Aspectos Legales Y éticos En Los Servicios

Introducción:

Los clientes, los ciudadanos y la sociedad en general demandan a las empresas que se comporten de forma transparente, que se comprometan con el desarrollo de sus entornos, que sean honestas y responsables en sus comportamientos.

También las empresas reconocen cada vez más la importancia de incorporar practicas éticas en la gestión empresarial, como elemento en la toma de decisiones y de mejora en la reputación de la empresa.

La ética de la empresa son las normas y principios éticos que se utilizan para resolver los diversos problemas morales o éticos dentro del contexto empresarial. En el contexto de servicios, se ocupa de las políticas de buen gobierno en los órganos de decisión más importantes de las empresas, en los procedimientos y normas para integrar la ética en la gestión diaria, en la transparencia, en la comunicación interna, en la calidad de los servicios, en la misión y visión de una organización, en los códigos de valores o de conducta, en el clima ético, etc.

Ética de la empresa y Responsabilidad Social Corporativa son conceptos distintos aunque relacionados, podemos decir que la Responsabilidad Social Corporativa es la puesta en practica de la ética de la empresa asociada a fines comerciales estratégicos.

El discurso sobre la responsabilidad social de las empresas está de actualidad. Sin duda, es un auténtico fenómeno en el nivel local y en el global. En el siguiente ensayo se realizará un análisis del artículo “Ética de la empresa, no sólo responsabilidad social” escrito por Adela Cortina, con el fin de exponer más información respecto a los aspectos legales y éticos en los servicios.

Desarrollo:

Como se dijo anteriormente, la ética y la responsabilidad social están relacionados, por ello, el análisis del artículo “Ética de la empresa, no solo responsabilidad social” permitirá aterrizar en el tema sobre aspectos legales y éticos en los servicios.

La convicción de que las empresas deben asumir una responsabilidad social parte a raíz de dos acontecimientos. Del pacto realizado en 1999 por Kofi Annan, secretario general de las Naciones Unidas, en el que indicaba que orientar al mercado en un sentido u otro es una cuestión de elección, proponía como brújula para las decisiones empresariales respetar y promover nueve principios, haciendo referencia a los derechos humanos, laborales, medioambientales y al compromiso de eludir prácticas de corrupción. Y de la propuesta del libro “Fomentar un marco europeo para la responsabilidad social de las empresas” propuesto por la Comisión de la Unión Europea, con el propósito de convertir a la economía europea en la más competitiva y dinámica del mundo.

Algunos años más tarde, al menos 2,000 empresas de más de 80 países se han unido al Pacto Mundial de las Naciones Unidas. La razón de este incremento es debido a que la ética vende, es decir, publicitar la apuesta por prácticas éticas atrae y no repele, que genera buena reputación. El riesgo recae en que puede llegar a manipularse, quedarse sólo en la apariencia de una buena actuación que funciona como reclamo.

A pesar de ello la opción de la RSC puede fungir como un buen ejercicio de competencia entre las empresas al idear acciones que no hayan pensado los competidores.

En la década de los 70’s se creía que la responsabilidad social consistía en aumentar el beneficio para el accionista, porque la empresa es un instrumento del accionista. Sin embargo, pronto cambió de los accionistas a todos los afectados por la actividad de la empresa: accionistas, trabajadores, clientes, proveedores, contexto social, medio ambiente y Administración Pública. A pesar de ello no dejan de tener relación, puesto que la empresa prudente intuye que si tiene en cuenta los intereses de los afectados en el diseño de las estrategias de la empresa, también aumentará el beneficio del accionista.

Por eso, la responsabilidad social no se trata de realizar acciones de beneficencia, desinteresadas, sino en diseñar las actuaciones de la empresa de forma que tengan en cuenta los intereses de todos los afectados por ella.

La buena reputación se gana con las buenas prácticas. Lo radical es ir a la raíz de esto, la responsabilidad social para serlo a de nacer en una ética de la empresa. La ética tiene que ver con el carácter que se forjan las personas y las organizaciones, con los hábitos que adquieren día a día para actuar de una forma excelente, desde la convicción de que hacerlo así es lo que corresponde. Y la ética tiene que ver también con la justicia, con percatarse de que cualquiera que sea afectado por una actividad social tiene que ser tenido en cuenta al tomar las decisiones que le afectan. Hay una obligación moral con todos los afectados que no debe eludir una organización justa.

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