gran ejemplo de la educación que recibió Jesús; el cual debería ser para los hogares que se alistan para la herencia inmortal, la mayor inspiración.

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