Arquitectura de la felicidad

En cuanto al ámbito nutricional del ser humano se dice que somos lo que comemos, entonces también es cierto que somos lo que habitamos tal como lo maneja Juan Carlos Baumgartner pues así como basta con entrar en una casa para saber no solo qué posee, sino qué esconde y qué desea su dueño. La felicidad depende de la idea que tenemos de nosotros mismos, de la capacidad de casar lo que es con lo que debería ser, y eso se refleja en los objetos que nos rodean. En este caso Baumgartner fundador de Space, despacho de arquitectura en México.

El estandarte de su arquitectura es Desing for Happiness pues se basa en que el ámbito laboral tiene altas tasas de productividad si se labora en ambientes felices y aun cuando este término es subjetivo, para este arquitecto significa redondear la experiencia de los usuarios, pero desde la subjetividad de los estados de ánimo una apuesta arriesgada en un país con identidad propia pero incipiente en el reconocimiento de emociones y su repercusiones en todo momento en todo sentido en todo actuar en fin, en toda consecuencia emocional física y mental. Hay quien opina que la belleza es una promesa de felicidad, y cada cual tiene una idea de belleza de acuerdo con la época y las circunstancias en que le ha tocado vivir. Por eso lo que fue hermoso un tiempo, ahora no puede reproducirse tal cual sin que nos parezca inadecuado. Cierta innovación se impone, pero hay elementos arquitectónicos que se repiten a lo largo de los siglos porque responden a las necesidades hondas de los humanos, y el camino de la felicidad se apoya en ellos: en la simetría, por ejemplo, o en las curvas de ciertos objetos. Donde esté la disposición adecuada de líneas y trazos, estará nuestro hábitat ideal, ese lugar al que nos gusta volver porque ahí reencontramos lo mejor de nosotros mismos.

En el interiorismo tal como lo maneja Baumgartner abre un camino a nuevas oportunidades para el desarrollo de lugares de trabajo que proporcionen la mencionada felicidad pues estamos preocupados por el impacto y por el legado de nuestros diseño pues nuestro apego a la crítica de nuestro talento y nuestro ego no ha provocado una separatividad de lo más importante en el ser humano, el desarrollo óptimo de nuestras emociones.

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