BIBLIOTECTA CENTRAL DE SEATTLE (E.U.A)

La Biblioteca Central de Seattle , obra del arquitecto holandés Rem Koolhaas y construida entre 1999 y 2004, impresiona ya desde la fachada, desde el exterior mismo, por su contundencia visual, que rompe con gran parte de su entorno más inmediato, pero sobre todo por su sensación de movimiento y vitalidad, por las diferentes plantas del edificio que se elevan de forma irregular y forman fachadas imposibles. La Biblioteca organiza alrededor de 9 plataformas. Estas plataformas se agrupan, según Koolhaas, en programas, características y medios dispersos previamente, y lo hacen en dos grandes grupos: 5 de carácter estable: dirección; libros, salas de reuniones y trabajo en grupo; administración; aparcamiento; y 4 de carácter inestable, móvil: sala de lectura, sala de mezclas, sala de estar, sala infantil. El edificio fue abierto al público el 23 de mayo de 2004 y cuenta con una superficie total de 34.000 metros cuadrados, que pueden acoger aproximadamente unos 1.45 millones de libros y otros contenidos. Está equipado con un aparcamiento para 143 vehículos, y unos 400 ordenadores de acceso público. La Biblioteca Central fue diseñada mediante una serie de soluciones estructurales innovadoras, que enfatizaron el efecto de plataformas flotantes con el que fue diseñado el edificio y permiteron soportar el riesgo de sismos de la región de Seattle. Uno de los aspectos fundamentales del diseño del edificio fue que estuviera lo más abierto al público posible. En fachada, esta característica conceptual requería que el interior del edificio y su distribución pudiesen ser vistos desde el exterior tanto de día como de noche, y que los espacios interiores recibiesen la mayor cantidad de luz natural posible. Por ello, se optó por una fachada de muro cortina continuo que unificaría las diferentes superficies facetadas que la componían. La fachada está compuesta por un acristalamiento triple compuesto por piezas de cristal de 1,2 metros de longitud por 2,1 metros de altura y cortadas en forma de diamante. Se estudiaron varias soluciones para evitar la entrada excesiva de luz natural y de calor a causa de la radiación solar en aquellas partes de la fachada orientadas hacia el sur, y finalmente se optó por introducir una malla de aluminio expandido en el interior del acristalamiento en aquellas zonas en las que fuese necesario. Aproximadamente la mitad de la superficie total de fachada cuenta con esta solución. El resto del acristalamiento cuenta con una arquitectura basada en capas con uniones fuertes que permiten a la fachada soportar los esfuerzos debidos al viento, la lluvia y la entrada de aire al interior. Este tipo de solución de acristalamiento y el empleo de mallas para solucionar los problemas

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